(12) Bαnderα blαncα.

4.3K 654 68
                                    

— ¿Y bien, qué tenéis que decir en vuestra defensa?

El trío se miró incómodo.

— Sólo intentábamos ponerte a prueba, Kakashi – explicó Asuma, acariciando su nuca con total incomodidad —. No me digas que en verdad esperabas que nos creyéramos tu repentino gusto por los hombres. Por dios, que te conocemos de toda la vida.

El peliplata contuvo un suspiro, y es que si en algo tenían razón, era en que dudaba hacerlos cambiar de opinión con un simple comentario.

— ¡Y qué bueno que lo hicimos! –  exclamó de repente.

Su compañero asintió conforme.

— Si no hubiéramos salido en ese momento, a saber qué hubiera pasado entre vosotros – le miró pícaro —. Con sólo decir que el pobre de Tora terminó desmayado y todo.

Rió.

— Cierto, y esta vez no puedes negar que su figura se veía absolutamente femenina, porque el jutsu de Naruto salió a la perfección, es más, hasta me sorprendió que sirviera para algo – se cruzó de brazos —. Se notaba a kilómetros que era una chica.

El acusado suspiró, ya sin saber como calmar a sus amigos, o mejor dicho; bestias.

— Eh, chicos, admito que por un momento el aspecto de Tora me hizo dudar, pero...

— ¡No, no, no! – se entrometió Jiraiya, quien hasta el momento había guardando silencio.

–seguramente por la pérdida de sangre–

— Es obvio el porqué no pudiste resistirte... Ante una belleza como esa, ¿quién sí? Habría sido de locos.

Le guiñó un ojo.

— No te avergüences, de no haber visto como convertían a ese chico en una adorable jovencita, también habría caído.

El peliplata quiso morirse, ¿cómo podría explicarles que sólo se había tratado de un farol? ¡Su idea era hacerle confesar! No contó con el impulso de Tora, y aquello le dio la vuelta a la situación, ¿ahora cómo podría librarse?

Iruka:

— Así que viniste – sonreí sincero, sentándome a su lado en cuanto le vi dejarse caer sobre la alfombra —. Creí que Tsunade-sama te mantendría ocupado por más tiempo.

— Créeme, pensé lo mismo – se apoyó contra el sofá, suspirando con cansancio —. Pero mi tema ya estaba hablado, hace semanas que me puse en contacto con ella. No había demasiado por arreglar.

— ¿Cómo? No entiendo, creía que esta era la primera vez que venías.

Él negó con la cabeza.

— Hacía tiempo que tenía pensado volver, así que hice un par de visitas a la aldea, desde luego esto era un secreto, por eso no fui a buscarte – su sonrisa se hizo más débil —. Además, si mal no recuerdo, nosotros no acabamos en buenos términos, ¿verdad?

Tragué saliva, sonriendo con cierta incomodidad. No esperaba que tocara el tema.

— Ya... Olvida eso – desvié la mirada, jugueteando con el vaso entre mis manos, en un intento por recuperar la calma —. Fue algo que ocurrió hace mucho tiempo. Éramos jóvenes.

— Puede ser, pero no hubo día en que no lo recordara. Me comporté como un imbécil, no supe escucharte, y por ello acabé dañando lo único que me quedaba.

Mi corazón aceleró, volviéndome loco.

— En parte, por eso dejé la misión.

— ¿En parte?

Asintió.

— Después de lo de Mizuki, me pasé años intentando encontrarle, me negaba a aceptar la realidad... digo, éramos mejores amigos, ¿cómo podría haberlo hecho? Lo habríamos notado. 

— Kei...

— Lo sé, me lo dijiste – también me miró —. Pero estaba tan cegado. Mi amor por él era aún mayor que la propia razón, era como mi hermano. No podía abandonarlo. Y menos cuando parecía que tú ya te habías dado por vencido, sé que sonará absurdo, pero me enfureció pensar que le habías cambiado por aquel chico. 

— ¿Qué? ¡Pero eso no fue así! Me dolió, claro que me dolió, Mizuki y tú eran lo único que tenía. Mi segunda familia, ¿cómo podría haberme resignado?

— Supongo que no supe verlo a tiempo.

— En ese momento ni siquiera sabía que era real y qué no lo era. Sin embargo, Naruto... me salvó la vida.

Kei frunció el ceño.

— Porque tenías razón, aquella vez... Cuando dijiste que yo le odiaba, era así. O al menos eso creí, supongo seguía viéndole como a ese zorro que destrozó la aldea – reí con amargura —. Otra equivocación de la que arrepentirme. No sé explicarlo, pero ese día comprendí que nada de eso era cierto, que sólo era un niño. No podía dejarle, Kei.

— Lo sé.

— Él me recordó a mi, aunque no tuve que soportar tanto dolor, recordé lo difícil que puede llegar a ser la soledad. Si no hubiera sido por ustedes, quizás yo no estaría aquí. 

— ...

— No quería abandonar a Mizuki, esa nunca fue mi intención, Kei – apreté el vaso, controlando la presión en mi interior —. Pero Naruto me necesitaba, y en parte, yo a él también. Sabía que Mizuki no se quedaría solo, te tenía a ti. Siempre fue así.

Kei sonrió.

— Aah, si tan sólo te hubiera escuchado más en ese entonces, nos habríamos ahorrado tanto. Como dije antes, esa fue una de las razones por las que decidí dejarlo. Al encontrar a Mizuki, me di cuenta que ya estaba perdido, el chico con el que compartimos tanto ya no existía. Orochimaru le envenenó el alma desde la raíz, no quedaba nada por salvar.

Le miré con aprensión.

— Me costó tanto aceptarlo, que incluso viéndolo de nuevo, seguí ofreciéndome de misión en misión hasta el mismísimo cansancio. No volví a pisar Konoha en un buen tiempo, hasta que la encontré, la primera razón por la que decidí volver.

Me giré por completo.

— ¿De qué hablas?

Su rostro cambió, llevando una de sus manos hasta su hombro.

— Verás... voy a casarme, Iruka.

-------------------------------------------

¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS! Acabaron las clases, señores.

¿Qué, que por qué os cuento esto? Bueno, vacaciones suelen ser sinónimo de tiempo, y tiempo significa tirarme un par de tardes escribiendo sin problemas, y tantas veces como quiera.

-ojo al dato-

Yes, yes.

¡Ojalá les haya gustado, ya empieza lo bueno!

Ahora sí que sí.

Cuídense, y recuerden beber mucha agua (?) 

Cuídense, y recuerden beber mucha agua (?) 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

VOTEN Y COMENTEN.

Cami...

¡Unα eѕρσѕα ραrα Kαкαѕнι!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora