Capítulo I

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"Los lobos comienzan a salir de las madrigueras..."





Mi cuerpo comenzó a sentirse débil, mis piernas pesaban, haciendo que mi respiración comenzara a dificultarse, estaba sola, completamente sola. El miedo, la desesperación, y la ira comenzaron a abrirse espacio vilmente en mi ser.
La bella luna se hacía cada vez más grande, tomando un color rojizo. "luna nueva". ¿Era mala señal? El pestilente olor a sangre se hizo presente. Pasos acelerados se acercaban. El olor se hacía cada vez más fuerte. Podía sentir que estaba en peligro.

Él se paró frente a mi. La oscuridad tapaba su rostro, pero podía sentir su jocosa sonrisa. Me tomó de la cintura, acercándome hacía él. Comenzó a olfatear el aroma de mi cuello, para luego pegar una fuerte mordida en el, su boca se acercó hasta mi oído.
Sin aún poder procesar nada, un disparo se oía a lo lejos, acompañado de un viento bestial. La luna estaba aún más roja de lo que la recordaba, parecía bañada en sangre pura.

- ¿Oyes eso? -dijo sereno.-Debes correr.-La poca luz que había se hizo presente enseñándome su sonrisa.

Estaba aturdida, las ideas no hilvanaban.

-Te matara.-pausó.- Pero él no debe hacerlo, ese es mi trabajo.- su risa inundó todo el bosque haciéndose retumbar entre los árboles, otro disparo más.- corre, ahora.-dijo, pero ahora su tono de voz era por demás demandante. Me empujó tan lejos como pudo. Pero no podía irme, debía ver su rostro, no llegaba a comprender del todo la situación, no sabía qué estaba pasando, pero verlo era lo único que me importaba. Me tomó nuevamente entre sus brazos. 

-¿Quieres morir acaso?, pronto cumpliré tu deseo, cariño.- Nuestros cuerpos se pegaron más. Podía sentir sus ojos sobre mi, intenté buscar su mirada, la desesperación corría por mi cuerpo. Con frenesí subía más mi mirada, estirando mi cuello todo lo que pudiera; al fin lo conseguiría. Podría ver su rostro. Sonreí. Podría verlo. Todo comenzaba a nublarse frente a mi, mis ojos pesaban más de lo común, una fuerte sacudida me invadió, todo se volvió negro. Intentaba resistir con todas mis fuerzas, pero ya era tarde...




(...)




-¡Su rostro!- grité, a pulmón. El impactó de la luz contra mis ojos hizo que los cerrara bruscamente. Escuché risas al rededor. Una mano en mi espalda. Me giré. Cassie me miraba con ojos preocupados. Arqueó una ceja.

-Despertaste.-sonrió. 

-¿Desperté?- la miré perpleja, completamente confusa, ¿fue un sueño? un jodido sueño.-¿Acaso yo...-ella me hizo señas con la cabeza para que subiera la mirada, la profesora Gray me miraba con el ceño fruncido, se cruzó de brazos haciendo que me dieran escalofríos. Las risas dejaron de escucharse, negó con la cabeza varias veces y se alejó para sentarse de nuevo en su asiento. Podría jurar que tendría un punto menos en su clase.

-¿He gritado muy fuerte?-. La miro con algo de preocupación, a lo que ella responde con una risa baja e irónica.

-Estabas babeando, Hannah.- abre su boca, imitando ronquidos por lo bajo. Refunfeneo maldiciendo entredientes a mi mejor amiga.

Tenía una sensación de inquietud, a la vez estaba decepcionada al punto de querer estar de nuevo allí, estos sueños se estaban haciendo recurrentes. El bosque, la oscuridad profunda, tener que huir, y su voz, esa voz...

Di un sobresalto, volviendo a la realidad. El salón de clases estaba quedando vacío, y Cassie me miraba con una sonrisa no muy amena por hacerla esperar ¿tanto?

Nos despedimos a mitad del pasillo. Tenía que ir a mi casillero y buscar los libros de la siguiente clase. Aunque, el tema seguía haciendo ruido en mi cabeza. Esos sueños eran tan reales, y tan poco claros a la vez, como una laguna de incertidumbre y euforia mezcladas. Tenía la necesidad de volver a soñar, de indagar más allá.

Scared, darling? (Colton Haynes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora