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Era jueves, habían pasado dos días de que volvió a su casa, pero todavía seguía sin recordar nada de las veinticuatro horas del lunes.

Había estado observando la caja roja que Noah había dejado con ansias por saber que había dentro, no la tocó, trataba de evadirla pero siempre le llamaba la atención. No sabía qué era, y tenía unas inmensas ganas de averiguar que contenía.

Caminó hacia su escritorio de madera, y agarró la cajita, examinó toda la parte exterior de la misma, era pequeña, tenía detalles en dorado, parecía que era de alguna joyería. La abrió, y una palabra resaltó en la misma, se quedó maravillada.

Era un colgante que poseía la palabra "Ángel" sobre ella. Al minuto que lo sostuvo sobre su mano, la volvió a meter a donde pertenecía.

« ¿Por qué me dio esto? »

«Millie, no caigas en su juego. Te está usando. Nunca lo olvides. » 

« No le importas, él te ve como un niño a un juguete nuevo. »

Era de noche, por lo tanto, volvió a la cama. A la mañana del día siguiente le entregaría la caja a Noah para que se la dé a su novia, o alguna de todas las chicas que estaban locas por él. La castaña no quería tener nada que tuviera que ver con él, pero cada vez que intentaba alejarlo de su mente, el color de sus ojos se quedaba marcado en su cabeza como una imagen intacta.  (...)  

Ninguna clase le coincidió con Noah hasta que llegó Química. Él estaba rodeado de sus amigos, y su novia quien tenía a sus clones haciéndole la tarea a último minutos. No se atrevió a caminar hacia donde él, y por lo tanto, siguió su camino a su lugar de siempre con Sadie a su lado.

La hora pasó muy rápido y cuando, no se lo imaginó, todos salían del aula con la única tarea: Salir del Instituto y no verlo hasta la semana que viene.

Sydney besó a su novio, quien le manoseó el trasero, y salió. Millie le pidió a Sads que le esperara en la puerta por si la rubia volvía, y le hacía algo. Siquiera, la tendría a ella para que le ayudara.

Dejó la cajita en el pupitre de Noah, y se dio media vuelta sin decirle ninguna palabra como lo tenía planeado, el miedo –que no supo de donde vino– se apoderó de ella en el momento en que en vez de salir por la puerta, dobló en los primeros asientos para ir donde el castaño estaba. Él la detuvo tomándola del brazo, y sus cuerpos se chocaron. Millie  se separó de él al instante.

—Creo que te confundiste de casa, eso no debía ser para mí. —Dijo tirando su brazo del agarre de el chico.

—No, te lo llevé a ti porque quería que lo tuvieras.

—No me vas a comprar... Puedes dárselo a tu novia o a todas las chicas que tienes atrás pero, a mí no me das cosas como esas porque no estoy loca por ti. —Acomodó su libro que llevaba en mano, y vio como Noah agachaba la cabeza para mirarle a los ojos.

—Quiero que lo tengas tú, ¿Si? —La castaña negó con la cabeza, y se separó de él un paso.

—No quiero tenerlo entre mis manos, ¿lo entiendes? —El chico rió, y se acercó un paso, terminando en la misma distancia que antes. Acomodó un mechón de la cabellera castaña de Mills, y ella corrió su rostro para que no le tocara.

—Si, lo entiendo. —Sonrió. —Pero, esto va en tu cuello.

Millie levantó la vista para observarle, se perdió en sus ojos. Eran muy lindos, pero no, ella no iba a caer como muchas lo hicieron. Cada cosa que él decía era mentira, él siempre iba a ser la razón por la que se cortó la primera vez. Por la que su mente empezó a hacerle la contra, nunca nada iba a cambiar eso...

—Quédatelo, no lo quiero. —Dijo, y se dio media vuelta alejándose de él, antes de salir por la puerta se detuvo. Noah estaba con la boca semiabierta.

—Tampoco deseo tenerlo sobre mi cuello, créeme.

Al decir esto último, salió del salón y se encontró con Sadie, quien miró hacia dentro. Ambas sabían que él sentía "algo" por Millie, pero ella estaba con Finn y lo quería...

Subieron al auto del mismo cuando escucharon que alguien gritó el nombre de ella, sacó la cara por la ventanilla y se encontró que Noah se había quedado parado en la calle mirando como el auto se iba.

Inmerse in the dark | NillieOnde histórias criam vida. Descubra agora