Capítulo 16

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Las personas a nuestro alrededor hacían una buena postal de aquel momento, con los niños saltando de aquí para acá, algunos adultos ejercitando y otros más pasando el rato como lo hacia yo con Julianne, sentadas la una junto a la otra, con nuestros muslos en contacto y su risa boba haciendome cosquillas en el oído. No podía ser mejor.

-No te he visto con tus amigas estos días.- dijo con cautela despues de dar un mordisco a su hamburguesa.

En cambio yo tomé un poco de agua evitando su mirada, me sentía avergonzada.

-No sé si aun somos amigas.- y era verdad ¿querrían ellas seguir a mi lado?

-Seguro pasa pronto, al final solo son discusiones sin importancia.- sonrei pues sin querer se habia manchado el labio inferior y la hacia ver graciosa.

-¿Qué?- me miró confundida ladeando la cabeza y me eché a reír. Era adorable.- ¿Soy tu bufón?

Asenti sin parar de reir y ella fingió molestarse. ¿No era mona?

-Ya va, tiene algo en el labio.- volteo los ojos y comenzo a pasarse el dedo por los labios sin ningun cuidado. Sólo consiguió correrse el labial que aún luchaba por permanecer en sus labios.

No lo pensé mucho cuando comence a acercarme con mi mano a su rostro, pasando mi dedo por el contorno de su labio inferior. Era tan suave como lo imaginaba y de cerca, incluso con el lapiz labial corrido, se veian más apetecibles. Volví a mirarla a los ojos cuando noté que aguantaba la respiración y sólo así tomé conciencia de lo incomoda que podía ser la situación.

-Lo siento.- Julianne me miraba con una sonrisa incomoda y me lo reprochaba.

-No, no, está bien.- soltó una pequeña risa dejando su comida a un lado para acercarse más y subir las piernas de costado.

Me acomode también en la misma posición mirandola con mi mano apollada en mi mentón. Estabamos tan cerca que parecia que compartiamos un gran secreto, quizá sí.

-Tienes lindos ojos.- soltó y mis mejillas comenzaron a cosquillar.

Sonreí meneando la cabeza.

-Es verdad, son tan oscuros que parece que no tienes pupilas.- su mano roso mi pómulo barriendo un mechon suelto que obstruia su contemplación.

-Los suyos son mucho mejores.- le contesté.- Como reflejos de cristal.-

Y lo eran, me veia en ellos pero a ella no.

En respuesta chasqueo con su lengua y, como algo normal entre las dos, palmeo mi muslo.

-Ya deja de tratarme de usted.- 

-No queria incomodarla.- abrió de más sus ojos y me miró con las cejas elevadas.- Vale, no quería incomodarte.-

Negó meneando la cabeza y termino tomando la botella de agua que aún sostenía entre mis piernas.

- Sí me incomodaras no estariamos aquí  ¿no?.-

¿Y por qué estamos aquí Julianne?

- De hecho.. me preguntaba si tenias algo que hacer el fin de semana.- la escuché decir con una rapidez casi torpe y un nudo se formó en mi vientre.

- No, ¿por qué?.-

Dio un sorbo a mi botella mirandome fijamente. Me leía como a un libro abierto y era casi cínico. Me veía y yo a ella no, en una desigualdad atrapante que me hacia querer huir.

- Quizá podemos ir por un café.-

En el fondo su tono me molestó, tan desinteresado que un 'no' por respuesta le daria lo mismo. Aunque su expresión era distinta y me hablaba con calidez, 'vez, vez, vez'.

- Claro.- me sonrió y finalmente volvió a retomar su comida.

Si fuera más fuerte podria resistirme a la tentación y quizá trataria de no verme tan sumisa, aceptando cada petición como una orden. Diría que no y esperaria a que insistiera para terminar por aceptar con desgano, como si no fuera a beber cada palabra que me regalara, como si no fuese a cambiar cualquier cosa en mis días con tal de estar algunos segundos a su lado.

Pero si jalaba demasiado fuerte la cuerda entre las dos terminaria por romperse y estaba segura de que yo sería la unica en caer.

-Dame tu número.- era prácticamente una demanda para mí.

Sus dedos se movieron ajilmente por la pantalla brillante del movil, con una costumbre que no parecia propia de ella.

Y, tan pronto como mi nombre formo parte de una extensa lista, mi teléfono sonó en el bolsillo de mi pantalón.

'Hola:)'

Me reí y ella se unió a mí.

- Te llamaré el sábado por la tarde, no me dejes colgada.- me exigió y mi corazón latía de excitación.

El camino de regreso a la universidad fue más movido. Julianne taradeaba mis canciones adueñándose de ellas y yo la observaba embobada y estaba segura que en ese preciso momento, si la pelirroja notara mi mirada posada en ella, no necesitaría más para adivinar mis sentimientos.

Y ese simple hecho lograba perturbarme. No sabia en que momento todo habia alcanzado tal magnitud, sin retorno alguno.

La miré una ultima vez, con un revoltijo de alumnos entre nosotras, nos perdimos cada una entre los pasillos confidentes que pronto comenzarian a cerrarse en mis alrededores demandando respuestas a mis suspiros y añoranzas. 

Aunque por ahora los único que podía ofrecerles era la promesa al aire de un encuentro lejos de sus alcances.

Gracias por sus mensajes.
Buena vida.

Cold CoffeeWhere stories live. Discover now