ᴅɪɴᴇʀᴏ

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V A L E V E R G U I S T A

Esa mañana estaba en “la cueva” que era más bien en donde nos reuníamos todos los drogadictos para drogarnos en paz o presumir de nuestros maravillosos asaltos — claro que yo nunca había asaltado —.

— Dame — le dije a un chico mientras veía su cigarrillo. Sin pensarlo dos veces, me lo puso en la boca.

— ¿Así que ahora eres gay? — cuestiono uno de todos los chicos que había allí.

— ¿Cómo supiste?

— Jane nos dijo. También nos dijo que tienes novio... Y es rico.

— Delicioso — dije con una sonrisa; en ese momento al pensar en Ian, no me di cuenta que hablaban de riqueza en cuánto el dinero.

— Eso no tarado — hizo una cara de asco —. Tiene dinero.

— Ah... Bueno, sí.

Todos intercambiaron miradas acompañadas de una sonrisa maliciosa.

— Necesitamos heroína.

Arrugue las cejas y negué con la cabeza.

— Ni siquiera es mi novio aún. Y si lo fuera, sería mi novio no mi banco.

— ¿Banco? — preguntó un chico de mi altura. Era apuesto, eso no se niega. Arqueo una ceja y negó con la cabeza —. ¿Cuándo dijimos que tenías que pedírselo?

Madres, no.

— No, no voy a robarle a Ian.

— ¿Ian? — preguntó el chico apuesto —. Es un Ian rico, chicos. ¿Saben cuál es el Ian más conocido de aquí?

— El hijo de Matías, ¿no? Famoso productor de películas.

— No... — mentí nervioso.

Si yo asentia, lo que ellos harían sería buscar la ubicación de Ian para secuestrarlo y luego pedir dinero por su rescate. O algo peor.

— ¿Por qué mientes? — preguntó el chico apuesto acercándose lentamente a mí —. Tú y yo tenemos en común. Ambos desesperados por droga, sin unos padres que nos guíen y gays. ¿Cierto?

— No te me acerques más.

— ¿Qué te da miedo? — me tomó de la barbilla y miró mis labios.

— No, no — cuándo buscaba alejarme, unos chicos me sostuvieron para que me quedara quieto.

— Sacale dinero a ese chico o ve comprando un traje negro para funeral.

El chico soltó mi barbilla y los chicos me soltaron.

— Erick — se presentó.

— No recuerdo haberte preguntado.

El chico apuesto Erick se rio mientras negaba con la cabeza.

— Creeme, pronto lo ibas a querer saber.

— Iré a ver a Ian.

••••

Toque la puerta de la casa de Ian. Me había mandado un mensaje de texto en donde decía que quería verme.

Después de lo ocurrido unas dos noches atrás, cada vez quería cuidarlo más y más.

— Alonso — saludo al abrir la puerta.

Él estaba ahí, vestido con ropa normal cómo siempre, sin algún peinado diferente o algo así. Pero, maldita sea, el chico más hermoso de la existencia.

— Hola guapo — guiñe un ojo.

— No te puedes saludar a ti mismo — frunció el ceño.

— ¿Queeé? Era para ti — sonreí y se hizo a un lado para que pudiera pasar —. ¿Cómo estás? — pregunte mientras dejaba que me abrazara.

— Bien, ¿y tú?

Recordé lo que había pasado con los chicos de la cueva y mejor no conteste.

— ¿Veremos películas?

— No, de hecho... — sonrió nervioso —. Me queme intentando prender el horno, pero logre hacer una tarta o lo que sea que haya salido.

— ¿Te quemaste? ¿Estas bien? ¿Te duele? ¿Quieres que haga algo o...? — pregunte mientras revisaba sus manos.

— Calmate, estoy bien. Mi sirvienta me puso aceite y después pomada, así que estoy bien.

— Me preocupas, chiquito bonito — le di un beso en la mejilla.

— Y tu a mí. Ven, vamos a comer.

Me tomo de la mano con las suyas tan delicadas y ligeras, y me llevó a la mesa.

— ¿De qué es la tarta?

— De platano.

— Tarta de gay's — no pude evitar carcajearme ante mi comentario.

Reí hasta ponerme rojo y me miraba me molesto.

— No lo había visto de esa manera pero supongo que tienes razón. Vamos a comer.

Me sirvió un pedazo de tarta en un plato y también un poco de jugo.

Lo pobre y ¡demonios, era lo más asqueroso que había probado en mi vida! Perooo, obviamente no iba a decirle.

Él también hizo cara de asco al probar su tarta.

— Mmm... Rica, eh  — dije y enseguida soltó su tenedor y se tapó el rostro en seña de frustración.

— No te gusto, ¿verdad?

— Chiquito bonito...

— Esta bien. Cocinar no lo es mío — sonrió con ironía y se levanto de la mesa.

— ¿A donde vas?

— Voy a pedir una pizza y vamos a ver una película.

— Pero...

— Quieras o no. Y después vas a besarme y me vas a decir que todo está bien.

— ¿Ian, estas bien?

— No superó de lo de... La noche — sus ojitos tristes —. Alonso mientras tu me digas que todo estará bien, te voy a creer.

Se acerco a mí y me dio un suave y lento beso.

— Te amo — susurre haciendole daño —, nunca te mentiría. No puedo decirte que todo estará bien.

Ian sollozo y me dio un beso en la barbilla.

— Quiero confiar te algo — musito y me tomó de la mano para llevarme a la sala.

Nos detuvimos frente a una pintura de él mismo.

— Quesaste hermoso en la pintura — dije mientras la admiraba.

— ¿Parece un cuadro normal, no?

— Pues sí.

— No lo es — retiro el cuadro dejandome a la vista una pequeña caja fuerte —. Aquí hay más de un millón, pero lo guardamos en caso de que mi papá esté en quiebra.

Entonces ahí guarda la fortuna.

— No puedo darte la combinación — dijo —. Ni yo lo sé. Sólo mi padre.

— ¿Y por qué me lo confías?

— Porque quiero contarte todo lo que se de mi vida.

ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲) Where stories live. Discover now