Capítulo 1

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Tres años atrás.

Narra Christopher

Me encontraba en medio de la que había sido mi habitación los últimos cinco años de mi vida y la que había sido testigo de mis múltiples aventuras con mis desenfrenados compañeros universitarios, quizá eso era lo que más iba a extrañar de haber terminado mis estudios, las noches de fiesta con mi inseparable amigo Alan, la compañía de una linda chica o un chico guapo que calentara mi cama sin buscar un compromiso más allá, tan sólo apagar el fuego de la pasión sin entregar el corazón, muy conveniente, ya lo había entregado yo una vez y la vida me la arrancó cruelmente, no iba a dejar que volviera a suceder. Tomé el último libro para meterlo a la caja y una fotografía resbaló, éramos Nina y yo, abrazados en el portal de mi casa, el día que le dije por primera vez que la amaba y que jamás me imaginé que también sería el último. Todo por un conductor borracho que se quedó dormido al volante y no pudo controlar el vehículo que se subió a la banqueta mientras ella esperaba el bus escolar y que terminó con su vida y con mis sueños, ha sido el peor momento de toda mi vida y deseé morir, no quería vivir separado de ella, había sido mi primera novia y la única, con ella descubrí lo que era un beso de verdad, de amor, una caricia furtiva, el despertar de la pasión, aunque nunca logramos consumarla, el tiempo ya no lo permitió. Me olvidé de todo, incluso de mí mismo, no quería hacer nada, ni comer, ni dormir, mucho menos soñar, lo único que quería era estar a su lado, por siempre, como lo habíamos dicho esa vez que me animé a decirle te amo. Los primeros días asistía a diario al cementerio, a platicar con ella, a repetirte hasta el cansancio que la amaba, quería que estuviera segura donde quiera que se encontrara, hasta que un día me agarró una tormenta ahí y no supe ni como llegué a mi casa. Casi me da pulmonía, quizá si no hubiera sido por la intervención de mi padre hubiera muerto y lo habría hecho feliz porque eso me llevaría con ella. Cuando estuve consciente de nuevo, después de que la temperatura había disminuido, me solté a llorar al darme cuenta que seguía en este injusto mundo. Sentí que me abrazaban y me consolaban, ese aroma era inconfundible, a lavanda, entonces supe que se trataba de mi mejor amiga, Julieta, ni siquiera me enteré cuando regresó de Canadá.
Ella y yo habíamos sido muy unidos desde que tengo uso de razón, hicimos miles de travesuras juntos, nos castigaron y nos premiaron tanto sus padres como los míos, éramos inseparables, sólo la dejaba cuando Nina iba de visita y en ocasiones jugábamos los tres, recuerdo que alguna vez se pelearon por mi compañía y yo terminé yéndome a jugar con Jonathan, para evitar que el conflicto entre ellas aumentara, me miraron extrañadas y entonces hicieron equipo y decidieron ignorarme, así que había logrado mi propósito y sonreí, no me gustaba que discutieran entre ellas y mucho menos por mí. Sentí la humedad de sus lágrimas en mi cabello, Julieta lloraba junto conmigo sin decirme nada con palabras porque su abrazo lo decía todo, estaba ahí apoyándome y consolándome, dispuesta a hacerlo cuantas veces fuera necesario, así era ella, siempre entusiasta y con una sonrisa en los labios, siempre buscando el lado positivo de la situación, pero en este caso no lo había, ¿qué puede dejar de bueno la muerte de alguien que amas con todo tu corazón? Lloramos hasta que no quedaron más lágrimas que derramar y ella se quedó dormida en mis brazos, yo me quedé mirando al vacío toda la noche, pero cuando sentía que alguien abría la puerta cerraba los ojos. Tanto mi madre como mi padre entraron en varias ocasiones a la habitación, como lo hacían todas las noches; frustrados, desolados, incapaces de poder hacer algo para revivirme, me dolía verlos así, pero era mucho mayor mi dolor por la pérdida de Nina. También me daba cuenta del sufrimiento de mi hermano por verme en ese estado, ha sido la única vez en mi vida donde no vi a Jonathan bromear ni brincotear con sus ocurrencias, su rostro era triste y mostraba una total incomprensión por la situación, reflejaba lo imposibilitado que se sentía para ayudarme, pero yo no quería que lo hiciera. A la mañana siguiente cuando Julieta despertó, me dio un beso en la frente y me dijo que iba a su casa a bañarse y cambiarse. Regresó al cabo de no sé cuánto tiempo, traía una cacerola con pan tostado, zumo, leche y mermelada, la depositó sobre mis piernas y se sentó a mi lado.

Tentación - Virgato 🔥 Segunda Parte (Adaptación)Where stories live. Discover now