Una inesperada llamada causa que Aaliyah Cooper tome el primer vuelo al pequeño y fantasmal pueblo de Forks. Inmediatamente se ve rodeada de extraños misterios y antiguas leyendas que rodean las calles del pueblo, dispusta a hallar la verdad tras la...
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Estaba llegando tarde.
Desde que Seth me dijo que pasaría las navidades en casa de Charlie junto con Mamá y los Cullen dude en ir. Que haya compartido misiones con los chupasangre, no nos convertía en amigos, por eso atrase hasta el último segundo la decisión de ir o no. Sin embargo, pese a la fuerza de mi orgullo, pensé en mamá, y mi ego se dobló.
Por eso, luego de haber ignorado completamente las llamadas de teléfono, tome una muda de ropa y salí de casa en mi forma lobuna. Me interne en el bosque, y corri lo más rápido hasta la casa de Charlie. Pero en el camino, un aroma viejo pero a colonia dulce, detuvo mis pasos. Olfatee el aire, buscando la dirección de el, era inexplicable, un aroma que jamás había sentido, pero que recordaba de alguna parte.
Lo seguí y me desvíe del camino, llegué a un claro, y lo ví.
Mis sospechas eran ciertas, verdaderamente lo había olido antes, y al reconocerlo, supe el porque de tal extraño y único aroma. Era Jackson, el hijo del chupasangre y Jules. El híbrido.
Con cautela, camine hacia él, pero el al sentir mi primer paso sobre el prado, se giró, y al verme me sorprendi. El no huyó, ni me miro con miedo, sino todo lo contrario, se asombro y me sonrió.
En ese instante sentí un temblor en el corazón, una inquietud que no había sentido desde hace mucho.
— Me sorprende verte Leah. ¿Que haces aquí una tarde de nochebuena?
Hablo, y su voz fue como música para mis oídos, mi loba ronroneó y se removió inquieta. Lo mire con desconfianza, lo que provocaba, seguro era parte de sus dones raros, algún truco que venía acompañado con el mitad campito mitad lobo.
— mmm... — pensó y se acercó unos pasos. Quería gruñirle, pero solo me quedé muda, dejando que el se acercara. — No creo que nuestra charla fluya de esta forma — rió — puedo arreglarlo.
En eso, su cuerpo se dobló, y de un pequeño salto, se convirtió en un enorme lobo de pelaje beige. Me quedé pasmada, no supe cómo reaccionar, y cuando el dió un paso hacia delante, retrocedi.
—«No tengas miedo, soy... Casi como tu»
—«¿Cómo?...no eres parte de mi manada. »
Dije más confundida. La telepatía lobuna, solo existía entre los miembros de la manada, y Jackson, no era parte de ella.
—«Auch. Eso dolió, pero respondiendo a tu duda, conmigo no hace falta eso. Ya sabes, soy la mitad de tí.
No supe que decir, pero tenía que admitir, que aquel raro mitad lobo, cautivaba mi curiosidad. Jackson se detuvo a escasos centímetros de mí, e inclinó su cabeza a un lado. Fue allí donde ocurrió, donde ví sus ojos.
La imprimación.
Aquel mágico momento en la vida de nosotros los lobos, aquel mágico y esperado momento que había deseado luego de mi ruptura con Sam, luego de tanto dolor, luego de haberme dado por vencida, creyendo que eso jamás sería para mí. Allí estaba, todos los lazos que me unían, rompiéndose para unirse únicamente a él, al extraño chico mitad vampiro, mitad lobo.
