~10: Un reino, un deseo y dos corazones.

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Atravesaba uno de los pasillos que mi castillo poseía, mi dirección era marcada y resultaba ser la sala del trono donde allí me escarba la corte para disputar los temas más importantes de la actualidad. No iba solitario pues a mi costado caminaba mi fiel compañero, Pyroar. Iba ser un ajetreado día pero era mi responsabilidad atender a los nobles, mi pueblo y los pueblerinos que habitaban en él. Después de haber caminado unos cuantos minutos di lugar a la gran puerta, aquella que al atravesarla se encontraba ella enorme sala del trono.

Con una pequeña fuerza arrastré aquellas puertas un tanto pesadas dejándome observar a todos los nobles, caballeros, clérigos y fieles sirvientes esperando mi aclamada llegada. Posé un pie en el interior de la sala, a fruto de aquella acción comenzaron a sonar sus voces con la intención de comunicarme las noticias del día, tanto las malas como las buenas. Pero lo único que consiguieron fue formar un gran barullo dónde solo pobres voces se peleaban por tomar la palabra.

—Basta. —dije al momento, todo cesó.

Retomé mis andares con la intención de llegar hacia los ventanales, aquellos grandes ventanales decorados con grandiosas y explendidas cortinas de tono rojizo. Aún desprendían ese olor que poseyeron en su antiguo domicilio, en su momento tuve que tomar la decisión de construir un nuevo castillo y derribar el anterior, ¿La causa? Humanos. Jamás comprendieron que la belleza de este mundo debía permanecer para siempre, y, si nos aliábamos todo podría conservarse tal como se presentaba actualmente.

Ellos solo deseaban avanzar y avanzar, destruyendo bosques, dañando la naturaleza, desalojando indefensos Pokémons de sus hogares, esclavizándolos e inclusive usándolos como objeto de burla. Despreciable. Había demasiada injusticia en el mundo donde vivíamos, por ello temía que en un futuro todo se tornase mayor a lo que sucedía. Afortunadamente mi corte ya trabajaba en un arma para exterminar a toda la inmundicia que habitaba nuestro planeta. Como dije, la belleza debía permanecer intacta.

—Soy conocedor de la situación que se nos presenta, la guerra aclamada y los centenares de pueblerinos cansados de tantas mentiras. —hablé admirando el poblado.

Mis dedos pasearon levemente por aquel cristal tintado, no me demoré mucho en girar mis extremidad para contemplarla. No había suciedad alguna, como debía ser. Miré a mis principales sirvientes quienes se presentaban en la postura correcta, exceptuando uno, Sycamore. De todos mis criados era el único hombre formado, el resto eran mujeres.

—¿Quién fue el responsable de limpiar los ventanales? —cuestioné.

Observé cómo Sycamore volvía a colocarse derecho, él no fue el responsable. De haber sido el causante de aquel brillo que gobernaba los enormes ajimeces aún continuaría con la limpieza; no era un hombre muy rápido en las tareas, pero sus resultados siempre fueron satisfactorios. Sorprendido me hallé, el motivo fue, ninguno respondió mi cuestión.

—¿Quién limpio los cristales? —dije serenando mi rostro.

—F-Fui yo mi señor.. Discúlpeme, no me dio tiempo a acabar todo. —habló Sycamore.

En mi no gobernó la sorpresa, temía bastante que fuese él quien limpió los ventanales, pues como anteriormente os mencioné, aquel hombre continuaría su tarea. No le tomé más importancia. Decidí encaminarme a mi imponente trono, donde en un futuro no solo sería de un rey, sino de un salvador. Durante mi camino pedí a mis nobles informarme de las noticias, afortunadamente todas fueron música para mis oídos.

—Las cosechas aumentan su ritmo y cada vez hay más niños para educar en el nuevo mundo, mi rey. Conseguimos nueva mercancía y sobre todo grandes aliados para su sueño —notificó Xerosic con esperanza.

—Es como debe marchar —refuté parando frente a mi trono— continúen sus tareas, pueden marchar. —ordené.

Comencé a escuchar aquellos pasos dando a entender que se alejaban catando mi limpia orden. Ladeé mi cabeza observando cómo aquellos humanos se alejaban hacia la salida. No tardé en cortar su acción ordenando a Sycamore que alargase un poco su estancia a mi lado. Después de aquello me senté sobre mi trono adoptando una cómoda postura, apoyé mi brazo mi cómodo trono. Allí mi cabeza comenzó a reposar sobre los dedos, mientras, mi mirada contemplaba al sirviente parado a incontables metros.

—Ven. —ordené.

Cerró las grandes puertas. Acto seguido su anatomía comenzó a acercarse hasta el lugar de mi posición. Cuando finalmente llegó mis extremidades tomaron su anatomía, concretamente sus caderas; deseaba examinarle. Deseaba tocarle. Le deseaba bajo mi poder, mucho más de lo que ya vivía. De un movimiento ocasioné que su cuerpo reposase sobre el mío.

—Tú comprendes mi amable plan de hacer permanecer la belleza de nuestro mundo.. ¿Cierto? —cuestioné.

—Sí mi señor. No me cabe duda alguna de que su plan dará fruto a un mundo lleno de paz. —habló indefenso.

Un penetrante silencio gobernó la enorme sala. Escuché la respiración agitada del azabache, lo que deseaba proponerle a Sycamore no era nada sencillo; pero sabía que aceptaría. Quisiera o no. Una de mis manos paseó por su cuerpo notando como temblaba levemente, eso fue fruto del roce de mi piel con la suya.

—No es un juego, ni una simple idea. Debemos cumplir y salvar a este insólito mundo carente de humanidad. Y tú, vas a acompañarme en mi reinado. —dije contrayendo Mía manos sobre aquella fina tela.

Con un tanto de suavidad le moví hasta poder ver su rostro, un rostro asustado. Su mirada me transmitía pavor por mi petición, pero también nacía un aclamante brillo en sus orbes. Sycamore siempre portó belleza. Una de mis extremidades le acercaron más a mi cuerpo, deseaba una respuesta de inmediato.

—Sí, mi señor. —asintió, noté como tragaba saliva.

No esperaba nada menos, sonreí por un lateral al ver que amablemente había aceptado mi petición. Acerqué mis labios a su delicada piel situada en su cuello, con un rápido y limpio movimiento decidí morderle incrustando un poco mis dientes. Si accedía a ser mío, todo de él. Todo.. Sería mío.

—Así comprenderás a quién perteneces. —rebatí relajando mis orbes, agarrándole con fuerza.

Definitivamente solté su anatomía dejándole marchar, con unos pasos se alejó con su mano reposando sobre el lugar del mordisco. Sabía perfectamente el daño que le había hecho, pero así podría aprender correctamente a cómo debía comportarse a partir de ahora a mi lado.

—Disculpe —asintió agachando su delicada cabeza.

Su rostro palidecía melancolía, algo que no llegué a comprender. Después de una pequeña reverencia se retiró volviendo a tomar dirección a la salida, por un momento miré su vestimenta con detalle. Aquel vestido le favorecía. Cansado del trono decidí levantarme siguiendo el curso de la alfombra hasta otro de mis ventanales; allí comencé a observar el poblado. Pronto todo volvería al lugar al que pertenecía, todo volvería a ser como el principio de los tiempos, viviendo en armonía, conviviendo y siendo civilizados. Conservando la belleza que nuestro mundo siempre ha debido de portar y jamas manipular. Pero esta vez, habría un rey.

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Y esto sería todo, espero que os guste ^*^

¿Qué os ha parecido? Si tenéis alguna idea no dudéis en comentarla, siempre serán recibidas ^^

Este OneShot ha sido idea de _TransBiKirumi ! Su idea me gustó mucho y como además fue el primero en comentar pues es el primero en salir. Espero que haya podido acertar con lo que me querías transmitir ;u;

¡Muchas gracias nuevamente! <3

Aquí la imagen completa por si la queréis uou

Pasaros por su perfil, tiene historias muy interesantes ouo

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