Capítulo 13: El último adiós

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"El último adiós"

Cuando miro a mi derecha, allí se encuentra él parado, me alegra que sea él, aunque la verdad es que no me esperaba su presencia aquí...

― Hola Summers.

― Hola Jake ―él se sienta en el pasto a mi lado.

― Espero que no te moleste que te acompañe un rato ―yo niego con la cabeza―. Entonces... ¿Por qué te saliste así de la Iglesia?

― Es que no podía aguantar más tiempo allí dentro. Sentí que me estaba asfixiando y tenía muchas ganas de gritarles a todos los que se encontraban allí sintiendo pena por mí, la niña que se quedó sin mamá.

― Oh... Entonces puedo suponer que no te gusta la gente que va a estas cosas por compromiso y que no siente tristeza por el suceso sino que siente pena por ti y tu padre ―asiento arrugando la nariz―. Entonces si tienes tantas ganas de gritar, grita. Aquí estamos solos, no te escucharán.

― ¿Estás loco? No lo voy a hacer, tal vez me escuchen. Además yo sé que esa frase la sacaste de la película "Montecarlo" ―se sonrojó un poco, por lo cual me di cuenta de que confirmó mi sospecha―. ¿Ves? Te descubrí.

― Bueno, sí. Tienes razón, saqué esa frase de esa película, pero en mi defensa, la he visto tantas veces por culpa de mi hermanita menor Tamy que me obliga a verla todo el tiempo, que ya me la sé de memoria y no porque yo quisiera ―así que tiene una hermanita. ¿Será rubia como él? Si es así el color de su cabello, debe ser súper lindo.

― Oh... OK, tranquilo, a mí también me gusta esa película así que entiendo a tu hermanita.

― Deberías conocerla algún día, estoy seguro de que le caerías muy bien.

― Me encantaría conocerla, pero de todas formas, no voy a hacer lo que me dijiste. No voy a gritar, así que ni lo menciones.

― Vas a ver que algún rato lo vas a hacer. A veces necesitamos desahogarnos Summers y no está mal hacerlo. Tampoco vas a dejar de ser la misma si lo haces. Solo vas a alivianar el peso que estás cargando ―bueno, al parecer este chico tiene un punto y tal vez seguiré su consejo en algún momento, mas por ahora no.

― Esta bien, lo haré, pero ahora no ―sonrió satisfecho―. Oye, una pregunta. ¿Cómo me encontraste aquí?

― Bueno, es que esta Iglesia era la favorita de mi mamá y cuando era pequeño venía aquí todos los domingos con ella y mi hermana, Mely, siempre jugábamos aquí por un rato muy largo ―puse cara de confusión.

― Espera un momento ―le digo sorprendida de lo que me acababa de decir―. ¿Tú vivías aquí cuando eras pequeño?

― Ah sí. Sí vivía aquí hace mucho, mucho tiempo ―dijo nervioso rascándose la nuca.

― Oh, qué raro que nunca nos hayamos conocido o al menos visto porque yo también venía siempre a esta Iglesia de pequeña.

― Sí, qué raro, ¿no? Bueno, será mejor que ya volvamos ―dijo parándose y extendiendo su mano para ayudarme a pararme también. Me pareció extraño. Al parecer a Jake le ponía nervioso hablar de su pasado y la verdad es que quiero averiguar por qué.

― Sí, creo que es lo mejor ―tomo su mano, nos levantamos y volvemos a la puerta principal de la Iglesia, donde están las chicas con Justin más.

― Meg, ¿dónde estabas? ―me mira Justin preocupado, luego su mirada se dirge a Jake y frunce el ceño. ¿Acaso se conocen? Eso la verdad, me parece un poco raro, ya que lo mira con odio o enojo, pero tal vez sea solo porque estaba conmigo, nada más.

Rompiendo los esquemas (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora