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Wanda observaba a una herida Natasha acostada en una cama, recuperándose. Las heridas no eran tan profundas, pero sí que la habían lastimado.
— ¿Cómo sigue Romanoff? —preguntó Murdock  entrando en la habitación con algo de cuidado al caminar.

—Está mejorando... Pero, no creo que pueda seguir así —respondió la pelirroja tomando la mano de la espía, quién en ese momento dormía— ¿Se conocían? —preguntó la hechicera volteándose  a ver a Matt, quién con siendo precavido y con algo de cuidado se sentó junto a ella.

—Ahm, algo así. Pero éste no es el momento de hablar sobre eso —contestó el castaño intentando evitar el tema, mientras acomodaba sus vendas alrededor de sus brazos— ¿Sabes cómo ocurrió todo? Estoy tan confundido en este momento.

—No muy bien, yo no estaba tan cerca del lugar en el momento que ocurrió —respondió la chica levantándose de su silla caminando lentamente hasta salir de la habitación. Sentía cómo el oxígeno comenzaba a faltarle, cómo la garganta empezaba a cerrarse y cabeza estaba dando vueltas mareándola.

— ¿Sigues aquí? —Preguntó Matt tocando la silla donde la mujer había estado sentada— ¿Estás bien? —.

—No... —dijo en un jadeo mientras llevaba sus manos hacia su cabello tirándolo hacia atrás en señal de estrés— Saldré por un poco de aire fresco —añadió saliendo del edificio, encontrándose con Steve cerca de la playa enfrente del edificio.

— ¿Cómo estás? —preguntó el rubio observando el océano enfrente de él.
La pelirroja no respondió ante aquella pregunta, sólo sollozaba en silencio mientras acompañaba a Steve— ¿Cómo está ella? —preguntó nuevamente volteando su rostro para ver a la pelirroja que inevitablemente comenzó  a llorar.

—Está... recuperándose, pero... —respondió con un tono de voz quebrado, antes de ser abrazada por el rubio, quién comenzó a susurrar que se calmara— No sé... Primero fue Visión, ahora... esto. Espero de verdad que mejore —añadió correspondiendo el abrazo, soltando el llanto sobre el hombro de Steve.

—Vamos, sé que estará bien. Todo estará bien, y pronto regresaremos a organizar su boda, ¿de acuerdo? —preguntó el rubio separándose de la chica y colocando sus manos en ambas mejillas de la chica, intentando calmarla— ¿Qué ocurrió con C.R.E.A.M.?

—No... No lo sé. Nadie encontró alguna parte de C.R.E.A.M., al menos no que yo sepa —respondió la pelirroja mientras se separaba de Steve, quién confundido la observó  por unos segundos.

(***)

Beckº caminaba de un lado a otro nervioso en el centro de la sala, mientras Loki estaba sentado con las manos cubriendo su rostro, desesperado un poco por la actitud del ojiazul.
— ¿Podrías dejar de caminar? —preguntó molesto observando al de ojos azules, quién se detuvo al oír las palabras del pelinegro.

—De acuerdo, es sólo que ¡¿sabes con quién estamos a punto de hablar?! —exclamó exaltado y nervioso, siendo interrumpido por una joven chica que salió de la puerta enfrente de ambos.

—El jefe los atenderá ahora, por favor, pasen —dijo amablemente, mientras abría la puerta para que ambos entraran a aquella lujosa oficina.
Ambos se sentaron enfrente de aquél escritorio, mientras que aquél hombre corpulento observaba por la ventana con un cigarro en su mano— Sr. Kingpin, ya están aquí —añadió la asistente cerrando la puerta y saliendo de la habitación.

—Veo  que lograron su objetivo —dijo con aquella voz grave y profunda que podría hacer temblar a cualquiera.

—S-señor K-Kingp-pin ¿usted...? —preguntó el de ojos azules nervioso, siendo interrumpido.

—Sí, Beckº. No puedo esperar a que comiencen a reconstruir la máquina —respondió tirando el cigarro que tenía en la mano en el suelo, para después pisarlo fuertemente y acercarse a aquellos dos— Tendrán mi financiamiento, pero quiero la máquina lista dentro de una semana —añadió observándolos fijamente, de una manera fría y seria.

— ¡Por supuesto que la tendrá, Señor! —exclamó Loki  con un tono algo alegre.

Los dos salieron de la oficina; y mientras Quentinº reprochaba a Loki por lo que había hecho, el pelinegro sólo ignoraba los comentarios del ojiazul molesto.
— ¡¿Por qué aceptaste?! —preguntó Quentinº exaltado y nervioso.

— ¡Necesitamos el dinero! ¿Acaso no quieres hacer lo que me habías dicho? —preguntó el pelinegro deteniéndose y observando al de ojos azules.

—Sí, lo haré... Pero sólo porque quiero... Tú sabes —respondió Quentinº cambiando el tono de su voz de una manera radical, pasando de ser nervioso  a algo triste y nostálgico.

—Bien. Mañana obtendré los planos de C.R.E.A.M. del edificio de esos idiotas, tú harás el resto —dijo Loki,  saliendo de la habitación siendo seguido por Beckº.

Avengers and The Multiverse of Stories. | COMPLETAWhere stories live. Discover now