7. Sueño

326 25 4
                                    

Me sostengo de las paredes que están a mi lado, esta tan angosto el pasillo que siento que en cualquier momento me aplastara, corro—o al menos trato— ya que siento que todo se mueve. El pasillo está solo y parece infinito, las paredes tienen papel guinda despintado que se ve que por el paso de los años se ha desgastado. La escasa luz del fondo comienza a desaparecer y escuchando como los interruptores se van apagando uno por uno, antes de llegar a mí se escuchan pasos lentos y pesados que van advirtiendo que se acerca y burlándose a la vez dando entender que tarde o temprano me atrapara. Corro más deprisa pero cada vez me vuelvo más lenta y por más que quiera acelerara no puedo. Unos fuertes brazos me sujetan por atrás, impidiéndome mover...ahora las paredes están manchadas de rojo...sangre, sangre corre hacia mis pies y que se mezcla con agua que ha comenzado brotar del suelo.

Abro los ojos, siento que mi corazón está a punto de salirse, mi respiración se hace pesada.

Solo ha sido un sueño

Escucho como se tira el agua del baño, veo la luz del baño que ilumina un poco la habitación, mi corazón se acelera y mi boca se seca cuando soy incapaz de moverme, mi cuerpo se contrae y mis músculos se tensan. Mi mente no capta la señal que ordeno para liberarme.

Tranquila no pasa nada ya estas despierta.

Pero no me tranquilizo cuando siento que el colchón se hunde como si alguien se hubiera acostado...

—Mandy, Mandy...ven a jugar —canta aquella voz que me atormenta todos los días— Mandy, Mandy...salvara esta vez— aprieto con fuerza los ojos negándome a verla. Siento en mi cara caer gotas de agua— eso espero— pero me sigo negando a abrir los ojos sabiendo que si los abro volveré a verla.

¡Ella no está aquí! ¡Ella no está! ¡No es real!


Escucho mi propio grito y apenas siento que mi cuerpo me responde me alejo de ella, al abrir los ojos al fin, no hay nadie en la habitación. Me acurrucó en mi cama y las lágrimas no tardan en salir, me aferro a mi cobija como si fuera lo único que me protegiera.

¿Estoy despierta? ¿Y si esto es otro sueño?

Cada pregunta que rebota en mi cabeza no me ayuda en tranquilizarme, entre mas pienso el aire me falta cada vez más.

Como puedo me levanto enredándome un poco con las cobijas y haciéndome caer, me levanto de nuevo y me dirijo hacia el baño—ahora la luz está apagada—al entrar las luces se prende automáticamente, deprisa busco en el botiquín de auxilios que se encuentra detrás del espejo. Desacomodo buscando mi medicamento que me ayudara.

Mis manos tiemblan y no permite agarrar el frasco bien. Abro el pequeño frasco de vidrio tengo las manos tan sudadas y temblorosas que el frasco se cae haciendo que todas las pastillas se vayan al drenaje.

Ahogo un grito al ver que mi reflejo esta borroso. Aun no despierto, sigo soñando.

Salgo de mi habitación y reviso el otro botiquín del otro baño pero nada, corro escaleras abajo y entro a la cocina con esperanza de nuevo desordeno todo pero no encuentro el dicho frasco guinda.

Me deslizo hasta sentarme en el suelo, abrazando mis piernas, entierro mis uñas en mi piel de mi brazo izquierdo, pero no siento nada y solo hace que aumente mi llanto silencioso.

—¿estas bien? — pregunta una voz desconocida.

Alzo la cabeza pero no distingo la persona que está parada frenta a mí

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now