35. La propuesta

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—ya que veo que no dirás nada, lo hare yo—apaga el motor del auto. —tus padres sí que eran científicos locos y ¡estaban clonando animales! —Exclama sorprendido —y lo lograron.

—Pero algo salió mal para que...Horacio...—no logro decir papá ya que me suena muy lejano. — quemara el laboratorio y decía en el video que su familia está en peligro.

—Si tienes razón y "M" debe de saber las respuestas—comenta pensativo y al parecer pensado en voz alta.

—¿Qué quieres decir? —pregunto desconfiada.

—hay que encontrar a "M" debe de tener todas las respuestas

—¿estás loco? Te tengo que recordar que "M" nos está vigilando. Esta siempre un paso adelante que nosotros—me quejo.

—por eso hay que hacer precavidos

—No estoy segura que sea lo correcto además que nos está dando pistas.

—Eso no basta

Niego con la cabeza convencida que es una pésima idea. —Bueno será mejor que vaya a casa—digo abriendo la puerta

—Nos vemos al rato —muevo la cabeza y camino lo que resta de camino a casa. Las rejas se abren al reconocer mi rostro y me dejan entrar ya enfrente de la puerta de casa, busco en mi mochila las llaves pero antes de dar con ellas me encuentro con una rosa lila muy bonita aunque está un poco maltratada es igual a una de las flores que le habían dejado a Amanda. Entro a casa al dar con las llaves y dejo mis cosas en la mesa lateral y camino hacia la oficina de mi padre.

Entro sin llamar a la puerta. Él está sentado en la silla detrás de su escritorio y enfrente de él hay hologramas de personas paradas charlando con él. Su mirada caen en mí y me estruja con ella con un movimiento de cabeza me ordena irme.

—Necesitamos hablar—demando.

—Disculpen caballeros—presiona un botón y los hologramas se quedan quietos.

—creí a verte enseñado tocar las puertas antes de entrar. Retírate. —al ver que no me muevo, agrega. —Estoy en una junta, retírate—alza su mano y señala a la puerta.

Sonrió con suficiencia y me siento sin ser invitada dándole entender que aguardare aquí hasta que se desocupe. Le sostengo la mirada, una mirada fría y prepotente pero al de desistir vuelve a retomar su conversación solo para disculparse para luego cortar y se evaporan los hologramas en segundos.

—¿Qué quieres? —exige con clara molestia en su voz.

—¿Quién es Amanda?

Por primera vez desde hace mucho tiempo veo una reacción diferente a lo que siempre veo. Sus ojos se abren un poco de sorpresa y su boca se entreabre pero pasa tan rápido que incluso dudo que haya pasado.

—No sé de qué me hablas, ahora retírate— demanda lo último.

—¿Ah no? Pues a mí me suena mucho, creo que tengo una hermana que se llama así—digo con ironía pero aclaro mi voz al saber lo doloroso que puede ser recordar otra muerte de la familia. —¿Por qué nunca la volvieron a mencionar?

—Elizabeth, retírate— se pone de pie y vuelve a señalarme la puerta.

—No, hasta que me respondas—digo con firmeza tratando de lucir tranquila que por dentro soy un manojos de nervios, mis manos están sudando pero las limpio con disimulo en mi pantalón.

—No tengo que darte explicaciones de nada, ahora vete.

—¿Cuándo lo hablaremos entonces? ¿Acaso les pasara lo mismo a Jack y Morgan? ¿Nunca más los volveremos a mencionarlos como si ellos nunca hubieran existido?

No Confies En NadieWo Geschichten leben. Entdecke jetzt