Crown

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- Mamá, ¿me veo bien?

Era el tercer cambio de ropa que Moonbin se probaba en menos de una hora. Sus nervios estaban a flor de piel y no pasaban desapercibidos ante su madre.

- Binnie, todo te queda precioso. - respondió apretando sus mejillitas. - ¿No crees que estás exagerando? Solo iras a cenar, no a una gala. - trató de contener su risa, no mentía cuando dijo que su hijo se vería bien en todo, pero Moonbin llevaba puesta una camisa de vestir. Su hijo era adorable, pero a veces exageraba al estar nervioso.

- Eunwoonie dijo que cenariamos... ¿Esto no es algo que debes vestir para cenar en la casa de alguien más? - preguntó levantando sus brazos hacia su madre. - Tu siempre nos dices que hay que lucir como nos sentimos. ¡Yo estoy muy emocionado!

- Vamos, hijo, deja de exagerar. - sonrió para él antes de darse la vuelta hacia el ropero color azul y sacar unas cuantas prendas. - Toma, ponte tu camiseta favorita y estos jeans cómodos, talvez jueguen un poco después de cenar.

Su madre, luego de dejarle las ropas sobre la cama, se dirigía hacia la puerta para dejarlo solo y así pudiera cambiarse; cuando su hijo la llamó.

- Mamá, gracias. - le mostró su caracteristica sonrisa que le recordaba a un cachorro.

- De nada. - estaba a punto de cerrar la puerta tras de sí, pero se detuvo y agregó. - Busca un lindo suéter, comienza a hacer frío por las noches y no quiero que te resfríes.

Finalmente cerro la puerta y bajó los escalones hacia la cocina, se encontraba preparando un rico postre para que Moonbin llevara a los padres de su nuevo amigo. Le encantaba dar una buena primera impresión.

- ¡Moonbin, termina de cambiarte y ven a la cocina! ¡No querrás llegar tarde! - gritó su madre desde el piso inferior.

Ella no sabía porqué pero tenía un presentimiento, un "no sé qué", que le decía que este nuevo amigo sería toda una sorpresa en el futuro. Debía estar alucinando, así que se rió de sus absurdos pensamientos. Su hijo apenas si estaba en tercer grado, lo que pasara en estos años no determinaría gran cosa en el futuro. Además tenía cosas más importantes de las que preocuparse, por ejemplo, la tarta de chocolate que tenía en el horno. Ese rico olor a chocolate haría que a cualquiera se le hiciera agua la boca.














- ¡Woonie, tu amigo llegará en cualquier instante, espero que tu habitación esté impecable! - gritó su madre desde el comedor.

- ¡Sí, mamá!

La matriarca de los Cha llevaba cocinando casi toda la tarde, preparando un banquete digno de reyes decía ella. Era del tipo de personas a las que les gustaba dejar buenas impresiones. Su hijo la había sorprendido el día de ayer con el aviso de una repentina visita, y no había escatimado en gastos al saber que sería el primer amigo al que su hijo traería a casa. Incluso en su anterior residencia, Eunwoo nunca había traído a casa a nadie a cenar, a menos que fuera por algún trabajo o cosas de escuela.

- Ya organicé mis libros, mi cama está tendida y mis osos todos ordenados por color y por tamaño. - narraba el pequeño Eunwoo al llegar al comedor frente a su madre, llevaba un cómodo sueter azul y unos pantalones holgados negros.

- Muy bien, bebé, estoy muy orgullosa de ti. - y con una sonrisa que mostraba sus blancos dientes, casi tan blancos como las perlas de su collar, depositó un besito en la frente del menor. - También estoy muy orgullosa de ti por traer a tu primer amigo a la casa. - casi chilló.

To the Lovely Backspace 《ASTRO》 [editando]Where stories live. Discover now