Amarga victoria

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La brisa finalmente recorría aquel sector donde la falta de aire puro se hacía notar gracias a las presencias pertinentes que ahí se encontraban. Las altas temperaturas finalmente descendían luego de que la energía saliera expulsada de aquellas blancas paredes, las cuales lentamente comenzaban a desmoronarse.

Takeru permanecía erguido; su fuerte exhalar ante aquella poderosa y definitiva técnica que acababa de cometer era el mero resultado junto con el propio vapor que comenzaba a brotar desde su boca.

La oscuridad aún recubría el cuerpo del Lucario en su totalidad, mientras que este, todavía sujetando con ambas manos la ahora única espada de Yome, se mantenía completamente estático al mismo tiempo que, a su espalda, el cuerpo de Yoshiro permanecía inmóvil y recostado sobre el suelo, a la par que la plomiza cabellera del mismo lentamente comenzaba a tornarse en el característico rojo color, luego de que el aura que Krin le había confiado finalmente desapareciera.

A-Aún... no... —Takeru, con su continuo y brusco respirar, de manera pausada, mantenía aquella asesina actitud, aún con su objetivo claro a pesar de todo.

El Pokémon comenzaba a dar señal del primer paso, sin embargo, no es sino el propio cuerpo de Ryo, con la segunda fase del estado aural activado, el que emergió serio y de brazos cruzados delante del propio Takeru, el cual solo alzó su cabeza entre titubeos, mostrando en su mirada únicamente la furia y el rencor...

Solo para exaltar levemente a Ryo, a la vez que los propios ojos del Lucario se abrieron por completo en el mismo instante en el que giró su rostro levemente luego de notar como Yoshiro, de manera débil y agotada, empezaba a apoyar sus manos sobre el suelo con tal de comenzar a levantarse nuevamente...

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Pero dejando la sorpresa de lado luego que, de la nada y sin previo aviso, un diagonal corte emergiera desde el brazo derecho del pokémon... al mismo tiempo que, terminando finalmente por recorrer el torso e incluso las lágrimas izquierdas, solo el considerable chorro de sangre emergió de aquella línea una vez que la carne se viera levemente ante aquel corte...

Junto además... con la completa expulsión del aura que el Lucario había absorbido en las espadas de Yome, como si continuaran el propio recorrido de aquel corte había causado, ahora desde su espalda.

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Había sido demasiada aura la que el Lucario había acumulado... aquello se vio reflejado únicamente en la enorme "nube" de oscura materia que emergió desde los interiores del pokémon, a la vez que la misma se dividía en incontables partes conforme volvían a su respectivo dueño, al mismo tiempo que el cuerpo de Giratina de igual manera emergió desde aquella aura, saliendo expulsado con una enorme brusquedad, a tal grado que su cuerpo terminó por caer a las afueras del mismísimo pueblo, llamando la atención de Akiko la cual, tan pronto vio aquel pokémon, esta comenzó a correr hacia el mismo, sin llamar la atención del resto de la familia por los propios acontecimientos que los mantenían absortos.

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Ryo no sabía cómo reaccionar ante lo que observaba... las cosas se habían salido de su control hacía bastante, y únicamente la preocupación comenzó a abordarlo conforme notaba como el aura del propio Takeru bajaba a niveles críticos una vez que de igual manera la suya lo abandonaba, solo para calmarse levemente una vez que su cuerpo finalmente paró de expulsar aquella aura, dejando una ínfima cantidad en el interior del Lucario.

Los ojos de Takeru se tornaron completamente blancos... la consciencia se había retirado por completo de aquel pokémon, a la par que la espada de Yome rápidamente terminó por regresar a su forma original, a la vez que se resbalaba de la propia mano del Lucario, cayendo al suelo nuevamente como una pequeña y delgada varilla...

Eterna Voluntad: Los nuevos portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora