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El lunes por la mañana, Millie permaneció sola en el Instituto.

Sadie le mandó un mensaje diciendo que no podría ir ya que, estaba enferma, y ahí fue cuando ella empezó a temblar...

Sin ella no podría caminar con tranquilidad por los pasillos, no podría estar tranquila porque cuando estaba con la pelirroja, Sydney solo le insultaba, y ahora... estaba sola, podía lastimarla. 

Millie chocaba la punta del lápiz contra el escritorio cuando una mano con unas uñas largas, y rojas se apoyó en el mismo. Levantó la vista, y Sydney le sonrió de lado. 

<<Oh, Dios mío.>>

La clase había terminado, y ahora, todos se irían a su casa... Menos ella. La rubia la tomó del borde de su camisa, y le rompió una parte de esta. Lo que le faltaba, que le rompiera todas las blusas que llevaba al maldito colegio.

—Estás sola... Y en el aula, no hay nadie que pueda defenderte. —Dijo mirando a los alrededores. —Tampoco está ese nuevo novio tuyo, el grandote... —Rió, y la levantó por la camisa del pupitre. La apoyó contra la pared, sin golpearle la cabeza, y llevó sus manos a las caderas en forma de jarra. Le miró de arriba, abajo, y después soltó una carcajada...

Millie sentía inseguridad en ese momento. Sydney le señalaba con el dedo índice, y le decía cosas, y cosas feas sobre su cuerpo, su ropa, su cara, y su manera de peinarse...

Una puerta se abrió, y un chico con pelo castaño y ondulado apareció... Noah.

Karol agradeció al cielo que apareciera, si era bueno; se llevaría a su novia y esta, la dejaría en paz hasta que pudiera escapar del Instituto pero, si era malo; vería como Sydney le pegaba hasta dejarla sin respirar. Noah las miró, y cuando su novia llevó una mano a la mejilla de Millie, él avanzó hasta tomarla de la cintura, y besarle el cuello, el agarre de ella se fue relajando hasta dejarle a Millie el tiempo para escapar. Si corría, podía salir de Instituto y alejarse lo suficiente para que Sydney no la alcanzara pero, su mente estaba en otro lado, y si en vez de caminar, corría, algo podría pasarle por estar desconcentrada. 

Iba por la calle cuando sintió pasos detrás de ella, paró en seco, giró la cabeza, y no había nadie. Siguió caminando por la vereda, rota, y casi tropieza; escuchó una risa grave detrás de ella, repitió los pasos de la otra vez, y se encontró con las casas, y sus jardines perfectamente cuidados. 

Ignoró eso que le había pasado, y al doblar en la siguiente cuadra, se quedó ahí contra la pared para ver quién era la persona que le seguía. Y esa persona, giró, y se encontró con Noah mirándola. Otra vez él.

—Eres una plaga, estás en todos lados.

Soltó una pequeña risa y se acercó a Mills.

— ¿Estás bien? — Millie rodó los ojos, y se acomodó un mechón del pelo que le caía por la mejilla derecha.

— ¿Importa? —Arqueó una ceja, se dio media vuelta, y siguió caminando.

Noah llegó a su lado, y empezó a caminar a la par. La castaña chasqueó la lengua, preguntándose qué mierda hacia él ahí mismo, debería estar con su novia o con sus estúpidos amigos que jugaban fútbol.

— ¿Por qué estás aquí?... Deberías ir con tus amigos o tu novia por ahí, ¿no crees? El chico negó con la cabeza, y cuando estaba por hablar, Millie lo interrumpió:

—No quiero tenerte cerca, yo no te soporto al igual que tú a mí... Así que, para hacer las cosas más fáciles, aléjate de mi para siempre. —Dijo, recalcando las palabras "para siempre" entre sus labios. Apresuró su paso, pero al parecer el castaño no se rindió.

—No quiero irme.

Millie respiró profundamente antes de responder aquello. No lo toleraba. Y lo peor de todo, era que él se creía que a la castaña le parecía atractivo o guapo, pero ella ni siquiera le miraba de esa manera... No le tomaba en cuenta, en sus ojos solo tenía en cuenta a Finn... Eso le hizo acordar de que hoy saldría con él... Tendrían su primera cita, irían a ver una película, y luego a cenar a un lugar al aire libre.

— ¿Sabes? Tú, eres una de mis razones de mi malhumor. —Le dijo Millie tomando su celular, y fijándose la hora en este.

Su padre estaba en casa por una hora, y ella no llegaría a su casa con Noah.

—Gracias, es un alago para mi saber que te causo malhumor. Y ahí estaba él. Así de estúpido e imbécil.

— ¿Soy un trabajo escolar? ¿Uno de castigo o qué? —Preguntó e hizo una mueca. —Es raro que hables conmigo, y que me sigas a todos lados, Noah... Si es porque Sydney te manda...

—No, ella no me manda. —Bufó. Ella solo negó con la cabeza.

— ¿Entonces por qué estás aquí? —Giró completamente para verla. —Estoy segura de que no quieres que nadie te vea con "la loca" del curso. —Dijo haciendo comillas con los dedos.  

(...)

Millie se sentó en la silla del comedor, y apoyó sus brazos en la mesada, y su cabeza arriba de estos. La mano de su padre, le acarició la espalda, y ella subió la cabeza rápidamente. Le abrazó por el cuello, y le saludó con un beso en la mejilla. No le veía desde ayer en la noche, cuando él llegó, ella estaba durmiendo plácidamente sobre su cama.

Su padre le observó el rostro, y frunció la ceja, Millie se alejó un poco, y se acordó que Sydney le había pegado en la mejilla hace unas horas atrás...

« Mierda. »

Millie se mordió el labio, y Robert le miró el pequeño moretón que tenía en esa parte de la cara.

— ¿Qué pasa? Abrió la boca, y su padre le calló. —Y cuando digo qué pasa, me refiero a qué sucede en la vida de mi hija.

Inmerse in the dark | NillieHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin