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Vale, hoy si que estoy nervioso. Cuando nos hemos despertado, hemos ido a desayunar al pueblo de Nokesville, a una cafetería. La única, en realidad. Hemos hecho un pequeño tour en coche por el pueblo y no nos ha llevado más de diez minutos. Esto es diminuto y por lo que nos ha dicho la camarera que nos ha servido el desayuno, hay poco más de mil quinientos habitantes actualmente.

—A ver —digo a Roma, que está sentada delante de mí—, ¿cómo lo hacemos?

—Preguntamos —dice obvia—. En estos pueblos se conocen todos.

—Puede haber muchas mujeres que se llamen Isabelle.

—Bueno, todo es probar.

Cuando la camarera, una mujer de casi sesenta años si no los tiene ya, viene a ofrecernos más café, aprovecho para preguntar después de aceptar una taza más de café.

—Perdone —le digo mientras me sirve café desde una cafetera—, venimos a ver a una amiga de la familia. Se llama Isabelle, ¿sabe dónde la podemos encontrar?

—¿Isabelle James o Isabelle Poetry? —pregunta la mujer.

—James —decimos ambos a la vez.

—Si ese es su apellido de soltera, claro —dice Roma ahora.

—Es su apellido de casada. Se llama Isabelle Jarod.

—Esa es —decimos ambos a la vez de nuevo.

—Hoy podéis encontrarla en la bodega de vino, trabaja allí.

—Perfecto, muchas gracias —respondo sonriendo.

Cuando ella se va, Roma me mira con una sonrisa gigante, pero al ver que yo no sonrío, deja de hacerlo.

—¿No sonríes? —pregunta—. Ya sabemos donde está.

—Se ha casado —murmuro con el ceño ligeramente fruncido—. Nos da en adopción y sigue su vida tan feliz de la vida, como si no existiéramos...

—Hey —dice agarrando mi mano encima de la mesa—, a lo mejor se ha casado recientemente. Tiene derecho a rehacer su vida, Jordan.

Yo asiento con la cabeza levemente.

Cinco minutos después, estamos fuera de la cafetería con la información de dónde queda la bodega de vino. Después de recorrer de nuevo el pueblo hasta llegar a la otra punta, aparcamos delante de una bodega de vino bastante bonita y elegante a mi parecer. Bajamos del coche y antes de avanzar un poco, suspiro sonoramente para después dar dos respiraciones profundas.

—Vamos, Jordan —dice Roma poniéndose a mi lado, entrelazando su mano con la mía—. Juntos, ¿si?

—Juntos.

Caminamos juntos hacia la bodega, que tiene la puerta abierta de par en par. Entramos en ella y lo primero que nos topamos es con una recepción bonita y con un aspecto muy acogedor.

—La hostia puta —susurra Roma dándome un apretón en la mano. La miro y me indica con la mirada para que mire hacia el escritorio de la recepción. Yo lo hago—. Es igual que Julia.

Y ese "hostia puta" me lo dice todo.

Hay una mujer de metro sesenta y pocos, delgada como Julia, con el pelo rubio oscuro, unos ojos claros igual que yo y mi hermana, unas facciones finas como Julia y una nariz chata como ambos. Todo como Julia. Todo como yo. Eso me confirma que es ella. Joder, si lo es.

Roma me arrastra hasta ella e Isabelle nos sonríe, pero su sonrisa se borra al verme.

—¿Os puedo ayudar en algo? —pregunta volviendo a sonreír de forma forzada.

¿Juntos? {N #2} (PAUSADA TEMPORALMENTE) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora