9. A tropezones

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Plan A: La cabaña.

- ¡Anímate Donghae! te hará bien respirar aire fresco y descansar - Mark, afable le guiña un ojo por el espejo retrovisor mientras conduce su autovan.

Donghae asiente, sonríe levemente, y apoya la frente en el vidrio. Los árboles y casas diseminadas por el campo son manchas que pasan a toda velocidad. Van de camino hacia una cabaña ubicada a las afueras de Seoul, arrendada por sus amigos pensando que la naturaleza, un cambio de ambiente y alguna jornada de trekking ayuden al castaño a salir de su sopor. Media hora más tarde, estacionan al costado de la hermosa construcción enclavada en lo alto de una colina que domina un frondoso valle en torno a una pequeña laguna. Se bajan del vehículo entre exclamaciones que admiran el paisaje que quita el aliento.

El entorno es de verdad maravilloso y Donghae no puede menos que expresar a sus amigos el esfuerzo que hacen por él y promete que se esforzará en disfrutar. Dejan sus mochilas y cajas de comida dentro de la cabaña listos para disfrutar de un día libre de preocupaciones. alguien propone explorar las cercanías de la laguna y armados de gafas, protector solar y zapatillas se aprestan para salir. Sin embargo, cuando están en la terraza a punto de bajar las escaleras que llevan al senderito, Donghae se excusa diciendo que él prefiere quedarse en una reposera al sol. 

- Déjalo, no lo atosiguemos, quizás sea bueno para él un rato a solas - dice Ian bajito tomando la mano de Mark para ponerse en camino.

- ... Está bien... 

El grupo se pone en camino y el castaño los sigue con la vista, parapetado tras sus lentes de sol. Está infinitamente agradecido de lo que hacen por él, pero en el fondo se siente presionado. A veces cree que debe actuar frente al esto desplegando una falsa alegría y sonreír forzadamente. Los adora, a todos, pero la repentina soledad le viene bien. Ian y Mark avanzan abrazados por el sendero, seguidos de Heechul y más atrás Hyukjae y Junsu. La vista de sus manos unidas unidas provoca algo parecido al ¿anhelo?. Suspira. 

La inmensidad del valle contrasta con lo pequeño que él se siente. 

Un rato después observa que Hyukjae vuelve sobre sus pasos por el caminito.

- Les he dicho que me duele un poco la pierna - murmura confidente al llegar junto a él. En realidad había dicho a Junsu que está preocupado y quiere hablar en privado con el castaño.  Cree que con él se abrirá y podrá ayudarle.

A la vuelta del paseo, los demás notan que Donghae ríe feliz y relajado, conversando con Hyukjae que mueve sus manos expresivamente. Están en su mundo. La estrategia del pelinegro parece haber funcionado de momento y todos sonríen satisfechos cuando llegan a unirse a ellos a la terraza. La tarde transcurre entre un sabroso almuerzo, conversación y una segunda ida a la laguna. Esa noche en la habitación que comparte con Hyukjae, Junsu medita. Ama a su novio, mucho, en tanto el castaño le parece un buen chico y le agrada. Pero la obvia complicidad entre ambos siempre ha sido una espina en su corazón, no es que hagan algo especial o sospechoso, es solo algo intangible que parece unirles sin esfuerzo, una energía que solo fluye entre ellos. Su vínculo no es igual al que tienen con el resto, y él, muy a su pesar, lo sabe. Desde el comienzo a tratado de evitar los celos y menos aún expresarlos ante Hyukjae, pero ahí están irremediablemente. 

Las jornadas siguientes se entretienen en abrazar árboles, hacer trekking, nadar en el lago, hacer barbacoas por las tardes y asolearse en la terraza. Salvo un trágico incidente protagonizado por una mofeta aventurera en el baño que fue expulsada a escobazos, todo ha sido perfecto.

En el viaje de vuelta a Seoul Donghae se muestra tan melancólico como a la ida.

En el viaje de vuelta a Seoul Donghae se muestra tan melancólico como a la ida

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