Capítulo 35

1K 73 18
                                    


Me sonrió sobre mis labios y luego me besó apasionadamente, yo lo abracé atrayéndolo más hacia mí, si acaso eso era posible mientras acariciaba la tersa piel de su espalda. Rompimos el beso para tomar aire y después se pasó al asiento del copiloto, nos ordenamos las ropas, en su caso la poca que traía y después encendí al auto y me puse en marcha rumbo a mi departamento, la noche apenas estaba empezando.

Me estacioné en mi lugar acostumbrado y luego le ayudé a bajar, entrelazamos las manos y caminamos hacia el ascensor, un par de ancianos también lo estaban esperando y nos saludaron. Subimos los cuatro y ellos bajaron en el segundo piso, mi departamento está en el noveno así que mi novio y yo seguíamos subiendo, nuestras miradas se cruzaron un instante y eso bastó para que ambos levantáramos la mano al mismo tiempo y apretáramos el botón para detener el elevador.

Nos besamos desesperadamente sintiendo el sonido pegajoso que el roce de nuestros labios producían, en tanto nuestras manos recorrían el cuerpo del otro.
Joel desabotonó un poco mi camisa mientras lamía mi torso al tiempo que deslizaba su mano hacia mi pene, que hace mucho le pertenecía a él, a él y solo él.
Yo no podía controlarme, corrí un poco el tapado que lo cubría y comencé a delinear su figura, acariciando su espalda baja, iba a seguir hasta su entrada pero mi bebé era muy habilidoso con sus manos y tuve que frenar sosteniéndome de las paredes del ascensor al sentir como me invadía el placer. Con su lengua fue subiendo hasta llegar a mi cuello que mordisqueó y jugó a su gusto, haciendo que cada vez me sintiera más y más en el cielo.
Susurraba su nombre acompañado de suaves gemidos que aumentaban de volumen a medida que mi novio incrementaba la velocidad, logrando que el líquido preseminal empezará a manchar mi vientre y las hermosas manos de mi novio.
Joel se arrodilló ante mí y se devoró el glande siguiendo por toda la longitud de mi dureza, chupando y atragando todo lo que podía.  En este punto yo  ya estaba extasiado por él, quería más pero sentía que no aguantaba más.
Tome sus cabellos, sugetandolo para que no se mueva y me cogí su boca, entrando y saliendo, creando el vaivén de la perdición con su cálido aliento envolviéndome.

-Mmh, aaah, así bebé... Lo haces tan bien... Ahh, más!

Todo se nubló para mí e inundado de placer me vine por completo en su perfecta cavidad bucal.
La boca de Joel chorreaba semen, era hermoso. Una hermosa obra de arte de la cual, aunque sonará egoísta, solo yo quería ser digno de admirar.
Lo tome en mis brazos y besé sus labios, necesitado de él, de su contacto. No quería separarme un segundo, me moví con urgencia, bajando por su cuello, dejando marcas en tonos galaxia. En un momento no pude contener el impulso y mordí su hombro, a lo que Joel soltó un jadeo algo agudo, casi como un grito.

– Perdóname, no quise lastimarte– exclamé avergonzado aún con la voz retorcida.
– Tranquilo, no me has lastimado – aseguró absorbiendo mi labio inferior en su boca.
– Me vuelves loco.
– Tú me tienes loco desde el primer instante que te vi.

Nos seguimos besando y luego arreglamos nuestras prendas. Terminamos de subir los pisos que nos faltaban y finalmente llegamos a mi departamento, mi bebé se quedó boquiabierto al ver el camino de pétalos de rosa, lo siguió y llegó hasta el jacuzzi de mi habitación, que estaba rodeado de velas que fui encendiendo poco a poco, cuando terminé abrí la llave del agua para que se llenara, me acerqué a él y lo abracé.

– Christopher, todo esto es tan hermoso– exclamó emocionado rodeándome por el cuello con sus manos.
– Quería que esta noche fuera muy especial, diferente.
– Contigo todas las noches son especiales y diferentes.
– Tendré que seguir esforzándome.

Le di un corto beso en los labios y después tomé el recipiente que tenía pétalos y los eché sobre el jacuzzi, luego vacié un poco de jabón y por último destapé el champagne y lo serví en dos copas, le ofrecí una y le di otro beso.

– Por nosotros, que nunca se nos termine el amor ni la pasión – dije chocando su copa.
– Que estemos juntos toda la vida y más allá de ella, te amo.
– Te amo corazón.

Nos bebimos el líquido y después nos besamos apasionadamente, me separé para cerrar la llave y al girarme mi príncipe ya estaba completamente desnudo, me maravillé mirándolo.
Mi cabeza daba vueltas en algo, hace unos días, en una de nuestras noches de sinceridad, en las cuales expresabamos todo lo que queríamos decirnos, hablamos sobre ser padres, sobre nuestros futuros bebés, nuestros hijos, sobre a qué opciones podríamos acudir llegado el momento y como cambiarían nuestras vidas.
Por momentos sentía que Joel aún no estaba listo para serlo, pensaba que aún era muy joven para eso, pero luego de contarme la historia de sus padres entendí que lo que en realidad tiene es miedo de serlo y de fallar, ya le demostraré yo con el tiempo que no lo hará solo, que los dos lo haremos y juntos seremos los mejores padres, como lo han sido los míos.

– ¿En qué piensas? – preguntó caminando sensualmente hacia mí.
– En todo lo que te amo... y lo que te amaré cuando seamos papás y un niño o una niña sea la razón de nuestra existencia– respondí acariciándole su carita.
– ¿De verdad quieres un hijo?
– Sí – aseguré acariciándole la mejilla – en un futuro, cuando ambos estemos listos, por ahora solo tú eres mi bebé.
– Me agrada la idea, ¿Qué te parece un par de años o al menos uno?
– ¿Es una promesa?
– Es un plan de vida, creo que es tiempo suficiente para consolidar nuestra relación, además quiero seguir preparándome en el ámbito profesional, pero ya hablaremos de eso más tarde– lamió mis labios – ahora disfrutemos el presente – agregó abriendo mi camisa con tal fuerza que los botones salieron volando.

Caímos rendidos sobre la cama, nos besamos y no supe en qué momento nos quedamos dormidos con nuestros cuerpos entrelazados. No sé cuánto tiempo pasó, de repente, aún dormido, empecé a sentir que mi miembro se endurecía, aunque no era la típica erección matutina, así que desperté y al abrir los ojos me di cuenta que mi bebé se lo estaba comiendo, una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, me apoyé en los antebrazos para enderezarme un poco y disfrutar de ese maravilloso espectáculo. Se dio cuenta que había despertado por mis gemidos, sonrió sobre la punta de mi miembro y después de lamerlo volvió a sumergirlo en su boca, me dejé caer sobre la cama, la deliciosa sensación recorría todo mi cuerpo.

Joel se detuvo para subir en mí, introduciéndose mi miembro en su húmedo y cálido agujero. Se apoyó sobre mi pecho y comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo, tratando de mitigar el fuego que lo consumía, enloqueciéndome a mí que acariciaba sus muslos. Intensificó sus movimientos, entonces la tomé y lo hice girarse, quedando debajo de mí, le sonreí y lo besé embistiendo en él con fuerza, después enterré mi cabeza en su cuello e hice los últimos movimientos que nos llevaron al éxtasis total.

– Que delicioso despertar – dije sobre sus labios.
– Buenos días mi vida – respondió con una amplia sonrisa.
– Muy buenos días corazón, así ni siquiera dan ganas de levantarse de la cama.
– No tenemos que levantarnos, podemos quedarnos aquí... te recuerdo que alguna vez me dijiste que podrías tener sexo conmigo todo el día... ¿qué tal si hoy es ese día?
– ¿Estás seguro de lo que estás pidiendo?
– Sí, yo también estuve en abstinencia el mismo tiempo que tú, te amo.
– Yo también te amo... mi desconocido favorito.
– Ya no somos desconocidos, no reglas entre nosotros nunca más.
– Yo diría que sí bebé... sólo una– aseveré quitándole un mechón de su rostro.
– ¿Cuál? – preguntó desconcertado.
– Amarnos para toda la vida.
– Esa no es una regla, es un regalo, un placer infinito... te amo Christopher Vélez, te amo con todo mi corazón y mi alma, como jamás había amado a nadie, de eso puedes estar completamente seguro.
– Tú también debes estar seguro que te amo como a nadie y, si me dieran a elegir una vez más, sin ninguna duda te elegiría de nuevo y no cambiaría nada de nuestra historia, porque es única e irrepetible, te amo Joel Pimentel de León, mi novio, te guste o no te guste.

Me sonrió y me besó apasionadamente. Ese era el inicio de una nueva vida juntos; sin reglas, sin mentiras, sin temores; únicamente amándonos, entregándonos el uno al otro sin pudor, sin tabúes; experimentando, creando, innovando el arte de amar; sin complejos, ni ataduras; libres para amarnos hasta el final de nuestros días, esa sería nuestra única regla de hoy en adelante, la única que seguiríamos sin romper, porque nuestro amor es inmenso, la mezcla perfecta de ternura y sensualidad, amor con sexo y sexo con amor, una verdad innegable.

Tentación - Virgato 🔥 Segunda Parte (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora