Capitulo 13

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El domingo paso en un parpadeo, después de pasar gran parte de mi noche pensando en lo que debía hacer, lo que debía decir y lo que necesitaba enfrentar, mi cuerpo se termino de rendir ante el cansancio y el dolor de cabeza.

El lunes por la mañana la rutina me abrazo de nuevo, sin quererlo todo me envolvía en una gran ola de miseria propia y mis pies me arrastraban a donde debía estar, a lo que debía hacer. Cuando las puertas de la universidad no estaban sino a un par de pasos, recordé a Bree y a Hannah y una incomodidad me embargo el cuerpo entero. No sabia que hacer, sobre todo porque tenia tiempo sin tener que ir detrás de nadie y lo único que tenia claro es que les debía una disculpa.

Mis pasos eran lentos y poco seguros pero no quería postergar nada. Empuje la puerta del salón de clases y levante la cabeza mirando a mi alrededor, Hannah me miro y sonrió, no como antes, no como una invitación a acercarme, pero sonrió y ya era algo.

La cosa es que jamas fui buena en pedir perdón.

Camine a mi asiento mientras la miraba escribir algo en su teléfono, seguro a Bree o aquel chico que esta conociendo. Lo deje estar y me concentre en las clases que venían. Y para la mitad del día, cuando tenia una hora libre para almorzar, al despegar mi vista de mi libreta, Hannah ya estaba saliendo del salón. Lo entendí como una invitación a tomar mi propio camino. Así que a pasos lentos me fui alejando.

Leí el mensaje de Colin donde me avisaba de su visita al café esta tarde y una pequeña mueca se formo en mi rostro, pero seguí caminando esquivando a las personas que pasaban en los pasillos.

Me perdí entre las puertas de la biblioteca y me pude ver perdida ahí el resto de el día, ¿estaría mal?. Llegue al ultimo espacio de la sala de lectura, el único rodeado por mas estantes, era casi acogedor, casi, porque entre tanto silencio te sentías asfixiar. Pero las letras pasaron, unas lentas y a su tiempo y otras deprisa y sin tiempo, en una carrera larga y tendida por ver cual terminaba por tomarme. Aunque todas parecieron echarse para atrás en el momento en que la sentí tocar mi pierna y fue brusco verla frente a mi cuando creí lograr dejarla fuera de mi cabeza. Pero estaba ahí, con una sonrisa cálida enmarcada por sus labios rojos y sus ojos viajaban de un lado a otro antes de por fin posarse en mi.

-¿Por que estas tan sola?- Su cabello rojizo enmarcaba su rostro y se miraba preciosa.

- Lo necesitaba.- deje el libro caer sobre mis piernas y le sonreí esperando que me respondiera, quizá, con esperanza de que quisiera sentarse a mi lado y con suerte quedarse ahí.

- En un muy buen lugar, por lo visto.- Se inclino hasta mi y tomo el libro entre sus manos, ¿era siempre tan delicada para sostener las cosas?

Sonrió como si me diese su consentimiento y con una rápida mirada alrededor, se sentó a mi lado y su aroma me impregno por completo. No sabia que decir. Me miro y veía la duda en sus ojos, eso era distinto.

-¿Quieres hablarme de algo?- su pregunta me sorprendió pues entre nosotras no había ninguna complicidad y mucho menos confianza alguna.

No conteste pero en mi rostro se podía leer la confusión. Esperaba se explicara, pero, en cambio, se inclino sobre su asiento, su mano se poso sobre mi rodilla y sus dedos comenzaron a trazar círculos imaginarios sobre ella ¿que era esa calidad sensación en mi vientre?

-No estés nerviosa- regrese mi vista a sus ojos y un nuevo brillo parecía apropiarse de ellos,
¿O era solo yo?

-No, yo no..- pero las palabras se perdían en mi cabeza embriagada por el movimientos de sus dedos.

Me sonreía y ahora el silencio parecía llenarse.

-¿Por que esta aquí?- Mi voz titubeaba al salir por miedo a romperlo todo.

Se encogió de hombros y detuvo sus dedos, su mano hizo su camino sobre mis piernas con ligeros roses hasta llegar al libro sobre ellas, y tomo, como si este acto fuese normal entre las dos, mi mano entre las suya.

-A veces no sabemos que necesitamos hablar.- Ella ya no me miraba, pero tampoco importaba, estaba muy ocupada reteniendo mi respiración para hacer otra cosa que no fuese temblar.

Solté un suspiro cuando giro mi mano y comenzó a jugar con mis dedos, como una pequeña niña.

-No estoy lista.- las palabras salieron por si solas y no fueron mas que un susurro.

Su mano dejo de jugar con la mía para unirse entre ellas. El calor de su mano solo hacia aumentar la calidez en mi vientre.

-Cuando lo estés, estaré ahí.- Nuestros ojos se encontraron y me sonrió ligeramente antes de levantarse y jalar mi mano para que hiciera lo mismo. -Ahora tenemos que ir a clase.- Me dijo con una mueca que me enterneció enormemente.

-Pero no me toca clase con usted.- ella rió.

-Al menos de que mi horario este mal, creo que si te toca.- mi mirada se dirigió al reloj en la pared y por cada segundo marcado ahí mis mejillas se sonrojaban un poco mas. ¿Como habían pasado dos horas?

Julianne comenzó a caminar y me llevo con ella, soltando mi mano antes de salir de los estantes que nos rodeaban. Sentí entonces la falta de su tacto pero el cosquilleo aun estaba presente.

La vi adelantar el paso hasta dejarme atrás, como la ultima vez. Mire a mi alrededor pero solo un par de chicos estaban en las ultimas mesas de estudio, todo era tan silencioso que cada paso parecía resonar fuertemente en todas las paredes, mis pasos con los de Julianne, nuestros pasos que se unían a un mismo ritmo, lento y conciso, pero pronto solo fui yo y el sonido se hizo cada vez mas aplastante. Horrorosamente desequilibrado.


-Buena vida.







Cold CoffeeWhere stories live. Discover now