ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲)

ᴋᴀssᴀɴᴅʀᴀ

CHIQUITO BONITO

Lo único que me gustaba del frío, era que conseguía más abrazos de Alonso y dejaba ponerse su suéter amarillo que me quedaba enorme.

Esos días habían estado helados a pesar de estar en vacaciones de verano.

Esa mañana en el parque solitario, estaba tiritando y tenía la nariz roja por la gripa.

— A ver, chiquito bonito — dijo poniéndome su gorro —. ¿Seguro no quieres volver a casa?

— Quiero estar aquí contigo — susurre frotando mis manos.

Alonso levantó una ceja pensativo y se quito la chamarra para ponermela encima.

—¿No tienes frío? — pregunté viendo cómo se alejaba un poco para seguir jugando con su skate elegido como segundo regalo de navidad.

— Sí, pero es más importante tu frío, que el mío.

Sonreí al ver lo genial que manejaba el skate. Daba vueltas y se levantaba un poco el aire, se iba de lado pero lo hacía tan genial. Se veía feliz.

Me senté en el suelo y metí más mis manos en el suéter mientras seguía mirando a Alonso, inmediatamente freno y se acercó a mí. Me puso la mano en la frente y después sonrió.

— Estas bien — dijo sentándose frente a mí —. ¿Qué quieres hacer?

— Vamos a comer tacos — espete levantándome del suelo y tomando su mano para levantarlo a él.

— Esta bien, pero espera. Iré a hacer algo, ¿ya viste que están formando equipos de skate? Quiero ir, es aquí a la vuelta, los tacos están en frente.

—Mh... — levanté una ceja —. Bueno, pero no te tardes mucho.

— Sí, sí, lo que tu digas —dijo mientras tomaba sus manos y me ponía de puntitas para darle un beso.

Sonreí y después salí corriendo a la taquería.

Me senté y espero a que alguien viniera a preguntarme que iba a ordenar.

Luego, en un tiempo futuro a ese me pregunté, ¿hubiera pasado lo mismo si no la hubiera visto ahí? ¿Habría cometido el mismo error?

Cuándo la vi ahí, no tenía ni la más mínima idea de en lo que se convertiría.

Entonces levanté la mirada para encontrarme con Kassandra preguntándome que iba a ordenar.

— ¿Vergüenssandra?

— ¿Vas a pedir algo o no? — preguntó en un tono frío sin darme mucha importancia.

—¿Ahora eres mesera? ¿Neta eres mamona pero trabajas de mesera?

— No tiene nada de malo trabajar de mesera.

— Das pena, ¿acaso no tienes tanto dinero como dijiste? Dios, que inventada. Debería darte vergüenza y no sólo por ser mesera.

— ¿Qué quieres decir? — preguntó elevando una ceja.

— Que das vergüenza estando aquí — confesé levantadome de la silla, dando aires de estar orgulloso de decirlo.