ᴅᴇsᴀᴘᴀʀᴇᴄɪᴅᴏ

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V A L E V E R G U I S T A

Metí apresuradamente las cosas en la mochila mientras Ian cagaba en el baño con toda la tranquilidad.

— ¿Vas a salir?

— Nos vamos, mete tus cosas en la mochila.

— ¿Nos vamos? ¿A dónde nos vamos? — preguntó mientras se subía los pantalones.

— Mientras pasaba por la recepción, volteé una segundo a la televisión ¿y sabes con que me encuentro? ¡Tus padres ya comenzaron a buscarte, saliste en las noticias!

— Mierda... Puta madre, vámonos a la verga, hay que volver — también metía sus cosas en la mochila.

— ¡No, no vamos a volver!

— ¡¿A donde chingados vamos a ir, entonces?!

— Nos vamos a la verga.

— Puta madre, Alonso.

— Te ponte esto — ordené mientras le ponía mi suéter y le ponía la capucha —. Ian, por él bien de nosotros, no te quites la capucha y no dejes que nadie vea tu rostro, ¿bien? — asintió.

En cuanto bajamos las miradas se hicieron presentes; me acerque a la recepcionista y le pagué apresuradamente sin dar explicación alguna.

Nos subimos al auto y entonces a Ian se le ocurre molestarme más:

— ¡Alonso, espera! ¡Olvidé a mi ratoncito!

— ¡Vámonos ya, sin esa jodida rata! — dije mientras torpe y furiosamente encendía el auto.

— ¡A ti te vale verga, pero a mí no! ¡Y ES UN RATÓN!

— ¡Ya vámonos, verga!

El carro empezó a andar en un movimiento rápido, y antes de que pudiera salir por completo del estacionamiento, Ian abre la puerta y se tira del auto. No hago nada. Me limitó a esperarlo en el auto mientras maldigo y me pego la cabeza con el volante.

Ian vuelve corriendo con la pinche rata entre sus manos y se mete al carro. Comienzo a andar nuevamente, pero el ambiente se vuelve tenso y horrible.

••••

Pasan de ser las ocho de la mañana cuando nos fuimos del hotel, a las ocho de la noche cuando nos detuvimos en una carretera; uso ese pequeño momento para estirarme un poco porque no había dejando de manejar en ningún momento.

— Tengo hambre.

— Claro, podemos pedir una pizza — dije con sarcasmo.

— No me puedes hablar así.

— Claro, lo siento. 

— ¿Estas muy cansado? Yo puedo manejar, cambiemos de...

— ¡No! ¡Maldición, Ian! Lo único que quiero es que te vuelvas poner la capucha y no le muestres a nadie tu rostro.

Ian se quedó en silencio y suspiré. Aproveche para buscar los cigarros en la guantera; me puse uno en la boca y lo encendí. Ian me quedó mirando y pensé que me juzgaba en sus pensamientos, pero en realidad hacía otra cosa.

ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora