Capítulo 7 "La fiesta" ✔

310 175 37
                                    

Susana Informatica Cujae:
"La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener"

Gabriel García Márquez

*
Alexandra

El proyecto fue todo un éxito. Fue una experiencia increíble a pesar de todas las cosas que pasaron. Fueran buenas o malas, al final, siguieron siendo eso... Experiencias.

Estamos en casa de Paula, y nos despertamos para almorzar, luego de dormir casi por doce horas. Sé que ya había dormido bastante en la Playa, pero mi cuerpo tenía la necesidad de un colchón y una cama en condiciones.

—Entonces... no fue para nada lo que esperábamos, pero, por lo menos hubo abrazo —me comenta mi prima luego de que le contará todo lo que se perdió.

—Pues, aunque para mí fue increíble esto último, sé que no es la gran cosa —le respondo con sentimientos encontrados.

—Por lo menos hubo algo, que es mejor que nada, ustedes son más lentos que andar a pie —me dice Paula como siempre de exagerada.

Pienso responderle cuando noto que en mi celular está sonando y es un número privado.
Mi primer pensamiento es no responder ya que no lo tengo registrado, pero pueden ser mis mejores amigos desde México, y no puedo dejar de hacerlo.

—Hola —hablo a la vez que descuelgo el teléfono.

—Hola —repito al ver que nadie responde.

—Mira tú, zorra, como vuelvas a meterte con mi novio, te las vas a ver conmigo —me dice una voz chillona desde el otro lado del teléfono.

— ¿Quién eres? —pregunto al no reconocer la voz.

—No te hagas la Santa, o será que sólo no te metes con mi novio y tienes un club —dice evidentemente molesta.

—Mira... chica, ni idea de quién eres, pero no me he metido con novio alguno de nadie, así que creo que estas equivocada —le digo dispuesta a colgar la llamada.

— ¿Ah no? Pues mi Liam me dijo, luego de encontrarle un mensaje tuyo, que siempre andas arriba de él. Por eso te pido por las buenas que te alejes.

Por supuesto, como no lo vi venir, ese Liam...
Es que lo del mensaje pasó hace tanto rato que ya lo había olvidado.

—Mira, novia de Liam, primero te diré a ti, que te valores, y que analices bien a quién tienes que pedirle cuentas, a quién tienes al lado y si vale la pena estar con él. Luego te quiero aclarar que nunca en mi vida, voy a estar ni estaré con Liam, ese chico no sirve y se ha encargado de hacérmelo ver de muchas formas. Y tercero, dile a él, que tenga los testículos de llamarme y decirme lo que te dijo a ti de mí —finalizó cortando la llamada.

—¡Míralo a él! Ah, pero cuando empiece la escuela, él no se salva —le digo a Paula quien me mira con los ojos muy abiertos luego de escuchar toda la conversación.

—Pero yo te lo dije, ese chico es un bueno para nada —me dice ella molesta.

—Sí, ya lo noté de sobra —le respondo tomando camino hacia la cocina.

Friego los platos para seguir durmiendo ya que sigo realmente exhausta y no tengo cabeza para pensar siquiera en lo de Liam. Pero cuando empiece la escuela, por supuesto que lo arreglaré. De eso pueden estar seguros.

*
Ha sido una tarde horrorosa y digo horrorosa porque Paula me aviso que hoy en la noche habrá una fiesta en casa del novio de María.

¡Estoy muy emocionada y a la vez nerviosa!

Estoy en estos momentos en los cuales sigo pensando cómo me peinaré y qué escogeré para ponerme y nada me parece realmente bueno. Sé que no debería tener tanta ilusión de verlo, pero es algo que no puedo evitar. No sé cómo peinarme, no sé cómo vestirme, y a pesar de que estoy en tiempo porque llevo tres horas de antelación y contando que en una fiesta no hay hora de llegada límite igual me estoy estresando.

Luego de casi dos horas y media en el proceso me decidí por unos Converse, un pantalón y una blusa corta. Me gusta mucho el resultado, junto con el pelo suelto rizado y un maquillaje muy sutil.

Ya es de noche y demoramos más o menos cuarenta minutos en llegar a nuestro destino, ya saben que Villa Sur no está nada cerca.

Llegamos a una casa más bien grande, a pesar de que Adrien ya me había hecho varias invitaciones, es la primera vez que vengo acá. Esta no es una fiesta común como las que acostumbro a asistir, enseguida que entramos me comienza a gustar ya que trae un ambiente hogareño muy agradable. Luego de saludar a todos y cada uno, no veo a Alan y mi corazón decae un poco.
Se acerca Adrien el novio de María a mí y me susurra al oído...

—Sé lo que buscas y se encuentra afuera en el balcón, no es muy amante a mantenerse sociable, pero eso ya lo debes estar aprendiendo en este tiempo —dicho esto me guiña un ojo y se va dejándome sola.

Me encanta la relación que he creado con Adrien, y que poco a poco voy creando con la familia de Alan.

El término afuera tiene muchos significados, más aún cuando soy nueva en esta casa y como quiera que sea es una reunión y a la vez fiesta familiar. Luego de diez minutos bastantes abrumadores en los que intento buscar un poco en todas partes, encuentro el lugar exacto.
Pero no está Alan sólo, aunque de cierto modo sí porque está afuera de la casa y todos están en el portal. Voy saludando poco a poco a los que se encuentran aquí, que principalmente son familiares, los cuales al parecer se alegran de verme y el último al que saludó es a él, ya que está afuera.

Ambos nos sorprendemos cuando le doy un abrazo, más yo, pero siento que es algo que necesitaba hacer. Y estoy agradecida de estar alejada de la gente, porque tengo miedo de que puedan escuchar mi corazón, que parece querer salirse de la caja torácica desde que lo abracé...
Nos quedamos unos segundos mirándonos y el primero en romper el silencio es Alan.

—Viniste —me dice y noto un brillo extraño en sus ojos.

—Pues sí —le respondo con una sonrisa. — Primera vez, pero acá estoy.

—Me alegra, no sabía que venías —me dice— Y bien... ¿Cómo siguen las vacaciones? — pregunta con... ¿interés?

Ladeo la cabeza intentando entender porque quiere conversar conmigo o más bien intento encontrar las cuerdas vocales, que no recuerdo donde se encuentran gracias a los nervios.

—Pues, hasta ahora bien —respondo con una reprimida sonrisa.

—Qué bien —responde. Sé que quizás se dio cuenta de que detrás de eso hay miles de posibilidades y que mi respuesta fue muy escueta. Pero a pesar de eso lo deja pasa.

—¿Qué tal tu música? —le pregunto con interés.

—Súper bien —me dice con una hermosa sonrisa, la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida

《Esperen... ¿Yo dije eso? 》Ya es hora de empezarme a darme aplausos en la cara como dice mi prima Paula.

—Me debes muchas canciones, para ejercitarme. Lo prometiste, ¿recuerdas...? —le digo citando aquel día en conversamos en el Festival de Verano.

—Lo sé —responde. — He estado haciendo una selección e incluso he estado un poco más ocupado que eso, porque te estoy haciendo una canción también.

Dice esto último pasando una mano por el cabello en signo de nerviosismo.

— ¿Una canción para mí?

Esto se escapa de mis labios sin siquiera darme tiempo a pensar y de ser posible creo que lo pone más nervioso.

—Sí... —asiente más como una pregunta que como una afirmación, lo que me causa ternura ya que parece un chico pequeño.

Sin esperar más lo abrazo y le susurro un gracias que, aunque lo dije muy bajito sé que llegó a escucharlo porque al principio del abrazo se tensó, pero luego de decirle esto sentí como soltó todo el aire que estaba conteniendo.

—No hay de qué —me responde. — Cuando la termine, debemos ver como hago para que la tengas —me dice.

《 ¿Estará diciéndome que quiere verme de nuevo...? 》No me malinterpreten, pero soy lenta en estas cosas, muy muy lenta la verdad...
Como me dijo Adrien un día en una de las tantas salidas
"Eres más lenta que una babosa moviéndose en un día seco".

—Me resulta interesante, como de un momento a otro, estás en otro mundo —siento un susurro al oído que me eriza toda la piel y me vuelve a la realidad. — Disculpa, me debo ir, necesitan que ponga la música, luego nos hablamos —dice a la vez que se levanta y me mira debatiéndose entre decirme algo o no —Por cierto... me agrada que estés acá.

Dice dejándome sola y con una sonrisa algo boba.

***
La fiesta es una pasada y aunque no he bailado nada, no he parado de reír con los chistes de Ramón, el papá de Alan. Es la persona más alegre y divertida que he conocido en mi vida, aunque ya sabía un poco de su sentido del humor por aquel día en la Playa.

Mi prima Pau no ha parado de bailar y yo no me he parado a bailar.
A pesar de la insistencia de muchos yo siento que me da miedo escénico.
Y dirán, ¿Pero los escenarios no te dan miedo y una fiesta si...?
Pues sí. Porque es algo que no estoy acostumbrada a hacer... y a lo que no asisto mucho. Por tanto, a pesar de la insistencia de muchos, no me he parado a bailar.

Algo más tarde, hace acto de presencia Laura, una parte de mi imaginaba que ella vendría, pero la otra quería engañarse con que no...
Justo antes de saludarme me da una mirada fulminante, cuando todos le dicen que yo soy la nueva bailarina de la familia. Sip señores, sé que no soy del agrado de esta chica, aunque no la culpo, las mujeres tenemos un sexto sentido para las cosas.

Ha pasado otra hora...

Y aunque quiera decir que sí, ya nada es lo mismo, no me siento con las mismas energías de cuando vine. Sabía que Laura podía venir, pero no es lo mismo cuando se hace real, esta es otra señal para saber que debo alejarme de una vez y por todas.

En la sala resuena " Firestone " canción que me hace recordar la fatídica y complicada historia de Tessa y Hardin. Me he dedicado estos días de vacaciones a leerla, y aunque me encanta, en estos momentos no me hace bien recordar esa historia.

Me excuso para ir al baño. A pesar de que a diferencia de todos no he tomado nada, si he estado con un vaso de agua permanente, es más por los nervios y por la ansiedad que otra cosa yo creo...

Toco varias veces la puerta del baño y al ver que nadie contesta me animo a abrir.

La escena que me encuentro no es nada favorable y hace que mi corazón decaiga más si es posible...
Se encuentra Alan con su novia y parece que estaban en una acalorada discusión. Los ojos de ella llegan a los míos y me fulmina con la mirada lo cual no me importa, pero los de él cuándo conectan con los míos me rompen el alma, porque... una sola razón... está llorando y solo saber que pudo ser por ella me rompe el alma.

Y, por si fuera poco, hay algo que acaba por destrozarme. Ella lo besa, lo besa como si no hubiera un mañana y como si yo no estuviera ahí... Y él, aunque no sé si le responde o no, porque no estoy en condiciones para ser masoquista y mirar a fondo, se deja besar y eso es lo que basta para que pida un perdón casi inaudible y me vaya.

Me cuesta sólo cinco minutos encontrar a Paula y en cuanto lo hago y me ve a los ojos. Bastan segundos para saber que hay algo mal. No pregunta, sólo me lleva lejos.

—¿Quieres que nos vayamos? —pregunta y solo hago un asentimiento de cabeza.

Esto es lo bueno de ser casi hermanas, entiende todo lo que siento sin necesidad de decir nada.

Nos despedimos de la mayoría de las personas con la excusa de que debemos llegar temprano a casa. Todos se lamentan, más aún cuando sé que Paula comenzaba a ser el alma de la fiesta. Eso me saca una sonrisa, y aunque la bailarina sea yo, ella es la que se lleva el mérito todo el tiempo.

De Alan no me despedí. No tengo cabeza para verlo justo ahora. Agradezco que Paula no pregunte y que pase todo el camino de vuelta tratando de entretenerme. Ella sabe que le contaré sin presiones cuando esté lista. Y aunque así de catastrófica terminó mi noche, sólo me sirve para darme cuenta de algo. Ahora que hay tiempo debo cortar algo que nunca nació antes de que sea peor.

Infinite Kisses #1 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora