(1) ¡Alertα, mısıón Kαkαshı!

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[Narrador omnisciente, situación Kakashi]

Llevaba horas ahí.

Observó a la rubia.

Y es que se había pasado toda la mañana en aquel sitio, y no, no porque deseara un día al aire libre, no. Nada más alejado de la realidad, ya que "supuestamente" se había excedido con el nivel de misiones soportable, y de seguir así, podría acabar lastimándose o interfiriendo negativamente en el equipo.

Pf.

Menuda tontería.

— Y ni siquiera he comido — acarició su estómago, mirando fijamente a la quinta Hokage, quien se encontraba un poco más alejada de él, disfrutando junto a su mano derecha, Shizune, de exquisitas delicias y demás postres —. Venga ya...

"¿Puedo irme?"

Le preguntó con la mirada.

"Hazlo y te mato."

Le respondió esta.

Según tenía entendido, la rubia estaría al pendiente de cada uno de sus pasos, no confiaba en que siguiera sus órdenes.

Ah...

Volvió a suspirar, dejándose caer pesadamente sobre el césped, observando a su alrededor con mala cara; estaba rodeado de familias, y junto con ellas, deliciosos platos de comida.

Su estómago se hizo escuchar.

Uf, realmente deseaba algo con lo que saciar su apetito, sin embargo, seguía atado a aquel lugar cual perro cumpliendo un castigo, con una soga imaginaria atada al cuello.

— ¡Tomoe, come todo tu arroz antes de que se enfríe! – fijó su vista en la familia a su lado, quienes disfrutaban de un delicioso arroz agridulce con verduras y finas capas de carne a un lado.

"Tan apetecible"

Clavó la vista en el plato de aquel niño, con el anhelo desbordando por cada poro de su cuerpo.

Fue entonces, cuando el rostro sonriente de alguien bloqueó su vista.

— Buenas tardes~

— Oh, Iruka-sensei – le devolvió la sonrisa —. ¿Cómo que está por aquí?

— Terminé antes mi trabajo y decidí tomar un atajo – levantó una pequeña bolsa de género —. Hice demasiada comida, así que preferí comer en casa.

Kakashi tragó saliva, no entendía por qué justo cuando más hambre tenía, no dejaba de encontrarse con personas cargando alguna delicia.

— Ya veo... Disfrute entonces.

— Gracias – Alzó la mano en modo de despido, aunque no llegó a decir nada, puesto que enseguida fue interrumpido por el estómago de Kakashi —. Aunque...

Volvió la mirada, comprendiendo la situación una vez fijó su vista en ambas chicas, quienes se encontraban a un par de pasos más allá, lo suficientemente lejos como para verlas, pero no oírlas.

— ¿Hm?

— ¿Le gustaría acompañarme? – acercó la bolsa, sacando una sencilla caja de dentro —. Es demasiado para mi solo...

El rostro de Kakashi se iluminó.

— ¿De verdad?

— Claro – se arrodilló frente a él, dejando la comida en medio de ambos, acomodando un par de cabellos detrás de su oreja —. ¿Qué dice?

¡Unα eѕρσѕα ραrα Kαкαѕнι!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora