26.

26K 1.8K 63
                                    

 

26-

Lo supe al instante: Era la mejor hamburguesa que había probado en mi vida.

Kevin y yo nos sentamos sobre el suelo, mirando hacia el pie de la rocosa montaña. A poca distancia se intuía el mar, pero al ser de noche no se veía con claridad.
Respiré hondo y mordisqueé un poco mi hamburguesa. Uf, sabía a gloria.

—¿Cómo puede ser la primera vez que pruebe esto? ¿Dónde ha estado esta hamburguesa toda mi vida? —dije.

Kevin rió.

—Ha estado aquí. Imagino que no has sabido buscarla.

Su voz me hizo mirar hacia el suelo, con repentina timidez.

Podéis pensar que soy un poco estúpida por no darme cuenta antes, pero no era correcto que yo, como policía en mitad de una misión, me encontrara tomando una hamburguesa en una situación “romántica” con el chico que había vendido a todos sus amigos a la policía.
No, no era correcto ni aunque fuera mi cumpleaños. No tenía diez años para necesitar celebrar que ese era mi día, debería estar trabajando en ese momento.

Pero no; estaba allí, observando las verdes montañas, el sonido del mar y disfrutando de mi hamburguesa y la compañía de Kevin. En el cielo las estrellas brillaban con intensidad.

Durante unos minutos hubo completo silencio por nuestra parte, pero no fue exactamente incómodo. Finalmente él se terminó su hamburguesa y se levantó.

—Vengo ahora, voy a por una cosa.

Asentí con la cabeza y observé cómo su musculoso cuerpo iba hacia la moto. Allí cogió algo, sacándolo de una de las bolsas de cuero que colgaban de la parte de atrás de la Harley.

Rápidamente volvió hacia donde yo estaba y de nuevo se sentó junto a mí, tendiéndome una bolsita de plástico azul.

La abrí con curiosidad y encontré dentro una pequeña cajita envuelta en papel de regalo y una botella de whisky del tamaño de mi mano junto a dos vasos de chupito.
Agarré el regalo, con expresión de asombro.

¿Podía ser verdad? ¿Kevin me había comprado algo por mi cumpleaños?

Miré a Kevin, como si estuviera dudando de si el regalo era para mí. Y de hecho lo dudaba.

—Es… es una bobada. Una tontería —dijo, intentando quitarle importancia.

De pronto el ambiente fue incómodo y Kevin miró hacia otra parte, peinándose el cabello nerviosamente con la mano.

—Ha sido una idea estúpida… —volvió a decir.

—No. No, en absoluto —me detuve un segundo, contemplando la cajita—. Yo… Gracias.

Eso pareció ayudarle un poco, puesto que volvió a mirarme.

Con rapidez rompí el papel y abrí la pequeña caja de piel. Dentro había una cadena con un colgante pequeño y brillante. Era, sencillamente, precioso.

Abrí la boca con sorpresa.

—Nunca te he visto con ninguna joya ni nada de eso —dijo rápidamente—. Y a las chicas… os gustan esas cosas, ¿no?

No pude evitar reírme.

—Me encanta. Muchas gracias —volví a meterlo en la caja—. Aunque me temo que no me pega nada con la ropa de bailarina facilona.

Reí de nuevo y Kevin no dijo nada. Nos miramos un momento y me sentí realmente tensa, así que, ante tal estado de nerviosismo, decidí hacer una estúpidez. Es algo común en mí cuando estoy delante de un chico, y no cambiará ni aunque tenga sesenta años.

Peligro (#1 Trilogía MC)Where stories live. Discover now