ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲)

ᴠɪʀɢᴇɴ

V A L E V E R G U I S T A

Ian y yo estábamos en mi casa casa, manteniendo una conversación neutral porque él estaba muy “estresado” para decir “te amo, oh, Alonso, eres tan guapo”.

— ¿Cuál es tu color favorito? — preguntó mientras se sentaba en mi cama con las piernas cruzadas y abría un pequeño cofre en donde yo guardaba dibujos que alguna vez hice.

— Amarillo pollito ¿y el tuyo?

— Blanco semen. — comenzamos a carcajear y le lancé una almohada a Ian en la cara

Pero la carcajada de Ian rápidamente se silencio y puso su rostro serio. Miró hacía la ventana.

— Ian...

— Me preocupa. Ya te dije que todavía lo quiero.

Bufé y rodé los ojos. ¿Por qué madres le era tan difícil olvidar a Asher?

Ian bajo la mirada y suspiro tristeza. Continúo mirando mis dibujos.

— ¿Qué es esto? — preguntó mientras me extendía uno y seguía mirando los otros.

— Un sandwich.

— Mh... Los sandwiches siempre me han recordado a algo pero nunca supe a que  — él no lo recordaba y yo no iba a decirlo.

— ¡Oh, que raro!

Ian me dio una mirada extraña y puso una mano en mi pierna.

— Me acuerdo que cuándo llegaba del kinder con dibujos nuevos, le pedía a mi mamá que los colgarla en el refri pero ni siquiera los miraba.

— Yo le regaba la mitad de mis dibujos a un amigo.

— A mí un niño también me regalaba dibujos.

Mi vida, date cuenta.

Ian subió automáticamente su mano a mi muslo y eso me puso la piel de gallina.

No pude contener el deseo y me lancé a el para besarlo cómo si sus labios suaves y rosas fueran lo más sagrado en el mundo y todo el mundo estuviera peleando para probarlos.

Ian me correspondió de la misma manera; puso sus piernas en mi cadera y delicadamente lo acosté en mi cama y comencé a darle delicados y húmedos besos en el cuello.

Deslize mi mano por debajo de la playera de mi pequeño, pero él puso una mano en mi pecho y me detuvo alejándome un poco.

— Es qué... — se relamio los labios —, no... No tengo protección — excuso nervioso.

— Ah, bueno, yo tengo y de sabores ¿cuál quieres?

Estoy ansioso, de veras.

— No... Es qué — Ian me indico que me sentará —. ¿Si te digo prometes no reírte?

— Amor, creo saber qué es. ¿Eres...?

— Sí, soy virgen. Cómo la virgencita — rio en broma —, no, olvida eso digo mamadas cuándo estoy confesando algo. Pero sí, soy virgen. Me da... Miedo, no sé. No estoy listo ¿entiendes? — no te lo tomes personal — sonreí comprensivamente.

— Te entiendo. Yo no estaba nada listo la primera vez que... Pues ya sabes.

— ¿Duele?

— La persona que me quito la virginidad me trató de la mierda; me dejó el culo sangrando, fue... Fue horrible. Perdón si te incomode.

— Amor, esta bien, no hay problema.

— ¿Seguro? Perdón otra vez.

— Mi vida — me dio un tierno beso en la mejilla y dejó caer su cabeza en mi hombro; tomé su mano y entrelace los dedos.

— ¿Y si dibujamos?

— ¿Qué quieres dibujar?

— A ti.