ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲)

ᴅʀᴏɢᴀᴅᴏ

I A N

Dos horas después de la muy extraña discusión con Alonso, cuándo me disponía a subir las escaleras hacía mi habitación alguien toca la puerta y optó por la idea de que es él.

No le abras.

Tome la manija de la puerta y le di vuelta; Alonso tenía los ojos rojos y chiquitos, no me miraba a mí, sino que su mirada parecía estar perdida en algún punto de la puerta, tenía la boca un poco abierta y sonrió un poco de la nada.

- ¿Alonso, estas bien? - no obtuve respuesta -, Alonso. ¡Hey, Alonso!

Alonso me miró y sonrió y levemente asintió con la cabeza.

- No sé qué me paso hace rato - soltó una pequeña risita.

- ¿Estas borracho?

- ¿Por qué no le preguntas a la puerta?

- ¿De qué hablas?

- ¿Qué cosa?

- Alonso, tú...

- Si, bueno, adiós.

Antes de que se fuera lo tome del brazo y lo metí rápidamente a mi casa.

- Eres un idiota - dije mientras comenzaba a abrazarlo. Llore en cuánto sentí sus manos rodearme.

- Perdón - hipo.

- No sé qué te pasa.

Alonso me dejó de abrazar para tirarse al piso y me abrazo por las piernas comenzando a llorar.

- No vayas a dejarme nunca Ian, eres lo único que tengo. Por favor, no me dejes. Sé que soy lo peor que tu puedes tener, pero para mí eres lo mejor que he tenido.

Sentí cómo mi alma moría por irse de mi cuerpo; me agache para quedar frente a Alonso y junte nuestras frentes, acune su rostro en mis manos.

- Quiero quedarme contigo aunque vayan a matarme por eso, Alonso tu vales demasiado por ti mismo, aunque los demás sólo crean que eres un malandro, yo sé que eres más que eso, ¿esta bien, bebito? - Alonso asintió pero no paraba de llorar. Deje una mano sobre su mejilla y le di un cálido beso en los labios.

- Me haces sentir cómo algo valioso - chillo -, me gusta cuándo me abrazas y cuándo siento tu respiración en mi pecho. Ian, te amo.

- También te amo, Alonso - susurre.

••••

Termine de arropar a Alonso en la cama y después le di un beso en la frente.

Bien, el estaba ebrio pero no lo suficiente cómo para comenzar a hacer lo que quisiera; estaba seguro de que al día siguiente el despertaría cómo si nada y ese incidente quedaría en el pasado.

- ¿Necesitas agua? - pregunte acariciando su mejilla.

- No te vayas - sonrió -, mejor ven a dormir ya mientras me cuentas un cuento, el que sea. Sólo quiero escuchar tu voz.

Sonreí y me levante un momento para apagar la luz; cerré la puerta con llave y después me acosté junto a Alonso.

Comencé a contarle un cuento sobre príncipes que si querían llegar a ser el rey, tenían que matar a un dragon morado oculto en las más altas montañas, pero que inesperadamente durante el viaje se unieron más hasta el punto de amarse locamente.