Cap. 11

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No me he dado el tiempo de explicar el origen de mi amistad con Rebecca.

Cuando entré a la academia, no éramos más que compañeras de cuarto, sin compartir alguna palabra significativa, únicamente poniéndonos de acuerdo para lo relacionado a los horarios y el aseo. Hasta que, en un fatídico y conflictivo momento de mi segundo año (Evento que, por el momento prefiero evitar su mención) Ella se acercó a mí, me puso en contacto con un grupo de jóvenes de la institución, unos años mayores que nosotras, con las que estoy totalmente agradecida, para tratar de la mejor manera mi problema. Y me defendió cuando fue necesario.

Durante estos años juntas, hemos compartido el duelo, la decepción, las alegrías, las risas y la ira. Llevando al máximo nuestro potencial personal y motivando a nuestra superación. Fue ella quién me motivó a llevar registro de mis escritos, afirmando que, para mi nivel de profesionalismo, eran buenos. Ella asegura que, yo la introduje al mundo de la medicina, cosa a la que quiere dedicarse ahora, y tema del que, por consecuencia, yo también me he empapado.

Ella y yo hemos hecho un juramento en nuestros corazones, de protegernos si es necesario, o en todo caso, empujarnos a la acción de la que, podríamos estar dudosas o inseguras. Ella como hermana mayor, y yo como hija única, prometimos ser lo que nos había hecho tanta falta.

Ella hace lo posible para que consiga más amigos, pero por alguna razón, sigo sin profundizar en la compañía de esas personas. ¿Miedo resultante del pasado? Podría ser, siempre hay algo que me trae un sutil recuerdo, y, por más inmaduro que ello suene, ese detalle termina alejándome. Debo dejar ir esos sentimientos si realmente quiero más amigos, y por más fácil que suene, es la cosa más complicada que he hecho. Sin embargo, esas personas resultaron ser igual de inmaduras y polémicas que los demás, supongo que, de cierta manera, tenía razón en mis estimaciones. No quiero volver a eso.

Pero entonces ¿Por qué me sentía tan cómoda con Gwen y con Miles? ¿Es acaso la novedad de su presencia lo que me ayuda a sobrellevar la ansiedad? Puede ser, Miles no lleva mucho tiempo aquí. Pero eso lleva consigo nuevos temores, tal vez, conforme pase el tiempo, se lleve una decepción conmigo.

Llego a casa de mis abuelos. El entorno trae consigo la hogareña fragancia, cálida y tierna.

- ¡Preciosa! Me alegra verte. - Expresa mi abuela para después abrazarme (Nota del autor).

- Estoy feliz de verlos. ¿Alguna novedad? - Conforme nuestro diálogo se desarrolla, alcanzo a ver una pequeña bola de pelo, de tres colores, una gatita calicó, escondida bajo la mesa.

- Ahora tenemos a esta criatura. - Responde mi abuelita, visiblemente molesta. - El necio de tu abuelo insistió en traerla a casa, no creo acostumbrarme a ella.

- Se ve tímida. - Apunto a comentar, y me atrevo a responder a su negativa. - Vino a cambiarles su modo de vida, tarde o temprano vas a acostumbrarte, incluso vas a quererla.

- Lo dudo. En fin, no pensemos en eso ¡Estamos aquí para pasarla bien! Pasa a comer. - Mientras cenamos y de forma totalmente natural pasamos a hablar sobre la ciudad, los vigilantes y lo necesario que es Spiderman.

- Spiderman era de los pocos que hacían algo por este lugar, no puedo imaginarme un lugar sin el superhéroe.

- ¿Sabes que necesitamos? Policías buenos, reclutas jóvenes. - Añade mi abuelo, el tono que está tomando esta conversación me incomoda un poco.

- Como sea, nada se comparaba a lo que hacía Spiderman, o algún otro justiciero.

- En un futuro habrá uno. Eso es seguro. - Sin pensarlo mucho, hago alusión a Miles, nuestro futuro Spiderman. Pero solo logro que ambos crucen algunas miradas antes de volver a dirigirse a mí.

- ¿Cómo es qué estas tan segura? - Pregunta mi abuelo. Tengo que disimular.

- Es Nueva York, hay mucha gente que podría tomar su lugar con sus excentricidades, supongo, la verdad no sé bien.

- Tal vez... - Contestaron.

La tarde transcurre con normalidad. Aprecio mucho la compañía de mis abuelos, pero, no puedo evitar preguntarme qué es lo que está pasando con Miles. Espero todo esté bien, también espero que Gwen esté bien, que ya haya regresado a su dimensión.

 Entro de vuelta a mi ¨hogar provisorio¨ Rebecca sigue fuera por alguna razón. Aprovecho para ver por nuestra ventana, en busca del cielo pintado por los colores del ocaso, que siempre es un placer de admirar.

¿Qué es eso que va por ahí? Es Miles. Va trepando por el edificio contrario. Creo que pertenece a una empresa inmobiliaria, o algo así. Grito para llamar su atención.

- ¡Miles! ¿Qué haces aquí? Que sorpresa, pensé que estabas más lejos.

- ____ (Diminutivo)

- Digo, pensé que llegarías más tarde y eso.

- ____...

- En plan, fue muy rápido ¿no? Imaginé que seguirías con... - Soy interrumpida al escuchar su voz desde lejos, alzando un poco más la voz de lo usual, que bueno porque no estaba escuchando muy bien.

- ____. Mira, estoy en algo importante ahora mismo, y tengo que irme a... - Toma una pausa mientras mira a otra dirección, como si eso evitara que viera su rostro afligido. - Tengo que irme a demostrar de lo que soy capaz, que puedo con esto. Han pasado muchas cosas malas, pero tengo que hacer lo correcto, por más que me dé mucho miedo. - ¿Qué pasó? No lo sé, y no sé si sea buena idea preguntar. Dejaré de lado los detalles por este momento.

- Entiendo, pase lo que pase, sé que lo harás genial.

- ¿Qué harás tu? - Vaya pregunta ¿Lo hizo con la intención que realizara un análisis introspectivo a mi corazón y motivos? ¿Qué haré yo?

- Aún no lo sé.

- Bueno, entonces también te deseo éxito. Nos vemos ___.

- Adiós Miles.

(Nota de autor: El diálogo establecido entre la abuela, abuelo y protagonista es realizado en lenguaje de señas, pero interpretado a un diálogo en español común y corriente).

You're A Sunflower //Miles Morales x Reader (OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora