ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲)

ʟᴏ ᴠɪ ɪɴᴀʟʜᴀʀ

Cuatro semanas después

V A L E V E R G U I S T A

— Chiquito bonito... — puse mi mano sobre la mesa; volvió a tomar del refresco, necesitaba subirse el azúcar —. Sabes que nadie puede tocarte sin tu consentimiento.

— Ya sé — seguía muy asustado.

— ¿Por qué dejaste que el Señor acariciara tu pierna?

— Porque me daba miedo decirle que no, y que se armará un escándalo.

— ¿Desde cuándo tu seguridad tiene que ser aprobada por los demás?

— Ya no me regañes — quería llorar.

— No te estoy regañando, bebesito, sólo quiero cuidarte.

— Agh, soy un idiota — gruñó y escondió su rostro en sus manos —. No debí dejar que me tocará, Alonso me siento sucio.

— Ya pasó bebé, tranquilo. De ahora en adelante te voy a cuidar más, ¿bien?

— Es que ya estoy grande para que me cuides.

— Lo estás físicamente, pero no mental.

Dio otro trago a su refresco y segundos después apareció Asher por la puerta de la cafetería.

— ¿Estas bien? — dijo Asher tocandole el hombro a Ian.

— Sí, sí, ya no me regañen.

— Nadie te esta regañando, loco.

— ¿Asher, si apagaste la estufa, verdad?

— Este... No recuerdo.

Asher había tenido que irse a vivir con Ian, porque el padre de Asher, descubrió su relación con Alex, y no quería jotos en su casa, así que lo corrió.

— Cómo sea, vale verga — dijo Ian.

— Ian, hay algo que debo decirte — dijo Asher.

No es que me cayera mal Asher, pero, ¿tanto le costaba morirse y ya?

— ¿Estas embarazado? Mío no es, lo de anoche no significo nada.

— Lo significo para mí.

— ¡¿Qué demonios?! — mi puño ya iba contra la cara de Asher cuándo Ian empezó a carcajear.

— Amor, cálmate. Obviamente es broma, no fue anoche fue de día.

— No da risa, pinche duende.

— Pinche jirafa. Era broma, vomitaria con tan sólo besar a Asher.

— Gracias, también sería un honor besarte — espetó Asher.

— Pero ya, ¿que ibas a decirme?

— Es que... Voy a irme de tu casa.

— ¿Tú papá ya reaccionó? — pregunté.

— No, pero ya que Alex despertó del coma, puedo irme... Mi mamá me ofreció vivir con ella.