(19) Trαѕerσѕ deѕnυdσѕ.

4.1K 543 322
                                    

(...)

— Ya escuchaste a Hokage–sama, lo más probable es que esto sea temporal. Recuerda que ella tiene los pergaminos, no tardará en encontrar una respuesta, es sólo cuestión de tiempo.

Me giré para verle, y es que mientras él leía su libro, yo no podía dejar de darle vueltas. Al más mínimo silencio, aparecían todas la posibilidades, y eso no era nada agradable. 

— ¿Cómo se supone que guardaremos el secreto?  — enarqué una ceja —. Aún no nos hemos cruzado con nadie, ¿pero qué pasará cuando lo hagamos? 

— Bueno, tendrás que actuar como Kakashi, y yo como Iruka; es simple. 

— ¡Van a descubrirnos!

— Eh, que aún no has visto mis habilidades — se hizo el ofendido, como si todo el mundo supiera de su segunda vocación —. Saldrá bien, hombre.

— Ajá, claro, ahora resulta que además de ninja y novelista, también eres actor. Genial. 

Rió suave, guardando su libro lentamente mientras se ponía de pie, estirándose igual que un gato viejo. Me miró cómplice, dándome un par de palmaditas en la espalda. 

— Ya nos las arreglaremos, no te preocupes tanto, ¿quieres?

Suspiré, al borde de un ataque. 

— Bueno, ahora que te veo más tranquilo, aprovecharé para ir a darme una ducha. Intenta no morir antes de que salga, ¿de acuerdo? Los ataques por estrés son cada vez más frecuentes. 

¿¡Y de quién se supone que es la culpa!? 

— Ah...  — murmuré de mala gana, haciendo un ademán con la mano para que se fuera. Por alguna razón, verlo tan tranquilo empeoraba mi histeria, era como si tuviera que preocuparme por ambos. Y eso no traía cosas buenas. 

Repetí sus palabras en mi cabeza. 

— ¡Eh, espera, espera! 

Se detuvo a mitad de camino, girándose para verme en lo que abría la puerta. 

— ¿Y ahora qué ocurre? — alzó una ceja, convirtiendo mi rostro en una fuente de picardía muy molesta, absolutamente impropia —. ¿O es que acaso quieres venir conmigo? 

— ¡Está claro que sí!

Su rostro cambió, dejando caer sus comisuras casi al instante. 

— Venga, entra — tiré de sus muñecas, arrastrándole hasta el interior del cuarto —. Seré rápido. 

— ¡Espera, Iruka! — se ocultó bajo las palmas de sus manos, como si estuviera extremadamente avergonzado —. ¿No crees que esto es un poco repentino? ¡Aún no estoy preparado! Quizás después de unas cuantas citas...

Volví a poner los ojos en blanco.

— ¿Vas a quitarte la ropa, o también esperas que lo haga yo?

La sorpresa incrementó, viéndome como si fuera alguna clase de depredador, esperando unos segundos antes de volver a su posición habitual. 

— Bueno, ya que preguntas – sus ojos cambiaron, dando paso a la diversión —. Por mí está bien.

Alzó ambas manos, dando un paso hacia mi.

Soy todo tuyo.

Un nudo se formó en mi garganta, aquella actitud melosa lograba sacarme de mis casillas, por alguna razón hacía que mi pulso se disparara. No podía tranquilizarme con él hablando así. 

¡Unα eѕρσѕα ραrα Kαкαѕнι!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora