Capítulo 23

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Ilan

—Así que ya son novios oficialmente —dijo Aksel metiéndose un caramelo en la boca, asentí sonriéndole—. Ahora lo puedes reclamar como tu propiedad —solté una pequeña risa mientras Aksel tomaba un par de caramelos más.

—Deja de comerte mis caramelos —me quejé—. Son para mí y mi bebé —me miró unos instantes.

—Cierto, se me había olvidado que ahora traes una carga —le di un golpe en el brazo, logrando que soltara un pequeño quejido para luego sonreírme—. Era broma, no creo que sea una carga mi pequeño sobrino —colocó su mano en mi vientre.

—Le enseñaré a que te golpeé por decir cosas así —Aksel hizo un puchero—. Te lo has ganado, idiota.

—¿Solo por qué me comí tus caramelos? Que sensible, Ilan —buscó algo en su bolsillo—. Creí que esto te gustaría más —sacó de él un chocolate y me lo extendió. Se lo quité de la mano logrando que soltara una risa—. ¿Me decías de Aidan?

—Ahora es mi novio, pero lo molesta una ex loca que no nos deja en paz —Corté un trozo del chocolate y lo metí en mi boca—. Ya hemos echado a esa loca un par de veces, pero regresa una y otra y otra y otra vez —Aksel me quitó los caramelos—. Deja de sacarme mis dulces —le di otro golpe en el brazo, pero esta vez un poco más débil.

—Tienes un chocolate —le di un tercer golpe—-. Está bien, engorda solo —se cruzó de brazos—. ¿A qué hora vendrá tu novio? No quiero quedarme a ver como se pasan saliva —miré el reloj de pared.

—En una hora —lo miré de nuevo—. ¿Ya te vas? —asintió.

—Le prometí a Paula que la llevaría a ver una película luego de su trabajo. Tengo que alistarme e ir a buscarla —se levantó del sillón—. Te traeré más dulces para que sigas engordando —fruncí el ceño.

—Cállate, idiota. Es por el bebé —me levanté—. ¿Vienes mañana? —le pregunté acompañándolo hasta la puerta.

—Claro. Supongo que vas a querer que te traiga otra cosa.

—Mi hijo va a estar feliz de que su tío lo consienta —sonrió y me dio un abrazo del que nos separamos rápidamente—. Vete, no quiero que tu novia se enoje conmigo por retenerte tanto.

—Te traeré más dulces mañana.

Se despidió de mi por última vez y se fue. Solté un pequeño suspiro volviendo a la sala para acostarme en el sillón. Aún faltaba una hora para que llegara Aidan, por lo que no tenía mucho más que hacer que centrarme en lo que encontrara. Prendí el televisor y comencé a pasar canales sin prestar mucha atención. Luego de darme la vuelta por toda la programación, apagué el televisor, me levanté nuevamente y me dirigí a mi cuarto para encerrarme. Acerqué la silla de mi escritorio a la ventana, abrí esta y me senté sintiendo el viento frío.

—Es un poco solitaria esta casa, ¿verdad, bebé? —susurré pasando mi mano por mi vientre.

Saqué mi celular, Aksel me había mandado un par de fotos de él preparándose para ir luego con Paula. De repente, escuché el timbre sonar, dejé mi celular y me asomé por la ventana, de nuevo Lyubina estaba en mi casa solo para molestar. Pensé en dejarla fuera, pero no dejaba de tocar el timbre

—¡Perfecto! Lo que necesitaba ahora mismo para mantenerme contento el resto del día.

Esta mujer no se cansaba de molestarnos. Bajé las escaleras rápidamente y me acerqué a la puerta, pero al hacerlo, escuché la voz de Aidan del otro lado. Abrí la puerta logrando que ambos se giraran hacia mí, tomé del brazo a mi novio y tiré hacia mí haciendo que entrase a mi casa.

Broken BoyWhere stories live. Discover now