Capítulo #26 - ¿Es usted el padre?

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No había tiempo para llamar a una ambulancia, así tardarían más. Por lo que después de avisar corriendo a la familia se subieron al carro. Wilmer se encontraba conduciendo muy nervioso al hospital con Demi a su lado. Ella aparentaba más tranquilidad, sin embargo él iba acelerado, no dejaba de mirarla cada dos segundos y aunque ella cerraba los ojos con fuerza a la vez que gritaba se daba cuenta de las reacciones de él. Las contracciones iban en aumento, deseaba que aquello parara.

Demi: Wilmer, no tardes mucho más porque siento que viene.

Wilmer: Tienes que aguantar cariño, ya llegamos.

Ni siquiera se detuvo a estacionar el carro, paró en mitad de la puerta y bajó corriendo, pidiendo una silla de ruedas. Una enfermera los atendió rápidamente y él tras ayudar a Demi cerró el carro. Sus manos se entrelazaron unificándose en una sola, ella sentía que no estaba sola.

Enfermera: ¿Es usted el padre?

Demi: Si (interrumpió rota en un grito) dejen que pase.

Enfermera: Venga con nosotros.

Por un momento al escuchar aquello se quedó petrificado, pero después comprendió que únicamente era para que lo dejaran pasar. La subieron con cuidado a una camilla, llevaba un camisón por lo que muy rápidamente miraron los centímetros de dilatación. El sudor corría por su rostro y Wilmer miraba todo aquello absorto.

Enfermera: Debe dilatar un par de centímetros más... le pondremos la epidural.

Demi: Wilmer, (lo tomó de la mano y lo agarró fuertemente) te juro que te mato.

Wilmer: Tranquila, (tocando su frente) todo va a estar bien, estoy contigo.

Era ahora cuando ella agradecía aquellas visitas nocturnas, si no, hubiera estado sola. Cuando los médicos lo vieron conveniente la llevaron a la sala de partos. Ella miraba todos los aparatos, en parte todo aquello la asustaba. Wilmer entró vestido con una bata y unos zapatos azules y se paró a su lado. Volvió a tomarla de la mano y se quedó mirándola fijamente.

Doctor: Bien, ahí viene. Demi, empuja con fuerza cuando sientas las contracciones.

Las enfermeras estaban pendientes de todo lo que se pudiera necesitar. Demi hacía tanta fuerza como podía. Wilmer estaba a su lado, apoyándola y disfrutando de aquel momento. Hasta que de pronto un llanto llenó la sala. Cuando todo terminó, le entregaron la niña a Demi, envuelta en una suave manta y fue entonces cuando supo que todo aquello mereció la pena.

Era tan pequeña, tan frágil y a la vez tierna. Sentía el corazón latir sobre su pecho, sus ojos se llenaron de lágrimas, al fin la tenía entre sus brazos. La niña lloraba a pulmón vivo, se estaba demostrando lo inquieta que era. Wilmer tímidamente toco su manita y Demi le sonrió.

Wilmer: ¿Cómo se llamará?

Demi: Paulina.

Wilmer le agradeció aquel gesto a Demi con un simple movimiento de cabeza, después depositó un pequeño beso en la mejilla de la recién nacida.

Enfermera: Es una niña muy fuerte, (la cargó) en unos minutos la subiremos a la habitación con ustedes.

Ambos ya estaban en la habitación, esperando la llegada de su hija. Ella tomó a Wilmer de la mano, él estaba feliz, contento... pero su mirada transmitía también tristeza. Él se acercó a ella y la besó lentamente, ella lo agarró impidiendo que se separara.

Demi: Wilmer... lo que dije antes, respecto a que tú eras el padre...

Wilmer: Sé que era totalmente falso. (interrumpiéndola) No te preocupes.

Demi: No, pero...

Wilmer: De verdad, (sonriéndole) para mi estar en el nacimiento fue tan emocionante que en verdad siento que Nick no haya estado ahí.

Demi iba a contarle toda la verdad, que él era el padre de Paulina, que ella llevaba parte de su sangre cuando la enfermera interrumpió entrando en la sala con la pequeña. Estaba tapada cuidadosamente, ahora si estaba en calma... esta la tomó en brazos y la puso sobre la madre. Era la hora de que intentara comer aunque fuera un poco. La enfermera se salió y Wilmer iba hacerlo también cuando...

Demi: Quédate, me has visto completamente desnuda... no creo que tenga nada de malo en que me veas un pecho.

Wilmer asintió, pero no dijo palabra ninguna. Se sentó a un lado y se quedó observando todo. Demi descubrió uno de sus pechos, un pecho que Wilmer no veía desde hace mucho tiempo. Rápidamente Paulina abrió su boca al sentir el pezón rondar por su boca y tras girar la cabeza un par de veces por fin se agarró y comenzó a tomar leche. Los dos la observaban como si de una valiosa joya se tratara. En verdad, era su pequeña joya.

Demi: Gracias por el esfuerzo que has hecho en todo este tiempo.

Wilmer: No me agradezcas nada. Demi, yo te quiero.

Demi: Wilmer, yo a ti también y lo sabes desde hace mucho tiempo.

Wilmer: Entonces te pido, te suplico que me des una oportunidad. 

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Lamento dejar abiertos los finales de cada capítulo, pero es mi manera de mantenerlas interesadas en la historia!! 

No olviden dejar su voto y comentario. Gracias por leer!!

Xoxo, D

Ardiente Deseo (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora