Capítulo 23: Alcohólicos

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—Esta noche va de bien a peor—opino sentada en la bañera.

-—Yo que pensé que estaba yendo de bien a mejor—bromea Adrien.

Adrien es probablemente con el que menos hablo del equipo. Y no porque nos llevemos mal sino porque Adrien tiene una personalidad introvertida. Cuando toma confianza se transforma en una personalidad extrovertida/bromista.

Por eso Adrien no comenzaba ninguna conversación conmigo y yo tampoco intentaba comenzar una con él. Sólo hablábamos cuando otra personaba iniciaba la conversación hasta que hace dos meses él empezó una conversación. Tal vez porque conocía lo suficiente sobre mí o porque se sintió muy incómodo por el silencio, no lo sé.

El punto es que desde ese momento llevamos una amistad algo inusual. Nos llevamos bien, sabemos que tenemos algo en común. Lo que no sabemos es qué en específico es lo que tenemos en común.

—Al menos ninguno de nosotros esta borracho—consuelo recordando mi primera fiesta con el equipo RG.

Él encarna una ceja y voltea para dirigirme una mirada de incredulidad.

—Tú hueles alcohol.

Tomé ocho shots de vodka. Estoy más relajada, pero sigo sobria.

—Esta fiesta huele a muchas cosas, el olor cayó en mí por accidente— me excuso.

—Claaro, voy a fingir que te creo si eso te deja dormir.

—Que noble persona.

Él ríe y sigue tratando de limpiar su camisa.

—Megan ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Mhhm si

—¿Qué fue lo que pasó entre Michael y tú el día de la fiesta?

La pregunta me ataca con la guardia baja tanto que casi caigo de cara en la alfombra. Logro agarrarme de los bordes de la bañera y volver a mi posición original, salvándome de un golpe que dejaría un moretón y una situación vergonzosa que contar.

Que estilo, que disimulación. Me culpo a mí, el alcohol en mí no tuvo nada que ver.

—Em...Mmm—intento ganar tiempo para pensar en una respuesta que me permita evitar decirle a Adrien que su mejor amigo y yo nos besamos. Porque no sé si puedo o debo decirlo.

Piensa, Megan, Piensa. Los ocho shots en mi sistema no me defraudan y permiten que llegue a una solución.

La mejor manera de evitar responder una pregunta es responder con otra pregunta.

—Te lo diré solo si tú dices que fue lo que pasó entre Deb y tú minutos antes de comenzar la competencia clasificatoria.

—No responder lo dice todo—expone alzando ambas cejas juguetonamente.

—¿Vas a responder mi pregunta?, no hacerlo lo diría todo—contraataco con sus palabras.

—Okay, nadie responde nada. Bien jugado—él termina de lavar su camisa y mientras la seca trato de relajarme. Dejo reposar mi cabeza en la pared cerrando por un momento mis ojos.

Me salvé de esa conversación. Por ahora. No puedo dejar de pensar en que pasará cuando se acaben las excusas.

Siento algo húmedo en mi cabeza. Una, dos y tres gotas caen juntas. ¿Qué rayos?

—Adrien, detente. Esa agua huele a vomito—solicito al darme cuenta que Adrien ya terminó de secar su camisa un poco. Esta sigue goteando y decidió ponerla arriba de mi cabeza para molestarme—. Eres un asqueroso—lo empujo con la suficiente fuerza para que quite su olorosa camisa de mi cara.

¡¿ELLA ES MI ENTRENADORA?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora