Lo que cargan las nuevas generaciones

66 6 16
                                    

Bajo la apacible y seria mirada de aquel hombre, el caos que su fuerza inamovible representa, solo tras el deformado cuerpo del Lucario delante de sí se demostraba.

No parecía haber límite ante los brazos de aura que era capaz de liberar Ryo, tan pronto uno de ellos impactaba, desaparecía al instante únicamente para serle continuado con uno nuevo que volvía a impactar en el cuerpo del Lucario.

Takeru, intentando concentrarse en Akira, este solo podía observar con preocupación ante el actuar de su amigo, el cual permanecía de brazos cruzados; sin embargo, no pasó mucho antes de que nuevamente una prominente debilidad comenzara a abordarlo.

Aquel joven Lucario, completamente oprimido ante los golpes que recibía, lentamente la ira en su mirada comenzaba a sobreponerse, a la par que sus dientes sobresaliendo ante el esfuerzo que comenzaba a realizar debido a los golpes de su abuelo, rápidamente comenzaban a demostrar la oposición que Ryo comenzaba a tener frente a su adversario.

Como si de una muralla interminable formada por los puños del hombre se tratase, el Lucario lentamente comenzaba a empujarlos, conforme su enajenado gruñido permanecía constante ante el enajenado actuar.

Ryo, en su aún calmado actuar, únicamente mantenía un brazo de aura extra en contacto con Takeru; entregándole aura para poder curar a Akira; sin embargo, no era estúpido, se había dado cuenta de "aquello" en el instante en el que su nieto comenzó a sobreponerse a su fuerza...

Mientras estuviera entregándole aura a Takeru para poder salvar a Akira, la conexión que el joven pokémon tenía con su abuelo mediante la megapiedra, seguiría robándole sus energías sin parar.

Su fuerza aumentaba; Ryo no se negaría a seguir entregándole sus energías a Takeru, sin embargo, incluso con aquella crucial desventaja, su mirada no se inmutaba en lo más mínimo.

"¡T-Tú... ya...!" —El lucario imbuido en la locura e ira finalmente comenzaba a hablar, mientras que su abuelo seguía estando de brazos cruzados —"¡No estás sobre mí!" —Gritó finalmente Ryo, antes de que este comenzara a ser el que realizara un sinfín de puñetazos hacia los mismos ataques del Kurogane.

Su velocidad ya había llegado a aquel punto; su poder aumentaba, mientras que el de Ryo disminuía; el tranquilo hombre con la primera fase de su estado aural no dejaba de lanzar sus ataques, mientras que el Lucario los respondía a la par.

La fuerza de sus impactos hacía temblar la tierra a su alrededor; Takeru estaba preocupado, sabía qué, incluso estando en su fase megaevolucionada, el cuerpo de su nieto no seguiría siendo capaz de soportar tanta aura, si aquello seguía sin control, su vida fácilmente podía correr riesgo.

—¡Ryo! ¡Tienes que llamar a Yoshiro! —Gritó Takeru con preocupación, sin embargo, la mirada seria y normal de su amigo hacia este lo deja callado.

—Una ilusión no lo sacará de ese estado... y no permitiré que Yoshiro se vea obligado a darle una paliza a su propio hijo, además... —Ryo levantaba una de sus manos con holganza.

.

.

.

Antes de que tanto su rostro como el de Takeru, quedaran exaltados... luego de que los brazos de aura de Ryo finalmente fueran completamente opacados por los puñetazos del enloquecido Lucario.

.

.

.

.

Pero solo para ser completamente el vientre deformado del joven pokémon, lo siguiente en presentarse de un instante a otro, luego de que Ryo activase finalmente la segunda fase de su estado aural.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora