•CAPITULO 14 •

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Jacob

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Jacob.



Escuché un grito, y mis ojos se encontraron con el esbelto cuerpo de una chica. Llevaba un vestido corto, moldeado a sus cuervas, el pelo suelto negro y la piel suave y morena. Cuando sus ojos chocaron con los míos todo se vino abajo.



De pronto, se calmaron los temblores que sacudían mi cuerpo. Me inundó una nueva oleada de calor, más intenso que el de antes, pero era una nueva clase de fuego, uno que no quemaba.

Un destello.

Todo se vino al traste en mi interior cuando contemplé fijamente a la muchacha de ojos marrones.  Vi cortadas de un único y veloz tajo todas las cuerdas que me ataban a mi existencia, y con la misma facilidad que si fueran los cordeles de un manojo de globos. Todo lo que me había hecho ser como era -mi amor por la chica que acababa de casarse, mi lealtad hacia mi manada, el amor hacia mis hermanos, el odio hacia mis enemigos, mi casa, mi vida, mi cuerpo, desconectado en ese instante de mí mismo-, clac, clac, clac... se cortó y salió volando hacia el espacio.

Pero ya no flotaba a la deriva. Un nuevo cordel me ataba a mi posición.

Y no uno solo, sino un millón, y no eran cordeles, sino cables de acero. Sí, un millón de cables de acero me fijaban al mismísimo centro del universo.

Y podía ver perfectamente cómo el mundo entero giraba en torno a ese punto. Hasta el momento, nunca jamás había visto la simetría del cosmos, pero ahora me parecía evidente.

La gravedad de la Tierra ya no me ataba al suelo que pisaba.

  
Fragmento sacado del libro con algunas modificaciones.

Lo que ahora hacía que tuviera los pies en el suelo era la chica de baja estatura que me miraba, quieta al otro lado del salón.

Caí de rodillas frente a ella, y la morena se acercó con tímidos pasos. Sus ojos abandonaron los míos y se posaron en algún punto de mi rostro.

— Estás herido. — habló. Su voz... Su voz fue como una caricia. Extendió su mano –pequeña y delicada– y la tomé. El contacto causo que miles de explosiones atacarán mi corazón, sentia que moriría por la rapidez en la que latía. La chica me llevo al sillón y me sentó allí. Ví que hablaba con alguien pero no pude distinguir quien, solo podía observarla a ella, solo a ella. Cuando se sentó a mi lado tenía un pedazo de algodón mojado entre sus dedos, se inclinó un poco hacia mí y me sentí en la nubes, aborsorbido por el dulce aroma a bosque y mar que desprendía. La realidad me golpeó, cuando sentí un ardor en mi frente y un fuerte golpe en la nuca.

—¿¡Que mierda?!— exclamé mirando con enojo a Embry que reía de mi reacción.

— Amigo, estás perdido. — negó y entendí el significado de sus palabras. Me había imprimado. Sonreí.

—¿Duele?— pregunto ella apartando un poco el algodón. Negué y ella dió unos pequeños toques más antes de volver a su postura. — soy Aaliyah Cooper. — se presentó. ¿Cooper? Su apellido se me hacía muy familiar, mire mejor su rostro. Nariz pequeña, ojos marrones... ¿Sería la hermana de Jules?.

— soy Jacob Black. Un gusto Aaliyah— su nombre sonaba dulce entre mis labios. Tenía un nombre hermoso. Ella asintió y se levantó del sillón algo nerviosa.

— Todo esto es muy extraño... — escuché que murmuró. Me levanté del sillón. — creo que el alcohol me afectó — río. Me preocupe,¿Se sentía bien?. Su rostro palideció y de pronto corrió fuera de la casa. Me asusté y la seguí, detrás mío ví que me persiguió Seth, Embry, Quil y Sam.

Encontré a Aaliyah vomitando entre unos arbustos y luego la ví alejarse de allí con una mueca de asco.

— Nesecito dormir. — suspiro. Sam se acercó a ella preocupado.

— Bebiste demasiado.¿ No te pedí que la cuidaras Seth?— el pequeño Seth se puso nervioso.

— Lo intenté, pero es tan difícil de controlar como un toro. — se escuso. Sam no dijo nada más, solo tomo a Aaliyah en brazos. Gruñi.¿Porque la tocaba?

— Dejate de juegos Jacob. Recién la conoces, no te da derecho nada aunque sea tu impronta. — Sam estaban molesto, seguramente por mi show con Bella, la silla rota, o el vaso. O tal vez por haber desaparecido, o tal vez todas las cosas juntas. Me resigné, luche contra no ir a discutirle y quitarle a Aaliyah de sus brazos. Pero tenía razón, tenía que controlarme, apenas la conocía –y que dicha–.

Seguí a Sam al interior de la casa hasta la habitación donde dejo a la morena dormir. Ella se acurrucó entre las sábanas, y dejó salir un suspiro.

— Controlate. Te estaré vigilando — me advirtió Sam antes de marcharse y dejar la puerta abierta. Me senté en la orilla de la cama y la observe dormir. Al fin al cabo, le había encontrado el sentido. Jamás fue mi destino estar con Bella, sino encontrarme con Aaliyah. Todo mi dolor y lágrimas se veían levemente acariciados por la pequeña chica que dormía en la cama.


Al fin todo acababa, al fin mi dolor terminaba, al fin mi corazón podía sanarse. Ví un nuevo futuro, uno donde todo mejoraba.





ʟᴀs ᴘɪsᴀᴅᴀs ᴅᴇʟ ʟᴏʙᴏ |Jacob Black|Where stories live. Discover now