Cattleya -[Yoontaegi]

#24 Cobarde.

❝ Al principio fue muy divertido, simplemente con todos los altibajos❞—Seesaw, Suga.   

Acostado en el sillón de su sala de estar, Yoongi cambiaba los canales del televisor en busca de algo interesante que ver, lo cual no estaba logrando con éxito. 

Los programas eran tan mierdas que con solo ver una décima de segundo le daban ganas de cambiar el canal, en definitiva los programas y películas no eran como antes, cada día la televisión se llenaba de más y más basura y ya no tenía en donde perder algunas horas de vida.

Era lamentable.

—¡Ah! —gritó con frustración lanzando el control en la pequeña mesa de centro frente a él—. Me aburro, necesito salir —suspiró acostándose en aquel cómodo sillón. Definitivamente necesitaba salir de casa. Alzó la vista encontrándose con el techo repleto de moho, vaya que estaba horrible—. ¿Desde cuándo el techo es verde? —cuestionó para asimismo.

Un divertido Jimin salió de la cocina con una taza de café entre sus manos.

—Siempre te ha gustado quedarte en casa descansando y ahora ruegas por salir —comentó tomando asiento junto a Yoongi, quien se sentó para dejarle un lugar—. ¿Quién eres tú y qué hiciste con Min Yoongi? —cuestionó bebiendo un sorbo de su café.

—Se siente bien —murmuró el pálido mirando al chico a su lado—. Se siente bien ser llamado por mi apellido real y no por el del padre de Hoseok —confesó tomando por sorpresa a Jimin, si bien el rubio sabía que no se sentía del todo cómodo utilizándolo, nunca lo había admitido en voz alta.

Todos sabían que para Yoongi era difícil utilizar un apellido con el cual no nació, el responder ante el apellido Jung nunca fue fácil y más de alguna vez quiso gritarle a todo el mundo que su apellido era Min, porque llevar el apellido Jung era una gran carga, tanto para él como lo era aún más para Hoseok, quien era un verdadero Jung.

El apellido Jung era digno de respeto.

La verdadera razón por la cual decidió esconder su verdadero apellido -además de protegerse-, era para que el asesino de su madre no huyera al saber de su existencia, lo cual era algo no tan inteligente, ya que el asesino sabía que estaba vivo y estaba lo suficientemente cerca como para conocer cada uno de sus movimientos.

Pero Yoongi no lo sabía.

—¿Por qué no vienes con nosotros esta noche?, es un rescate —habló el menor cruzando sus piernas para luego centrar su mirada en Yoongi —. Eres experto en ellos, si no yo no estaría aquí —sonrió.

Estaba en problemas, si bien la herida de su hombro había sanado gracias a miles de medicamentos, crema y ungüentos milagrosos, solo lo había hecho superficialmente, pero el dolor aún persistía. Yoongi sabía que negarse sería demasiado raro de su parte, pues siempre estaba dispuesto para cualquier trabajo.