Rᴇᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ Mᴇ Vᴀʟᴇ Vᴇʀɢᴀ

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VA L E V E R G U I S T A

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VA L E V E R G U I S T A


— Mira este dildo — le dije a Alex mientras lo obligaba a tocar el dildo —. Imagina que es de Asher, ¿que harías?

— No mamarlo, no le gustaría — dijo en un tono de engreído.

— Alonso deja de ostigarlo — ordenó Ian mientras había la gran puerta su casa.

¿Ian es rico?

Sí logró robarme algo, será suficiente para mis drogas.

Entramos a la casa de Ian y fuimos directo a su habitación, el recorrido de las escaleras era corto pero mis ojos eran rápidos, y me dio tiempo de ver las cosas de valor.

¿Tiene dinero ese jarrón?

El mariquita de Alex y yo nos sentamos en la cama de Ian, esperando, esperando a que nos prestará si laptop para “hacer tarea”.

El celular de Alex comenzó a sonar; contestó y al parecer era Asher.

— Ah, vale. Voy.

— ¿Te iras? — preguntó Ian.

— Tengo que ayudar a Asher con... Con Karen — suspiró.

— Eres una masoquista.

— Bueno, adiooos — dije sacando a Alex inmediatamente de la habitación; cerré la puerta y me recargue en ella, mire a Ian alcé ambas cejas —. Eres rico.

— Rico y sabroso — guiño un ojo y carcajee.

— Me refiero a que tienes dinero, mucho.

— Sí...

— Está bien escucha, seré directo: necesito más marihuana — abrió grandes los ojos —. Un kilo, por favor.

Se sorprendió de lo desesperado que sonaba.

— No voy a darte dos mil pesos para que te droges.

— Menos de dos mil.

— No voy a darte dinero, si vas a drogarte trabaja.

— ¡Agh!

En un movimiento agresivo de mi parte, me agache quedando a la altura de su rostro — porque Ian seguía sentado en la cama — y tome sus brazos apretadolos.

— Alonso, basta — se refería a que lo soltara.

— Por favor, solo un kilo es lo que te pido.

— ¡No! — trato de soltarse pero solo logro que yo lo lastimara más —. Alonso, por favor, me estas lastimando enserio.

— ¡Un kilo de marihuana! ¡Juro que te pagaré!

Se quedo en silencio unos minutos.

— ¿Me pagarás?

No deberías creerme.

Sí, lo prometo.

Me miro dudoso pero finalmente cedió.

— ¿Cuanto?

Suspire aliviado y sonreí.

— mil quinientos.

— Ya, pero sueltame.

Me miro con lástima cuándo lo solté; abrió su billetera y mire con deseo todo aquel dinero.

No pude contenerme; en un impulso de idiotez le arrebate la billetera y salí corriendo de su habitación, después baje las escaleras y escape de su casa.

Ian fue corriendo tras mío enseguida.

Es un niño mamon llorando por su dinero.

Niño mamon y rico.

— ¡Maldito hijo de puta, ven aquí! — escuchaba sus gritos y solo podía reírme.

— ¡No tengo papás! Mamon.

Carcajee y parando el pasó saque rápido todo el dinero de la cartera.

Dude, es un maldito hijo de papi.

— Dame mi billetera — dijo agitado cuándo me alcanzó.

— Ten — le di su billetera, al revisarla me miro mal.

— No seas pendejo, también mi dinero.

— Lo perdí.

— Maldito adicto — dijo entre dientes; me sorprendió lo fuerte que fue cuándo logró pegar mi espalda contra la pared y apoyó ambas manos en ella, encerradome.

— Ah, ¿haces ejercicio? — guiñe un ojo pero al hijo de papi no le hizo ninguna gracia.

— Mi puto dinero, dámelo.

— Solo si me das un beso, bebé — dije en un tono de broma; enarco ambas cejas, haciendo que se viera como un jefe maligno y que sabía lo que hacía.

— Mi dinero.

— Mi beso.

— Maldita sea — dijo a regañadientes.

Rodó los ojos y justo antes de que sus labios cortaran la distancia, lo empuje liberandome de él.

— No quiero un beso tuyo.

— Pues bien, yo quiero mi dinero — agregó una pausa —. O llamaré a la policía.

— Realmente me vale verga si la llamas o no.

Sacó su celular y vi que llamó al 911.

— Adelante — dije.

Sonando... Sonando...

Ian colgó el teléfono y resoplo.

— Por favor, enserio dame mi dinero —parecía querer llorar.

Puse los ojos en blanco y le di su dinero.

— ¿Me prestaras dos mil?

— Vete al demonio.

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ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora