#53 - Nuestras primeras segundas veces

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JEREMY

Miré a Luca suspirar mientras dejaba su móvil en mi cama y miraba sus pies apoyados en la misma. Pensé si seguía enfadado desde que habíamos llegado esta mañana, si querría irse a su casa otra vez aunque acabara de llegar hacía poco, después de comer con sus padres y ducharse. Imaginé si tal vez se estaba aburriendo o si le pasaba algo más que yo desconocía y no tenía nada que ver con mis pensamientos. Así que, debido a mi falta de conocimiento acerca del tema, hablé para conversar con él y enterarme de qué le pasaba.

- Oye, ¿seguro que tus amigos no se han enfadado? Ya sabes, por lo de no pasar el día juntos... la tradición y todo eso.

Giré mi silla con ruedas hacia Luca para mirarle cara a cara. Él levantó su vista del móvil y se encogió de hombros.

- Tengo que ir más tarde. Sí se han enfadado, creía que no pero se ve que la tradición les importa más que el cabreo de Cris.

- Si vas, ¿crees que seguirá enfadado?

- Mira.

Me acerqué a la cama, sentándome al lado de Luca y miré los mensajes de texto que me señalaba desde su móvil. Era una conversación con Cris donde él le ponía que aunque viniera seguiría enfadado y que le dejara de hablar hasta que se calmara porque no quería ponerse agresivo. Miré a Luca con extrañez, culpa y lástima.

- Al menos te ha avisado, ¿no?

Luca suspiró mientras yo me mantenía observando su reacción y luego giró la cabeza hacia mí, tirando su móvil en algún lado del colchón.

- ¿Qué quieres que hagamos ahora?

Su frase me habría parecido inocente y casual de no haber sido porque se inclinó sospechosamente hacia mí, apoyando sus brazos en la cama (uno entre mis piernas) y por su cara, incluyendo su intensa mirada, que cambió para pasar a convertirse en una expresión de coqueteo.

Le miré sorprendido y jovial ya que me hacía gracia que cambiara de humor tan a la ligera.

- ¿Qué te hace gracia, pequeño?

- Tú.- dije sincero mirando el suelo y luego le miré a él, que sonreía como si aceptara que nada iba a pasar entre nosotros porque no era el momento.

La verdad es que habían pocos momentos en los que se me olvidaba que tenía un miedo atroz a sentirme tan vulnerable como para hacer el amor con Luca, y lo increíble era que él sabía perfectamente cuándo eran esos momentos.

Se apartó de mí, mirando su móvil durante unos segundos y luego apoyó su mano, su gran palma, en mi muslo. Todo en él, hasta un simple toque, un básico movimiento, un gesto que podía presenciar muchas veces... me parecía tan estético que quería dibujarlo. Su mano parecía encajar en mi pierna con gracia. Tanta gracia que me hacía reír. Tal vez era esa sensación de nervios y tontería que sentía en mi parte superior del cuerpo cada vez que Luca y yo estábamos en algún momento clave de nuestra relación. Suspiré poniendo mi mano sobre la suya para que me mirara y dejara de prestar atención a su teléfono, seguramente esperando una respuesta de Cris. Luca le había preguntado si le molestaba que fuera y si prefería que no lo hiciera. A Luca le importaba mucho no hacer sentir incómodo a quienes quería, casualmente con las personas desconocidas no le importaba en absoluto. Pero lo que pudiera sentir Cris, a Luca le importaba demasiado. Igual que lo que pudiera sentir yo. Igual que a mí me importaba lo que pudiera sentir él.

- Oye.- dije mientras jugaba con sus dedos apoyados en mi muslo todavía.- Siento que no haya pasado nada aún. Ayer.

- ¿Como que no pasó nada? Sobrevivimos, Dyl. Yo creo que eso es algo.

¿Gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora