VI

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El corazón del argentino estaba latiendo fuertemente. México le había citado en las bancas de una calle.

Claro que la ansiedad comenzó a hacer su trabajo. ¿¡En qué estaba pensando el día anterior?!

No lo sabía. Una cosa llevó a otra. Recuerda que después de irse de casa de México, un incesante pensamiento de que algo malo había ocurrido permanecía en su cabeza.

Y cual balde de agua fría, recordó que cuando estaba ebrio, se le confesó a México.

Al final del día, cuando se había armado de valor para hablar con México, fue a esperarlo en la entrada de la casa del más bajo. Esperó ahí alrededor de diez minutos hasta que México llegó... Con el ruso.

Algo se activó en el interior de Argentina. Sabía que si no le decía a México ahora, alguien más se quedaría con él. Osea, el ruso.

Su instinto tomó control de su cuerpo. Su instinto llegó con su cerebro y le dijo "Hazte pa'llá". Sacó una valentía del demonio. Y pues... Básicamente eso. Todos sabemos en qué terminó esa valentía. En un México increíblemente enojado.

Cuando Argentina llegó, se alivió un poco al ver que México no estaba ahí. Pero mucho no tardaría en llegar.

Para matar el tiempo, se puso a jugar en su celular -Granny, si queremos ser específicos-. Estaba sumergido en el juego hasta que aquella conocida y querida voz lo sacó de allí.

-Hola, ¿cómo estás?- le preguntó Argentina a México, sonriendole al final de su oración. Aunque la cara de México no denotaba exactamente la tranquilidad que el más bajo usualmente llevaba pintada en su rostro.

México sólo se sentó a lado de Argentina.

-Ayer no te terminé de contar por qué no puedo o quiero iniciar otra relación. - expresó México con una voz muy calmada que en realidad no decía que estuviese sintiendo algo. Y Argentina sabiendo que México era uno de los países más expresivos, esto le intrigó aún más.

-Si no querés contarme, no tenés por qué... - aclaró el más alto. Estaba que se moría de curiosidad pero no obligaría a México a hacer algo en contra de su voluntad.

-Cállate, lo haré. - México suspiró. -Verás...

Hace tiempo, como hace cinco años, México mantuvo una relación romántica con España. Pero digamos que fue la relación que más daño emocional le hizo a México.

México lo conoció de la manera más linda, según él. España llegó a su vida muy repentinamente, pero México no se negó. Es más, fue casi amor a primera vista.

España siempre le halagaba de una manera muy tierna, al mismo tiempo que le prestaba atención y estaba ahí para el más bajo sí necesitaba de él. A cambio, México le dio todo su amor y cariño, le hacía regalos de manera desinteresada. Parecían la pareja perfecta.

Un día normal, España le pidió a México ser pareja. México muy emocionado aceptó. Sintió que su ser desbordaba felicidad.

Pero esa felicidad fue lentamente deteriorándose. Se fue marchitando. España, cuando ya era pareja de México, sólo lo hacía de lado. Cuando México le pedía que salieran juntos, España sólo se negaba. La excusa siempre variaba.

-Tengo trabajo, no puedo. - dijo España.

-Me gustaría, pero ese día no puedo, perdón.- dijo España.

-Estoy muy cansado, no puedo.- dijo España.

Todo siempre era distinto cuando se trataba de México. El día que decidió enfrentarlo al respecto, España le dijo:

Miztemoa Noyollo | MexTinaWhere stories live. Discover now