10. Un largo viaje. Parte I

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-Elizabeth- tocan la puerta. -Vamos levántate- sigue insistiendo Claudia.

-Ya estoy levantada- digo apenas audible.

-Sé que eso no es cierto, por favor al menos ábreme-suplica.

Hago caso omiso a lo que me dice y trato de seguir durmiendo aunque sabemos que eso no cierto. Tengo la costumbre de levantarme temprano, sip, aún existen personas que por su voluntad lo hacen.

-No has salido desde el viernes y ya es martes- sigue tocando con insistencia. -Ayer deje que faltaras al colegio pero hoy no, así que quiero que cuando abras esa puerta estés lista para irte, jovencita- ordena.

Error, Salí el viernes por la noche. Pero está claro que no diré eso en voz alta.

Resoplo y me levanto me visto con lo primero que encuentro, sin más abro la puerta.

Sonrió a medias y corro a escalera abajo. Al llegar a la escuela, está claro que el profesor Callahan no me dejara entrar a media clase.

Cruzo los pasillos aun pensando a donde dirigirme porque estar sentada en el pasillo no es una opción, nadie me creería que tengo hora libre-nadie a estas horas la tiene-; los baños tampoco lo es, no estoy en secundaria; afuera hace mucho aire y no traigo sudadera.

Escucho murmullos en el salón de teatro... ¡pingo!

Entro en silencio y me escabullo entre las filas de los asientos a estar llegar a unas escaleras metálicas que me suben donde está el equipo de luces y audio.

Me siento entre la obscuridad, observando cómo van preparando su obra.

El salón de teatro es inmenso, con un escenario, el piso es negro, del lado derecho se encuentran algunos instrumentos.

Los chicos, ríen y bromean ante sus líneas que les toca.

Una sonrisa se asoma en mis labios al recordar que años atrás yo estaba ahí con ellos donde ellos me aceptaban y también yo ponía de mi parte, pero esa no era yo. Siempre he fingido ser alguien que no soy y cuando trate de hacerlo, las personas me dieron la espalda y se burlaron de mi. Aunque no todas son malas o eso creo, todavía hay personas que te aceptan tal como eres y están ahí cuando las necesitas, escondidas pero existen.

Mi pequeña sonrisa de esfuma al ver que varios chicos entran con mascaras y hacen que los de teatro salgan y seguida de eso algunos se quitan sus mascaras. Entre los que acaban de entrar distingo a Chase, eso no es bueno.

Me alarmo al ver más caras conocidas y al fin capto a que han venido pero la curiosidad mato al gato y es exactamente lo que me pasara sino salgo de aquí.

-las reglas han cambiado, es Jefe quiere que reunamos más- avisa Chase.

-¿Sabes que está pasando? - pregunta alguien que está sentado en el borde del escenario.

- No me concierne decir más, pronto se les hará saber- afirma Chase.

Estoy malo debo de salir ya.

Pero antes de siquiera moverme, un ruido proveniente del otro extremo me detiene y haciendo que los chicos de abajo se queden callados. La silueta de una persona se mueve con gran velocidad.

-¡tenemos un intruso! -grita alguien.

Chase ordena que lo capturen, me doy la vuelta y alguien cubre mi boca...pidiendo silencio.

Mis labios se entreabren de la sorpresa y mis cejas de elevan -que si estuviera en una historieta se formularia una interrogante arriba de mi cabeza- pero antes de poder emitir sonido de parte.

empujo a Jay al pequeño cubículo de sonido.

-¿Elizabeth?- me alumbran la cara y trato de cubrir mis ojos de ella. Chase pasa al frente y al verme se masajea la sien. -Yo me encargo- hace una señal y los chicos comienzan a bajar. -¿Qué haces aquí? - indaga.

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now