42. Respuestas en la mano

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Entró con una tela de algodón que cubre mi cuello y llega hasta el puente de la nariz. En la entrada me dicen que no puedo entrar porque la fiesta es privada. Descubro parte de mi hombro y mi espalda y les señalo con la cabeza para que chequen. Alumbran con luz negra para ver el tatuaje que tengo que es un pentágono con una calavera adentro. Cada generación se va cambiando el tatuaje para que nadie se infiltren en las fiestas del Pentágono, tienen el control de cuantas personas contienen los mismos tatuajes y nadie sabe cuántos diferentes tatuajes hay. Solo sabemos el que tenemos ni sabemos quiénes son de la misma generación. Anteriormente con solo decir que eras del pentágono te dejaban entrar ya que pocos conocían el lugar, pero algo sucedió e incrementaron la seguridad y creo que ahora más ya que es rumoreado más y es famoso por las carreras callejeras en la ciudad pero nadie con certeza que no sea oficialmente miembro sabe la ubicación del Pentágono.

En el pentágono está creciendo con rapidez, hay mucha gente trabajando con ellos por las buenas o por las malas. Y eso es porque últimamente me he dado cuenta que han estado reclutando a muchos novatos y han desaparecido otros.

Entro por el corredor casi oscuro solo una escasa luz azul me ilumina. Me hacen detenerme a mitad de camino y un mostrador se hace ver al encender la luz de la pared. Hay máscaras de diferentes tipos de animales y monstros. Escojo uno de un tigre. Me dan la máscara y le camino para adentrarme a la fiesta y mientras camino me pongo la máscara se adhiere a mi como una segunda piel. En el mostrador la máscara brilla con la luz negra igual que todas las demás.

La música resuena a todo volumen haciendo incluso vibrar mi cuerpo. Dejo que el son de la musca me guie y pronto me encuentro mezclada con los demás, bailando de un lado a otro, saltando y cantando algunas canciones a todo pulmón. Muevo mi cabeza de un lado a otro dejando que la música me domine y que todos mis pensamientos se esfumen y que lo único que suene en mi cabeza sea el ritmo de la música.

Me acerco a la barra para pedir unos tragos, estoy por pagar cuando la chica me dice que la casa invita. Me encojo de hombros y de jalón me tomo dos shot de tequila. Me quedo un rato sentada viendo como los demás bailan y se retan entre sí. Mi cuerpo no puede evitar moverse con lentitud al son de la música. Veo que algunas personas se separan del grupo para irse al otro lado de la sala muy emocionadas. Curiosa, me acerco para seguirlos y llego a la zona de las peleas. Son varios rings esparcidos por la sala y sonrió al ver a Rick peleando. Llego al fin de la pelea pero en la mejor parte para ver como lo noquea con un puñetazo en la mandíbula y con un rodillazo. Alza sus brazos con victoria y recibe exclamaciones de felicitaciones de los demás. La gente lo vitorea eufórica y no tardo en unirme.

Estoy por acercarme para hablar con él pero me lo pienso mejor. Sé que me regañara al verme diciéndome que no debo estar ahí y sermoneándome. Sé que lo dice por mi bien pero hoy lo único que me quiero preocupar me es en no emborracharme.

Regreso a la pista de baile pero mientras bailo veo que dos tipos agarran arrastras a uno y se lo llevan a la parte de atrás. No le hubiera tomado importancia de no ser que reconozco a uno de ellos y es el compinche de Chase.

Los sigo hasta la parte trasera del lugar, me detengo al escuchar voces.

—Me sorprende que aun sigues vivo—ríe uno de ellos.

—Solo denme un poco más de tiempo—suplica el chico.

—Sabias que si le hubieras debido al pentágono ya estarías muerto—reconozco la voz. —Así que técnicamente me debes la vida —habla con arrogancia.

—te lo juro te pagare solo necesito más tiempo—le tiembla la voz al chaval.

Seguido escucho como lo golpean, el chico trata de contener sus quejidos pero aun así se le escapan. Un opresión en el pecho se hace presente llevando a un pasado no muy lejano. Sintiendo un deja vu, al vivir lo mismo que ahora nada más que con Jack quien me mantenía oculta para que ellos no me lastimaran. Salgo de mi escondite al hacer lo que debí hacer en aquel entonces.

No Confies En NadieWhere stories live. Discover now