Cimientos

113 10 18
                                    




El sonido del agua hirviendo en la tetera dentro de aquella cocina se escuchaba tanto en la misma como en la sala del hogar donde la familia se encontraba... a la par que Harumi había sido una de las primeras en levantarse, estando esta de bata y pantuflas de morado color, a la par que la misma calentaba el desayuno de seria y calmada manera.

Sin embargo, una tenue sonrisa comenzó a emerger en el rostro de la mujer de ojos verdes cuando dos brazos comienzan a abrazarla desde su vientre, no pasando mucho cuando la cabeza de Ryo aparece al lado del de la chica, dándole un lento beso en su cuello...

Buenos días...— susurró el hombre en pijama atrás de su esposa, a la par que la misma correspondía al cariño, solo para después girar su rostro hacia el mismo y estrechar sus labios por un par de segundos.

—Buenos días, salvaje...— dijo Harumi a la vez que le daba una palmada leve en la cadera de aquel hombre, solamente para hacer despertar una carcajada en el mismo.

Uy sí... como si yo hubiera sido el único salvaje anoche~— dijo en tono picarón el hombre de ojos café, solamente para hacer que Harumi lanzara una tenue carcajada a la par que se mordía levemente su labio inferior.

—Tarado— dijo en un tono alegre la mujer, únicamente para sacar el pan que estaba tostando, mientras que Ryo lanzaba otras leves carcajadas para después ayudarla a colocar la mesa.

—Yoshiro no está... ¿Tan temprano se fue a trabajar? — preguntó curioso el hombre hacia Harumi una vez que este notó como el aura de cierto Zoroark ya no se encontraba en la casa.

—Me lo topé cuando se estaba yendo... dijo que lo habían llamado de la municipalidad para ver unos temas pendientes— reconoció en tono normal la esposa de Ryo, a la par que el hombre se mantenía pensativo, solo para después volver a desviarse de aquellos pensamientos una vez que sentía como Takeru empezaba a despertarse junto con Hanako.

—Mejor voy a despertar a los niños, ahora que no tienen clases me deberían ir a ayudar en el hospital con Hanako —dijo de mandona manera la mujer, a la par que Ryo únicamente se preparaba una taza de café, sin querer inmiscuirse en los decretos de su mujer por las claras consecuencias que aquello acarrearía.

Mientras Harumi empezaba a entrar a la habitación de Takeshi y Hiyori, Takeru junto con Hanako comenzaban a salir pocos segundos después, mientras que la mujer de cabello castaño claro, ya en la habitación de sus hijos, comenzaba a abrir las persianas de los dormidos jóvenes que se negaban a levantarse a aquellas horas, haciendo que Hiyori se cubriera de sobremanera con sus mantas ante los crueles rayos del sol que se posaban sobre su rostro, mientras que aquello para Takeshi no significaba un mínimo de molestia ante lo arraigado que se encontraba a su propio dormir.

—Ya es hora de despertar... nos toca un arduo día en el hospital, ¡Así que a levantarse! — dijo sonriente la autoritaria mujer, a lo que nota como Hiyori comenzaba a despertar de mala gana, mientras que Takeshi aún se mantenía en sus ronquidos matutinos, únicamente para fastidiar de sobremanera a la mujer por la clara actitud similar a la del tarado de su esposo.

Sin embargo, su rostro sorpresivamente se torna en uno un tanto más serio y extrañado... en el instante en el que se da cuenta que en la cama de su hijo un bulto considerablemente mayor que el del propio cuerpo del joven resaltaba bajo las sabanas.

.

.

Segundos antes, Takeru comenzaba a sentarse, a la par que el mismo se servía una taza de leche de chocolate caliente, mientras lanzaba un largo bostezo por las claras horas en las que se despertaba, no queriendo quedarse dormido por querer acompañar a su pareja.

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora