~7:Recetas para perder el control

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Me encontraba en mi café; desde hacía unas semanas, por la tarde me encargaba de él.. El motivo era más que sencillo, el profesor Sycamore siempre venía a tomar café a mi local justo a las cuatro en punto. Y deseaba verle con todas mis ganas; ese hombre me tenía muy enamorado, me tenía loco, si fuera por mi voluntad me declararía a su amor pero cada vez que le veía, parecía que me hubiesen reseteado. Mis sentidos se disparan y no parezco yo mismo.

Actualmente el local estaba vacío, el reloj marcaba las cuatro menos cinco con lo que él debería aparecer tarde o temprano. Comprobé más de una vez que, tanto la barra como mis mesas, estuviesen relucientes; quería que se sintiera de lo más cómodo en mi local. Los minutos se pasaban con demasiada lentitud, con intención de ignorar la hora estuve arreglando mi imagen más de una vez, todo debía estar perfecto para él.

Entonces sonaron las pequeñas campanillas, ya había llegado, miré directamente a la puerta. Era él. Como siempre portando esa bata blanca que le favorecía toda su anatomía; no pude evitar fijarme en sus preciosos ojos azules grisáceos, y por supuesto en esos bigotes que portaba. Ese hombre para mí era la perfección absoluta, mas me parecía de lo más adorable cuando ponía aquella sonrisa sincera.

—Bon après-midi Lysandre, ¿Cómo te encuentras? ¿Aún siguen enfermos tus camareros? —me cuestionó sentándose.

Siempre se sentaba en la silla que había frente a la máquina de café, aquel mueble incluso heredó su ligero olor; tuve que contarle aquella mentira sobre mis camareros pues no deseaba que sospechase. Me quedé unos segundos admirándole, tenía muy presente el hecho de que le estaba mirando demasiado tiempo pero me veía incapaz de quitar mi mirada de su rostro.

—¿Te encuentras bien..? —escuché.

Al momento me recompuse, carraspeé con fuerza donde acto seguido arreglé mi delantal. Aparté mi vista buscando una salida, pero claramente no encontré ninguna.

—Sí, emm.. Ellos siguen enfermos —hablé nervioso.

Me giré comenzando a preparar su tan reconocido pedido; café con leche con un poco de canela. Lo único que no sabía Sycamore era que de todos los clientes que recibía a las tardes, él tenía el privilegio de tener la figura de un corazón formado por la propia espuma del café. Pues yo tenía conocimientos de barista. Y solamente los utilizaba con Sycamore.

Después de formarle aquel corazón en la espuma me giré entregándoselo con suavidad; al momento me lo agradeció atrayéndolo a su presencia. Me detuve a mirarle el mayor tiempo posible antes de llamar su atención; su delicado olor a colonia invadieron mis fosas nasales. Por ende casi suelto un fuerte suspiro enamoradizo, pero pude controlarme.

—Aquí tienes —musitó entregándome el dinero que costaba aquel café.

—No, invita la casa —negué alejando el dinero.

—Desde que estás de camarero no he pagado nada de lo pedido, has estado invitándome a todo Lysandre —rebatió inocente— Déjame pagar al menos una —insistió.

Su mano se posó sobre la mía, al momento sentí un fuerte cosquilleo en mi estómago. Mi brazo temblaba a causa de la fuerza inhumana que estaba haciendo para no entrelazar mi mano con la suya; rápidamente hice perder la conexión llevando conmigo su dinero.

—Quédate el cambio ¿Vale? —escuché.

Tragué saliva; aquellos pequeños detalles generosos me hacían temblar. Metí el dinero dentro de la caja con un poco de rapidez, al girarme me apoye en la barra mientras le contemplaba disimuladamente. Él tomaba su café mientras leía lo que parecía ser un libro hablando de la evolución. Miré a mi izquierda divisando los macarons que únicamente poníamos cuando un cliente sobrepasaba los mil Pokedolares en su pedido.

Tomé un plato pequeño donde en él coloqué tres de aquellos pequeños dulces; uno de coco, otro de "rosa pétalo" y por último uno de caramelo. Con el plato en mano me acerqué entregándoselo, su rostro me transmitió la más absoluta sorpresa.

—P-Pero.. No sobrepasé los mil Pokedolares y.. es un postre muy caro —me rebatió confuso.

—Tómatelo como un regalo de cortesía —dije controlando mis nervios.

Me alejé antes d d poder coger un poco de color en las mejillas; volví a la esquina de antes. Su expresión al probar uno de los macarons ofrecidos me transmitió mucha alegría. Tenía un rostro que parecía estar muriéndose por el sabor; aquello provocó que mi anatomía se relajase. Quedándome como un estúpido enamorado; ya sólo quedaba que expulsase corazones por mi cabeza.

—Disculpe.. —escuché— Disculpe.. —habló alguien.

Sacudí levemente mi cabeza divisando a otro cliente frente a mí, de nuevo me había quedado anonado con Sycamore. De algún modo debía aprender a controlar aquello.. Después de pedirle disculpas al cliente, le tomé el pedido que constaba de más de cuatro tazas de café. De vez en cuando no podía evitar llevar la vista a Sycamore, viendo cómo seguía leyendo y degustando de los dulces. Escondía mis sonrisas haciéndome una autotortura. Finalmente pude terminar de preparar aquellos pedidos.

Me dirigí a la mesa de la esquina pues allí se encontraban mis clientes. De un vistazo miré a Sycamore. Cuando divisé su sonrisa siendo dirigida a mi ser, perdí el control. Me quedé tan embelesado mirándole que a causa de eso me choqué contra una de las mesas, obligando a mi cuerpo caer al suelo. Todas aquellas tazas que portaba en la bandeja fueron al pavimento, quebrantándose y rompiéndose en mil pedazos. El líquido ardiente recorrió el frío terreno, llegando a extremos indescriptibles. Al momento me levanté siendo ayudado por los clientes más cercanos que tenía.

—¿Se encuentra bien? —escuché.

—Estoy bien, estoy bien —dije, retorcí mi cuerpo pues algunos me estaban tocando.

Miré mi vestimenta la cual fue manchada por el café, por mis desnudos antebrazos presenciaba leves cortes a causa de aquellos trozos de cerámica. Sacudí mi ropa viendo cómo más trozos de cerámica caían al suelo; indiferente tomé dirección a la despensa. Esto que acababa de suceder, era una de las miles de escenas que había podido interpretar a causa de Sycamore. Cómo bien os dije, él me volvía loco.

Después de tomar la escoba volví al lugar, por el camino se cruzó Sycamore generándome un leve susto. Al haberlo tenido tan cerca sentí unos sudores repentinos al igual que unos fuertes e irregulares latidos; completamente fuera de mí por su presencia. Me sugirió ayudarme a limpiar y al momento se lo agradecí; durante la limpieza mi mirada se perdía por toda su anatomía, especialmente en sus manos, rostro y cabello. Tuve más de un impulso en abrazarle, besarle, cargarle en brazos.. Pero claramente y desgraciadamente, no podía.

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Y esto sería todo, espero que os guste ^*^

¿Qué os ha parecido? Si tenéis alguna idea no dudéis en comentarla, siempre serán recibidas ^^

¡Espero haber acertado con tu idea! Constaba de que Lysandre fuera el que estuviese completamente enamorado de Sycamore.

Esto ha sido sugerido por @YairZamora nun. Espero que te haya gustado /.

-Pasad por su cuenta, es un usuario muy amable y encantador nWn-

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