sᴇʀᴇᴍᴏs ʙᴀsᴜʀᴀ ᴊᴜɴᴛᴏs

2.1K 261 164
                                    

EL MAL

Fue cuándo entendí que realmente le afectaba.

Cuando lo vi llorar cómo un bebé, uno que acababa de ver morir a su mamá, y yo no pude hacer nada.

Pero hay sentimientos en donde nada es suficiente para desquitarse; esa noche me puse demasiado ebrio, con una sobredosis de droga que bien pudo haberme matado pero no lo hizo.


Y por fin lloré, pero no lloraba porque sentí que lo había perdido, sino porque le había hecho daño, y yo no quería perdonarme.

Me acosté en una banca mojada, y sin nada más me dormí, soñando que yo era satanás e Ian era Dios — lo soñé porque así era—.

••••

EL BIEN

Simplemente no podía entender a Alonso.

Me hizo sentir que nunca lo hice realmente feliz.

Caminaba, quería huir a un lugar que no conocía, escapar de todos y hacer cómo que era otra persona.

Pero cuándo me acerque a la parada del autobus, vi a Alonso dormir en una banca.

No vayas, que se quede ahí como la mierda que es.

— ¿Alonso? — él se levantó un poco asustado, pero pareció no reconocerme.

— ¿Eres mi angelito de la guardia?

— Soy Ian.

— Entonces si lo eres.

— No te engañes, Alonso.

Él me miró con una sonrisa extraña, una que me hizo sentir inseguro con él.

— ¿Me odias, Ian?

— Por supuesto que no.

— No vengas, no te acerques a mí — chillo —. No me perdones, te dije una vez que si te hacía daño no me perdonaras porque... ¿Qué hace esa hormiga con una corona?

Apreté los labios para no soltar el llanto; me acerque mientras él negaba con la cabeza.

— Ian, no vengas. Estoy drogado y bastante tomado, puedo faltarte el respeto y no... Por favor, no.

Me senté junto a él y nos quedamos en silencio durante un rato; tome su mano y deje mi cabeza en su hombro.

— ¿Te decepcioné? Siempre termino haciendo eso. Ian, vete. Olvidate de mí y sé feliz, igual ya estoy acostumbrado a estar sólo.

— Estoy orgulloso de ti.

— Me hubiera encantado oír eso de mis padres.

Cuándo lo vi ahí, no pude dejarlo; Alonso también era un niño, uno sin infancia. Supe que si lo dejaba, terminaría todo para él.

Si Alonso no me tenía a mí, ¿qué más tenía? ¡Nada! Porque estaba sólo y él me lo había demostrado tantas veces. Para él, yo era su única familia, su único amigo, su único amor.

Y entonces no pude dejarlo sólo.

— Estoy orgulloso de ti — repetí —. Tal vez creas que estoy decepcionado de ti, pero eso no es cierto.

— Si lo es porque nunca esperan nada bueno de mí, ¿por qué tú sí?

— Oh, cariño, ellos no son yo.

ᴠ ᴅᴇ ᴠᴇʀɢᴀ (𝐆𝐚𝐲) Where stories live. Discover now