66. Una nueva fase

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Miro desde el tejado del pequeño espacio aparte de la casa para ver la vista. Termino de darle los últimos toques al dibujo.

Observo la inmensa casa blanca pareciendo tan normal, tan simple a primera vista. Una mansión normal como todas las que hay en el mundo nadie sospecharía ni le llamaría la atención curiosear un poco en ella pero al entrar te llevas una gran sorpresa.

La casa está rodeada de agua, como una especie de isla y las orillas están cubiertas de piedras y la única salida es por la rampa de madera como en la época de la edad antigua donde los castillos estaban rodeadas de agua para protección del reino. Lamentablemente no estoy en un castillo y no tampoco de vacaciones.

Miro hacia abajo, viendo como el agua azul se ondea con suavidad. No me animo en nadar hasta la orilla, a veces suelo ver sombras de cosas bajo el agua y prefiero no arriesgarme.

La única salida de aquella casa sin salir de la isla es un pequeño pasillo hacia un espacio de "relajación" solo hay pequeño techo y una banca para ver el hermosos paisaje que muestra el lugar pero para mi mejor comodidad prefiero estar arriba en el techo.

Una notificación me sobresalta al alertarme que debo de presentarme en la sala en cinco minutos.

Maldigo en voz baja. Bajo con agilidad y corro hacia dentro para llegar justo a tiempo ante mi padre.

—Me alegra que llegaras a tiempo —dice mi padre guiándome por los pasillos.

Nos detenemos ante una puerta de metal, que nunca antes había entrado. Pasa su mano dos veces sobre un censor y esta se abre después de unos segundos.

Entramos a un cuartel de control donde hay unas enormes maquinas enfrente donde tiene varios botones y arriba unas enormes ventanas. Me acerco a las ventanas para ver qué es lo que se puede ver de ahí y me sorprendo al ver que del otro lado del vidrio se puede apreciar un almacén industrial. Abarca mucha capacidad el almacén donde hay cajas de metal, tubos por todos lados y guardes tanques conectados a los tubos todo una sala de industria.

Me sorprendo por el tamaño del almacén y por lo que hay adentro pero aun no comprendo el fin de todo esto.

—Entra.

A lado de las máquinas de control hay dos puertas. Salgo por una de ellas y llego hasta abajo donde el panorama es aún más genial.

Por unos altavoces mi padre me indica que avance hasta llegar junto a la mesa que se encuentra en el centro del almacén

Me acerco a la mesa y me percato de un arco y unas flechas con su respectivo carcaj.

—Estas son tus únicas armas —me informa Rick apareciendo de la nada, pero como siempre y la única forma de verlo es por holograma.

—Debes de darle a esas esferas doradas—me señala las que van apareciendo por todo el almacén, flotando por el aire y moviéndose de un lugar a otro. —algunas son más grandes y esas tienen más puntos y por obvio son más difíciles de atrapar. Te conviene acumular todos los puntos posibles entre más rápido mejor para ti. Las esferas negras—señala las que ahora van apareciendo. —Esas te restan puntos además de explotar pintura que eso complicara tu huida o escondites—sonríe con maldad.

—Tu tiempo comienza AHORA—el reloj se activa y tiempo comienza a correr.

Con recelo toma las cosas de su lugar y las cuelgo en mi hombro.

Odio ocupar el arco, es pesado, difícil de manejar y no le hayo la manera de apuntar con esta cosa.

Me esconde detrás de la enorme caja de metal y salgo de mi escondite para lanzar la flecha que pasa alado de la esfera y da a la nada.

No Confies En NadieKde žijí příběhy. Začni objevovat