Ahora era Ana quien lloraba, tenía miedo. No quería quedarse con el padre sola.

Estiró su mano hacia la hermana, esta solo cerró las puerta de la alcoba.

Pero antes dijo:

-No llores, ni grites, a él no le gusta.

Siempre la castigaba cuando le decía que veía monstruos, pero ¿porqué la dejó sola a ella con uno?













[...]






Jonathan observaba a su hermana dormir, desde la playa ella había permanecido en un estado semiconciente. Recuperaba y perdía la conciencia hasta que al final no abrió los ojos.

Cogía temperatura por la noche, como ahora.

Pero esta vez era diferente. Jonathan lo sabía.

Estaba esperando, tenía una botella con  un líquido púrpura en su mano, listo para ella.

Había pasado tantas veces por lo mismo, básicamente desde que la rescataron de aquel convento.

La sangre le hervía al pensar en ese lugar y todo lo que le hicieron pasar allí.

Dejó de pensar en eso cuando el cuerpo de su hermana comenzó a temblar y respiraba con dificultad.

Estaba pasando.

Tocó la frente de Ana, esta hervía.

Los recuerdos estaban regresando muy rápido para su cuerpo.

Dejó la botella a un lado y tomó los paños fríos que tenía preparados.

Los repartió en áreas específicas.

Cabeza, cuello, bajo los brazos, piernas y muñecas.

Esperó hasta que pasó.

Anastasia había despertado.

Abrió sus ojos en la oscuridad de la habitación, lo único que la alumbraba era la luz de la luna.

La rubia comenzó a hiperventilar, las lágrimas y el llanto se apoderaron de ella.

Jonathan tomó la botella y se la entregó.

- Tranquila, Ana -se acercó a ella y enmarcó su rostro con dulzura - Estás a salvo, todos están muertos.

Esta temblaba sin parar, bebió el líquido violáceo desesperada.

Le dolía ver a su hermana así, frágil..
si tan solo la hubieran encontrado antes.
Maldijo a Jocelyn por lo bajo, como una madre tenía el corazón para abandonar a sus hijos y elegir a uno sobre el otro.

Lanzó la botella y está estalló en la esquina de la habitación.

Sollozaba por lo bajo y se abrazaba a si misma.

Cazadores De Sombras: Anastasia Morgenstern Donde viven las historias. Descúbrelo ahora