Capítulo 20

115 24 7
                                    

Aidan

Recibí una llamada de Ilan mientras me encontraba en mi despacho. Eran las cuatro de la mañana, por lo cual contesté rápidamente temiendo que algo haya pasado. Ilan me habló del otro lado de la línea completamente adormilado, quejándose de que nuestro hijo no dejaba de hacerlo vomitar.

—Es normal, Ilan. Tu cuerpo aún rechaza a nuestro bebé —me restregué los ojos algo cansado—. ¿Por qué no vuelves a dormir? Es tarde y debes descansar —bostecé, escuché un suspiro del otro lado de la línea.

—¿Qué haces despierto aún? —preguntó con voz sumamente suave, como si se estuviera quedando dormido nuevamente.

—Estoy trabajando —miré la pantalla de mi computadora—. ¿Te veré en la sesión por la mañana? —decidí apagarla, guardar los papeles y dirigirme a mi cuarto.

—Sí, estoy algo impaciente por verte —sonreí al escuchar eso—. Creo que te llamé por mi impaciencia —escuché de repente una voz a parte de la de Ilan, no pude entender lo que decía—. Lo siento, pero tengo que cortar —esta vez habló en un susurro—. Acabo de emocionarme mucho y desperté a Ivana. Te veré en la mañana.

Dicho esto, cortó la llamada, solté un pequeño suspiro cansado. Dejé el celular en la mesa de luz y me acomodé en la cama; ahora se sentía demasiado grande sin Ilan aquí acostado. Me arropé y cerré los ojos pensando en él y en cuanto lo extrañaba ahora mismo.

Por la mañana, me desperté igual de cansado que cuando me acosté. Bostecé, me levanté, tomé mi ropa y me dirigí al baño. Luego de alistarme, bajé para desayunar. Sentía el vacío y la soledad de no tener aquí a Ilan, de no tenerlo para hablar o dormir con él entre mis brazos. Miré la hora, ya debía irme a la clínica, así que, me puse mi abrigo, tomé mi maletín y salí en dirección a mi trabajo. Al llegar, me metí rápidamente en el consultorio y me acomodé en mi escritorio. Pronto empezaron a llegar los pacientes que iban antes que Ilan. Cuando su turno llegó, entró y rápidamente se acercó a mí, se sentó en mis piernas rodeando mi cuello. Me dedicó una pequeña sonrisa, para luego besarme. Correspondí al instante, pero me separé rápidamente.

—Al menos dame tiempo para mirar tu rostro —negó con la cabeza, comenzando a besar mi mejilla repetidas veces, sonreí tomando su cintura—. ¿Qué tal las cosas con tu padre? —soltó un suspiro.

—Estoy durmiendo en la habitación de Ivana para que mi padre no se meta por las noches a darme una paliza. Durante el día, mi padre hace como si no existiera —se acercó aún más a mí—. No quiero hablar de ellos ahora, quiero que nos centremos en nosotros y en que regañes a nuestro bebé por darme tantas náuseas —solté una pequeña risa al escucharlo—. No te rías, no es gracioso. Así saldrá malcriado —volví a reír, lo acerqué más a mí y lo abracé.

—Déjalo tranquilo por ahora —se separó un poco de mi para mirarme—. Tenemos solo una hora para estar juntos. ¿Nos concentramos? —me sonrió.

—Me parece bien.

Dicho esto, volvió a besarme. Le correspondí. Luego de unos minutos nos separamos, nos miramos unos instantes sin decir absolutamente nada. Colocó su cabeza en mi hombro acurrucándose contra mí, le acaricié el cabello suavemente. Noté que Ilan había colocado una mano en su barriga mientras me abrazaba con su otro brazo.

Nos pasamos unos cuántos minutos así, abrazados en completo silencio. Por alguna razón, parecía que el tiempo se detenía para nosotros cuando estábamos simplemente juntos. Cuando faltaba poco para que terminase el turno de Ilan, él se levantó de mi regazo y se sentó en el escritorio mirándome.

—¿Por qué no vas a mi casa y te quedas conmigo este fin de semana? —posó su mano en mi mejilla—. Si te ve allí, mi padre no se atreverá a entrar a mi cuarto por la noche.

Broken BoyWhere stories live. Discover now