Park JiMin; un joven príncipe Omega dispuesto a cumplir con su deber, se verá envuelto en diversos problemas para alcanzar su propia felicidad.
¿Acaso JiMin podrá soportar el hecho de que pronto será rey de Daegu?
¿Aceptará todo lo que conlleva ser...
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[...]
Caminando por los pasillos silenciosos del castillo, HoSeok se dirigía a su habitación no sin antes realizar su trabajo de todos los días.
A su paso las llaves golpeaban entre si haciendo eco en el lugar, las cuales estaban colgando de su cinturón de cuero.
La luz de la luna se colaba por los ventanales inmensos dándole un poco más de visibilidad a los oscuros pasillos del castillo.
Pasó primero por el cuarto de JiMin, los pasillos en total silencio aludiendo que todos ya se encontraban dormidos. La habitación de Taehyung se encontraba cerrada también, y para su gusto, más calla de lo acostumbrado, pues bien sabía que el peligris se movía demasiado sobre la cama haciendo rechinar un poco. Pero no dándole mucha importancia a ello, continuó con su recorrido.
La alcoba principal era en donde los reyes de Daegu gozaban en descansar la cual se encontraba en el tercer piso. Mientras que en ese mismo piso, los reyes visitantes de igual manera descansaban, con sus respectivos guardias a las afueras de sus alcobas velando su sueño.
Dando una reverencia a los guardias de la puerta principal y un "Buenas noches" estos le concedieron la entrada a la otra planta en donde los príncipes de Busan se hospedaban.
HoSeok revisaba que todo estuviera normal por el perímetro, asegurandose que ninguna "alma" estuviera deambulando a altas horas de la noche por el lugar, perturbando el sueño de los reyes y príncipes.
Pasando por el cuarto de Yugyeom notó que todo estaba en orden hasta llegar al cuarto de Jungkook.
Una pequeña luz de vela iluminaba la rendija de la puerta en el piso, haciendo notar como una sombra caminaba por dentro de la alcoba. El beta estaba apunto de tocar la puerta para preguntar si el príncipe Jungkook se encontraba bien pero escucho otra voz que no correspondía a la del príncipe.
Los ojos de HoSeok se ampliaron imaginando lo que ocurría adentro. HoSeok sabía perfectamente sobre los rumores que corrían sobre el futuro rey de Busan, asegurando que este no era tan casto como el pueblo y sus padres creían. Los rumores eran como el pan caliente de las mucamas, las cuales inventaban para tener algo de diversión en el aburrido castillo en donde trabajaban.
Eran incontables los rumores que se contaban sobre las familias reales pero eran sólo eso, rumores. Rumores los cuales no se desmentian por el simple hecho de que eran absurdos.
Pero HoSeok en ese corto tiempo asumió lo peor del príncipe Jungkook.
Pegando más su oreja a la gran puerta escuchó como un chasquido retumbaba sobre todo el silencio de la alcoba, imaginando que podía ser un beso el cual se estaba llevando acabo dentro de la habitación.
Frunció su entrecejo preguntándose quién sería la persona que se encontraba dentro, o era acaso que la falta de sueño en sus últimos días le hiciera escuchar alucinaciones.
