Cap. 10

3.6K 310 20
                                    

   Narras

 La respuesta de cualquier persona sería no. Alguien como yo, débil y conflictuada en mi propio propósito no podría tomar un puesto tan importante. Es la triste realidad, tal vez jamás pueda hacer aquello que tanto anhelo, vivir esas increíbles aventuras por mi cuenta en beneficio de los demás, son solo fantasías. Mis imaginaciones no terminarán siendo más que escapismos de mi rutina fastidiosa.

Pero, en realidad, la vida no es tan mala, aún tengo a dos personas a las que puedo cuidar con todas mis energías, mis abuelos. Aunque otros miembros de la familia colaboran constantemente de diferentes maneras, tengo la sensación que en un futuro solo seremos ellos y yo, tanto así es mi presentimiento que hace mucho me solucioné a no darles más problemas. También, tengo que pensar en un trabajo estable, y en una solución a los próximos gastos, no me queda mucho tiempo. Por ahora todo ha ido bien, ellos son felices y con eso estoy conforme. A propósito, hace mucho no hablo con ellos, debería llamarlos. Tomo mi teléfono y empiezo una videollamada, esperando que mi abuelito recuerde sus clases de llamadas y mensajes (Otorgadas por mi) y pueda contestar. Después de unos segundos lo hacen, lo primero que veo de ellos es un ángulo muy poco favorecedor, acompañado de una expresión confusa, después de ello acomodan la cámara un poco, y finalmente puedo ver sus rostros.

- ¿Qué tal, pollito? ¿Cómo va todo?

- Hola chicos. – Espero no sonar muy desganada, al menos, espero que no lo noten. – Estoy bien gracias ¿Están en casa?

- ¡Ah! Claro que sí ___. Puedes venir en cualquier momento. – El tono divertido de mi abuelo me hace sentir en casa, como esa niña que, al no poder dormir acudía a su consuelo, para después no parar de reír con sus ocurrencias. Por esta razón no puedo evitar sonreír.

- Perfecto, voy para allá en... media hora ¿Está bien?

- Estamos aquí las veinticuatro horas, así que sí.

- Gracias abu ¿Está por ahí mi abuelita?

- Oh, claro, te la paso. - Veo los movimientos toscos de la cámara, me preparo y dejo mi teléfono en mi escritorio para tener movilidad y que se me vea mejor. Veo el alegre semblante característico de ella, con una sonrisa llena de emoción. Nos comunicamos por un tiempo, y, algo que puedo destacar es la bondad con que me trata, siempre diciéndome que soy una niña muy bonita, aprecio tanto el esfuerzo que hace por hacerme sentir bien.

Pero, no todo son cosas buenas, me entero de un dolor en su rodilla, me ofrezco a llevarla a revisión, hace mucho que ella y yo no salimos. Por lo que es una increíble oportunidad para pasar más tiempo juntas. Pronto la llamada acaba, y Rebecca entra.

- Hola. – Saludo en silencio.

- ¿Ya acabaste? – En cuanto entra a la habitación, prende su computadora y se sienta, resignada.

- Casi casi, pero no voy a estar, voy con mis abuelitos. – Rebecca únicamente suspira, en exasperación, tal vez piensa que no estoy dándole la respectiva importancia a nuestra educación.

- Más te vale ___.

- Voy a tener todo muy bonito y listo. – Ella simplemente no responde, ahora soy yo quien suspira. – Deberíamos salir nosotras también ¿No? - Becca deja de escribir por un momento.

- Escucha... Puede ser.

- Rebecca, no pienses que no me importa el trabajo.

- Y tú no pienses que no me importa otra cosa que no sea el trabajo. – Después de esto, ambas nos quedamos sin palabras. El silencio se hace más estruendoso con cada segundo, pero siento que no puedo salir de la habitación, solo estoy dándole la cara a la puerta.

- Me importas mucho ¿Si, ___? (Diminutivo de nombre) Me importa nuestro futuro, lo que quieras hacer con él. – Por el momento, no tengo una idea clara de que hacer, en este lugar eso es un gran problema, aquí todos los niños parecen amanecer con una visión exacta de sus aspiraciones a futuro. Solo necesito un poco más de tiempo.

- Gracias Becca, no tienes por qué preocuparte. Estaré bien.

- Estarás bien, solo cuida tus prioridades.

- Lo haré.

- No pases tanto tiempo con tu novio, me da mala espina.

- ¿Novio?

- Ya sabes a quién me refiero. – Mi mente cae en cuenta de las palabras de Rebecca. Y doy la vuelta para verla a la cara, una expresión de travesura en su rostro.

- ¿Miles? – Rebecca solo sigue escribiendo, con una sonrisa maquiavélica. Digo, es el único amigo que tengo aparte de Rebecca, no es como si realmente hablara con muchas personas.

- Tú lo dijiste, yo no. En fin, si lo ves, dile que ya se apure, le mandé el documento para que lo edite.

- No es gracioso, y tampoco voy a verlo. Tengo que ir a ver a mis abuelitos, y me estoy atrasando.

- Pues vete ya.

- Ya me voy, bye.

- Me los saludas. – Sonrío.

- Claro que sí. Bueno, adiós. – Salgo del cuarto y cierro la puerta.

Rebecca es buena chica, sus estudios lo son todo para ella, y, a pesar de sus pesados chistes y burlas sarcásticas en los peores momentos, es mi mejor amiga. Pero no entiendo porqué tenía que mencionar a Miles como mi novio. 

 Dejando de lado el ahora sensible tinte romántico de sus palabras, no digo que no sea un chico lindo, pero ¿Y si solo es su apariencia? No quiero volver a dañar mi integridad de esa manera. No quisiera que mi experiencia pasada fuera inútil. Es tan difícil conocer a alguien, nunca sabes si realmente piensa en hacerte daño. Aunque, él se ve honesto, un poco raro al principio tal vez, pero en su extrañeza también se me ha revelado su mayor vulnerabilidad, inclusive su mayor secreto. Ahora los papeles podrían estar inversos, él podría pensar que busco hacerle daño, sé la identidad de Spiderman, espero no transmitir una idea errónea en él, todo este tiempo solo he querido ayudarlo, espero se de cuenta de ello. 

You're A Sunflower //Miles Morales x Reader (OC)Where stories live. Discover now