Capítulo 3

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A los dos minutos que colgamos, me llegó un mensaje al móvil con el teléfono de la chica, la clave y las reglas, aún no estaba seguro de querer participar en ese juego. Se llevaron todas las cajas, después tomé mi maleta y miré por última vez aquella habitación que había sido más que eso, había sido mi guarida, mi refugio, la que sabía de todos mis proyectos, mis sueños y mis alocadas aventuras de universitario. Bajé las escaleras, me despedí de algunos compañeros que me encontré en el camino y subí al taxi que ya me esperaba para llevarme al aeropuerto. Al llegar al de Seattle me estaban esperando mis padres y Julieta, que sostenía un gran cartel que decía "Bienvenido a casa Licenciado Vélez", yo sonreí y corrí a su encuentro, primero abracé a mi madre que estaba más que feliz de volver a verme, la cargué y le di vueltas, después varios besos en ambas mejillas, ella sólo sonreía. Luego abracé a mi padre, que me dio un apretón en la espalda y unas palmaditas en una mejilla y por último le di un gran abrazo a Julieta.

– ¿Y Jonathan? – pregunté al no verlo ahí.
– Tuvo entrenamiento hijo, ¿qué tal el vuelo?– respondió mi madre abrazándome.
– Muy tranquilo ma, me dormí casi todo el trayecto.
– Que gusto tenerte en casa.
– A mí también me da mucho gusto regresar.

Caminamos al estacionamiento y subimos al auto de mi padre, les fui platicando del proyecto que tenía en mente y que me asociaría con dos de mis compañeros para llevarlo a cabo. Mi padre me platicó como iba la fundación que dirigía y mi madre me dijo que estaba muy emocionada porque tendría una exposición en Nueva York la siguiente semana. Julieta me anunció feliz que ya había conseguido trabajo. Al cabo de unos minutos llegamos a la casa, bajé mi maleta de la cajuela y entramos. Sonreí enormemente cuando se escuchó el grito de sorpresa y vi a mis hermanos, amigos y otros familiares en la sala de la casa. De inmediato, me abrazó Jonathan, el recién casado, tenía apenas un par de meses de haber regresado de su luna de miel. También me dio un gran abrazo Diana. Seguí saludando a los presentes, entre ellos mis tíos.

– Que gusto me da verte Christopher, ya eres todo un hombre, que alegría que ya hayas terminado hasta la maestría– dijo el tío Peter después de darme un gran abrazo.
– A mí también me da gusto verte tío, gracias por estar aquí.
– Ni lo menciones, no me podía perder tu regreso, en la noche nos vamos a festejar, ¿eh?, un amigo acaba de abrir un table–dance y las chicas están de lujo,también hay chicos guapos, si así los prefieres, nos llevamos a tu hermano que el hecho de estar casado no le impide ver el menú.
– Si Diana se entera te ahorca.
– No le vamos a decir, ya arreglé todo y hasta tu padre nos va a acompañar, será una noche de hombres memorable.
– ¿Te puedo robar a Christopher un segundo?– exclamó Loren, hermana de Diana, colgándose de mi brazo.
– Por supuesto nena– respondió y se fue con el resto de nuestros familiares.
– Creí que estabas en Francia pequeñuela– dije.
– Es que este fin de semana será largo porque hoy es día feriado, llegué en la mañana, muy temprano y me voy el domingo a mediodía.
– Pues eso me da mucho gusto, aunque igual estaba planeando ir a visitarte.
– Súper, puedo enseñarte algunos lugares maravillosos y muy románticos para cuando tengas pareja la lleves para allá.
– Sabes que eso no es lo mío.
– Pero, el amor es maravilloso Christopher, pensé que ya habías superado... – guardó silencio, no quería herirme con ese tema – yo soy tan feliz con Michael, nos amamos tanto, aquí entre nos, él también irá a verme, estará diez días allá.
– Que bueno, me da gusto que seas tan feliz con él, sólo cuídate y siempre piensa en las posibles consecuencias.
– Eso hago, teniendo de padre a un doctor no puede ser de otra manera, recuerda:
– ¡¡¡Prevención!!! – exclamamos los dos al mismo tiempo y nos largamos a reír.
– Cuenten el chiste, ¿no? – dijo Jonathan acercándose a nosotros.
– ¿Cuál es la frase predilecta de mi papá?– preguntó Loren divertida.
– La medicina debe ser preventiva no curativa, así que ante todo prevención– respondió en tono ceremonioso y volvimos a reírnos – por cierto hermano, te tengo un regalo de graduación, está en tu habitación, vamos.
– Ay yo quiero ver que es– exclamó Loren.
– Es cosa de hombres, tú no puedes venir.
– Ash, me chocan cuando hacen eso- dijo riendo- voy con Michael.

Tentación - Virgato 🔥 Segunda Parte (Adaptación)Where stories live. Discover now