Raimbow Falling

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Se sentía como si su cabeza fuera a explotar, todo el dolor se acumulaba en el lado derecho de su cabeza. Yacía sobre sus rodillas en el piso, una mano sujeta al lugar de donde provenía el incesante dolor. Llevaba unos minutos en esa posición luego de recuperarse del inicial shock que nubló su vista, aunque no tenía exactamente idea de cuántos.

El ramo yacía desmembrado dentro del tacho de basura no muy lejos de él, los pétalos blancos y azules, como la evidencia de un asesinato, estaban desperdigados en todas partes del pasillo alfombrado.

- Yugyeom... desgraciado... maldita seas... - Era la primera vez que sentía todo este odio en su pecho.

El golpe en su cabeza quemaba y mantenerse en esa posición al parecer estaba resultandole contraproducente. Él no habría creído hasta el día de hoy que Yugyeom sería tan horrible como para dejarlo
herido de esa manera, el golpe que le había propinado había sido con toda intención de lastimarlo. Esto había sobrepasado los límites de lo que los adultos llamarían "un simple juego de niños".

Cuando reunió las suficientes fuerzas para ponerse en pie, aún sujetando el lado derecho de su cabeza, siguió el rastro de pétalos hasta el basurero color verde para residuos orgánicos. Allí entre cascaras de banana y restos de manzanas en descomposición estaba su pequeño ramo de flores, o lo que quedaba de él. Las sacudidas y pisotones que Yugyeom propinó sobre este habían dejado entre aplastadas y destrozadas a las pobres flores. Sin importarle lo más mínimo que sus manos se ensusiacen, y que talvez apestasen luego, recogió su ramo de entre los desechos.

Simplemente quería hecharse a llorar, había querído comprar un obsequio para Eunwoo con sus ahorros, pero nada más le alcanzaron para ese pequeño ramo y ahora ni eso podría darle. Las flores blancas que no estaban en tan mal estado habían adquirido un tono marrón por los maltratos, mientras que las azules se habían tornado de un tono más oscuro. Se negaba a no entregarle ese ramo a su hyung, no se había esforzado tanto en baño, le entregaría ese ramo a Eunwoo, aunque se le cayera la cara de vergüenza en el intento. Así que de entre todas las no tan maltrechas flores escogió la que se veía más decente, una pequeña flor azul cuyos pétalos apenas y se mantenían estables, y su tallo se encontraba doblado casi por la mitad. Tomó el listón que antes mantenía unido al ramo se flores y lo usó para estabilizar el tallo, era lo mejor que podía hacer; desechó lo demás.

No sabía si Yugyeom estaba esperando por él tras las puertas del auditorio, pero eso no lo detendría. Él iba a entregarle esa flor a Eunwoo luego de verlo cantar y nada se lo impediría, menos alguien como él, sin un gramo de bondad.

Sin vacilar caminó hacia las puertas que antes le aterraban, abrió una de ellas y se deslizó dentro del gran auditorio que estaba lleno hasta el tope.

- Vaya, Binie, no creí que fueras tan insistente, pero supongo que así son los de tu clase. - Yugyeom lo recibió dentro.

- Y dime ¿cómo son los de mi clase? - la flor en su mano resguardado detrás de él, no se dejaría perturbar.

- Pues viendo todo lo que haces por el estorbo... yo diría que eres un asqueroso gay... marica. - dijo con una mueca de asco.

Bin le mantuvo la mirada para luego pasar de él de camino a su asiento, no tenía tiempo que perder, ya suficientes distracciones había tenido.

- ¿No me escuchaste, marica? - Yugyeom volvía a insistir.

- No sé lo que soy por eso no puedo contestarte. - respondió sincero y sin voltearse. - Pero sé Eunwoo-hyung me gusta, no como un amigo, él me gusta más allá de eso.

To the Lovely Backspace 《ASTRO》 [editando]Where stories live. Discover now